viernes. 29.03.2024

El acusado de agredir sexualmente a una menor de 16 años a la que, además, vendía marihuana ha negado los hechos, que ocurrieron hace un año en Santander y por los que se enfrenta a diez años y medio de cárcel. Ha asegurado que "jamás" ha hecho "nada" a la víctima, y cree que le denunció por "venganza", porque él no quería darle la droga que ella había ido a buscar a su casa.

Sin embargo, la chica ha asegurado este martes, en el juicio celebrado en la Audiencia de Cantabria, que cuando fue a "pillar" el cannabis al domicilio del joven -algo que ya había hecho con anterioridad- él le dijo que se quedara "un rato", que le "echaba un polvo".

La menor, que permaneció unos diez minutos en el piso, se sentó en el sofá, y él la empezó a besar y agarrar. En un momento dado, ella se levantó, pero él la "volteó" y la tumbó sobre el asiento, poniéndose a continuación encima. Le bajó los pantalones (unas mallas) "de un tirón" hasta las rodillas y la "penetró" vaginalmente, sin llegar a eyacular.

La víctima ha admitido que se había "liado" y "besado" en anteriores ocasiones con el supuesto agresor, pues le "conocía" y se llevaban "bien", aunque "nunca" habían tenido relaciones sexuales, y ha asegurado que tampoco "quería" mantenerlas ese día con él. Ha precisado que cuando la agarró e intentó besar, se sintió "bloqueada", y en el momento en que la penetró "no sabía qué hacer".

Así, aunque intentó levantarse, no pudo, debido a la "fuerza" de él y a la "presión" que ejercía sobre ella, por lo que optó por "escupirle" a la cara, tras lo cual él la llamó "puta" y la echó de su casa.

"Agobiada", la víctima salió a la calle "llorando", donde la esperaba una amiga suya con la que había quedado y a la que contó lo sucedido. También se lo relató a la que entonces era su mejor amiga, primero por teléfono (llamada y conversación de WhatsApp) y en persona después.

Y sobre las dudas que tuvo tras presentar la denuncia y la posibilidad de retirarla, ha explicado que no fue por los hechos en sí, sino por las consecuencias, ya que en su entorno (grupo de amigos) "dudaban de mi palabra". "No podía salir a la calle tranquila", ha expresado.

La chica, que tenía novio y los días anterior y posterior a los hechos mantuvo relaciones sexuales "consentidas" con otro chico -no con su pareja- ha indicado que en el momento de la presunta agresión no notó "nada", pero sí "después", cuando al andar sintió "dolor" en la zona genital.

De la droga, ha señalado que ese día quería comprar "10 o 15" euros de marihuana al acusado, al que debía 5 euros más, y ha asegurado al respecto que le pagó. Un extremo que ha negado él, que ha ofrecido una versión distinta de unos hechos por los que estuvo en prisión preventiva durante casi tres meses, hasta que obtuvo la libertad provisional con la prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima.

DENUNCIA POR VENGANZA

De acuerdo con el relato del chico, cuando la menor fue a su casa a por droga -que era de su madre, y que él "nunca" le había dado, sino que la cogía ella- se besaron y ella se sentó encima de él, y le levantó la camiseta, pero "no se bajó ningún pantalón".

Tras asegurar que "jamás en la vida" había tenido relaciones sexuales con ella, ha proseguido que ese día siguieron besándose y tocándose, hasta que se tumbaron en el sofá y la menor le dijo "para, para, que tengo novio".

Ante esto, él le afeó que le hubiera hecho esto mismo en otra ocasión, por lo que la llamó "calienta pollas" y la echó de su casa, sin dejarle coger la marihuana. Y precisamente por esto último cree que la chica le denunció, por "venganza", ya que se fue "enfadada".

Preguntado por cambios en su versión de los hechos, el acusado lo ha achacado a que en su día declaró "nervioso" y, además, "bajo presión" de la Policía Local, que le recomendó -ha dicho- que manifestara que le había dado de fumar marihuana a la menor para evitar "problemas". "Ese mismo día me dicen que diga que yo he matado a Manolete y lo digo", ha aseverado.

TESTIGOS

En el juicio, celebrado en la Sección Primera de la Audiencia Provincial, y que ha quedado visto para sentencia, también han declarado como testigos varios amigos de la víctima y acusado, que han corroborado que la menor fue a casa del presunto agresor a comprar marihuana, y que salió de la vivienda "llorando" y "muy nerviosa", manifestando que él la había "violado".

Así lo ha expresado la amiga con la que había quedado, que no dudó "en ningún momento" los hechos en cuestión, pues vio "muy mal" a la víctima. Sin embargo, la que entonces era su mejor amiga, con la que habló por teléfono y quedó más tarde, si bien la creyó en un primer momento -en el que la vio "agobiada"- dudó más tarde de su versión, por "cambios" en el relato y aspectos que a su juicio "no cuadraban".

Entre otras cosas, ha indicado a modo de ejemplo, varió la forma en que había ido a casa del procesado, o la manera en que sucedieron los hechos. A esto se suma que la menor se planteó retirar la denuncia. Todo ello hace que esta testigo piense que sí pasó algo, pero que no hubo penetración.

Además, en su opinión, la víctima en los días siguientes no estuvo como "está una persona a la que han violado", que está "mal", "deprimida" y "no tiene fuerzas para salir". "No la vi destruida", ha remachado, antes de asegurar que en la jornada posterior la denunciante mantuvo relaciones sexuales en su casa, con otro chico que no era su novio, extremo que ha corroborado el joven en cuestión, que ha afirmado que se acostó con ella y la penetró el día posterior, y también el anterior a lo ocurrido.

LESIONES Y TRASTORNO

Por su parte, los peritos han indicado que las lesiones que presentaba la chica en la zona vaginal -una contusión y pequeña erosión- son "compatibles" con el tiempo transcurrido desde que manifestó que habían ocurrido los hechos, aunque el origen de las mismas "puede ser compatible" o no con lo sucedido, ya que es "más propio de un arañazo" hecho "con la mano". Además, los médicos forenses han apuntado que no presentaba "ninguna" marca extragenital, en brazos o piernas.

Y del tratamiento psiquiátrico que seguía, por un trastorno de personalidad previo, han precisado que la medicación que tomaba no induce a "fabular" o manifestar "ideas delirantes".

CONCLUSIONES

Tras la declaración del acusado, la víctima, testigos y peritos, las partes han elevado a definitivas sus conclusiones. Así, el Ministerio Fiscal mantiene que los hechos son constitutivos de un delito de agresión sexual y otro contra la salud pública de sustancias que no causan grave daño en su tipo agravado de suministro a menores de edad.

Por ello, solicita una pena de diez años y medio de cárcel, alejamiento y prohibición de comunicación con la víctima durante cuatro años e indemnización de 3.000 euros, al considerar que existen "pruebas más que suficientes" de lo sucedido y "divergencias nucleares" en la declaración del procesado, de quien no es "creíble" que la denuncia fuese por "venganza".

Por su parte, la acusación particular, que ejerce el padre de la menor, reclama para el acusado seis años de prisión, ya que únicamente le acusa por el delito de agresión sexual y no por el de tráfico de drogas, y una indemnización de 5.000 euros, así como orden de alejamiento. Este letrado defiende la narración "lógica" y "verosimilitud plena" de la víctima.

Mientras, la defensa solicitad la libre absolución, al considerar por contra "creíble" la versión de su patrocinado, que en el derecho a la última palabra ha dicho que "jamás" ha hecho "nada" a la víctima.

El acusado de violar a una menor a la que vendía marihuana ve “venganza” en la denuncia