jueves. 28.03.2024

China lo tiene cada día más claro, el comercio es el camino del progreso y del crecimiento. Así pues, el Gigante Asiático quiere emular el éxito que tuvo el Imperio Romano con sus calzadas, con las cuales vertebró todo el imperio por razones no solo militares, sino también económicas, llevando la prosperidad durante siglos allá donde llegó Roma. Para conseguir tal cometido, el presidente chino Xi Jinping anunció en 2013 la intención de construir, y en parte financiar, una gran red de infraestructuras que conecte Europa, Asia y África. 

Pero tal como reza el propio nombre del faraónico proyecto, nombrado como Nueva Ruta de la Seda, la inspiración viene de la antigua ruta comercial que conectó China con Europa y África pasando por numerosos países en pos de intercambiar el valioso tejido conocido como seda, además de otros muchos otros bienes. La diferencia, es que el macroproyecto que pretende involucrar a 68 países que representan el 65% de la población mundial y un tercio del producto interior bruto mundial, es mucho más ambicioso que su predecesor.

En este sentido, el plan nombrado ya por algunos expertos como “El Plan Marshall del Siglo XXI”, tendrá un coste estimado de casi 1 billón de dólares, cifra similar al PIB anual de España, que hace imaginarnos la envergadura de la empresa. Con tal ingente cantidad de recursos, se pretende construir una red de aeropuertos, carreteras, vías férreas, puertos, oleoductos, gasoductos con tal de que las empresas chinas tengan acceso a mercados emergentes mientras se ayuda a muchos de éstos países a salir de la pobreza.

China y su “camino” hacia la hegemonía

Y es que, como ya vaticinó Napoleón Bonaparte: “Cuando despierte China, el mundo temblará”. Esta frase se hace cada vez más patente, dado que el gigante asiático parece destinado a relevar a Estados Unidos en su papel hegemónico, máxime con planes como la Nueva Ruta de la Seda. No en vano, China se ha sabido posicionar como primer exportador del mundo en términos absolutos, hecho que el gobierno de Pekín quiere potenciar permitiendo que sus tentáculos empresariales se expandan a lo largo y ancho del mundo afianzándose así como “la fábrica del mundo”.

No cabe duda que las compañías chinas han sabido aprovecharse de la globalización y de las nuevas tecnologías de la comunicación para vender a lo largo y ancho del mundo. Internet ha sido un gran aliado, ya que gracias a plataformas como esta para hacer páginas web, cualquiera puede vender productos en todo el globo.

Claro ejemplo de ello es la compañía Alibaba, uno de los buques insignia de la economía china, que a pesar de no ser tan nombrada como Amazon, es uno de los reyes del comercio electrónico. Sin ir más lejos, esta empresa fundada por Jack Ma, ha obtenido once veces más beneficios que la compañía de Jeff Bezos durante el primer trimestre de 2017, además ha logrado a lo largo de los años operar en numerosos países plantando cara a Amazon.

Un proyecto y una visión a largo plazo

En definitiva, el país asiático se propone liderar el progreso económico y tecnológico y ser el actor geopolítico más importante durante el siglo XXI con iniciativas como la Nueva Ruta de la Seda, también conocida como “One Belt, One Road” (una franja, un camino). Sin embargo, y aunque ya se han tomado pasos en dirección a completar dicho proyecto, como la remodelación del puerto paquistaní de Gwadar, hay expertos y naciones como EEUU, recelosos del plan de Xi Jinping. Tales fuentes no están muy seguras del éxito de la iniciativa china, especialmente por la situación de permanente inestabilidad en Oriente Medio y Asia Central, por donde se pretende construir el corredor comercial.

No obstante, el país más poblado de la Tierra se caracteriza por su visión a largo plazo y estima que el megaproyecto billonario será finalizado en 2049. Fecha especialmente escogida ya que coincide con el 100 aniversario de la fundación de la República Popular de China. 100 años en los que si éste país consigue ver terminado su proyecto, habrá conseguido no solo vertebrar su propia nación, sino el mundo entero, haciendo que todos los caminos conduzcan a Pekín.

Por nuestra parte, esperemos que la importancia de la comunicación con el resto del mundo esté en  la agenda de los políticos españoles y que el Corredor Cantábrico se convierta en una realidad pronto, tal y como ya se ha reivindicado en distintas ocasiones.

La Nueva Ruta de la Seda: Vertebra y Vencerás