martes. 23.04.2024

A lo que se pueda aplicar el VAR

El VAR o videoarbitraje pretende garantizar la pureza de un juego como el fútbol, evitando errores que deriven en un final del partido injusto. Esta es la clave: aplicar la tecnología en busca de la verdad. Caben las hipótesis de una adaptación futura de este invento a otros campos de la vida. Imaginemos un VAR para la política, para la economía o para  cortar el paso al ejército de injuriadores que hay en Twitter. Por ganas que no quede. 

El VAR me recuerda un poco al guión de El show de Truman, pero aplicado a todo lo que sucede dentro de un campo de fútbol durante la disputa de un partido. En la película, Jim Carrey interpreta a un ciudadano, Truman Burbank, cuya vida cotidiana forma parte de un reality televisivo al que los espectadores están totalmente enganchados. El Gran Hermano, que describe un mundo repleto de cámaras y micrófonos, se hace cada vez más real. Es evidente: vamos hacia un escenario en el que las tecnologías suplen la labor humana, y el tratamiento de la imagen se adapta, como en el balompié, a muchos aspectos de nuestro ocio y quehacer.

Hay tantas cuestiones a las que se puede aplicar el VAR, que es mejor no enunciarlas y esperar sentados a que el hecho se vaya imponiendo por si solo en política, economía, cultura, deporte o relaciones personales. Por culpa de las fake news o noticias falsas, vivimos un periodo que reivindica las pruebas para luego calificar determinados hechos, como si un penalti ha sido o no. Es chocante que el VAR se estrene precisamente en Rusia, un país acusado de desestabilizar a otros, entre ellos España, a través de Internet y las redes sociales. El gesto con las manos de dibujar en el aire la forma de una televisión se perfila como la nueva llamada social a la verdadera transparencia. Aquí gana puntos el VAR.

El gesto de dibujar en el aire una televisión se perfila como la nueva llamada social a la verdadera transparencia

Y es que la justicia deportiva instantánea, que supone esta nueva asistencia arbitral mediante el vídeo, se emite además por el medio global que es la televisión.  No le vendría nada mal a Twitter acompañarse de un VAR. Así podría sacar tarjeta roja a tantos injuriosos que provocan un terrible daño que no se cura. Si lo ves por este lado, no es mal invento. Las peores pandemias sociales son la mentira generalizada, las falsas promesas, la manipulación, el egoísmo, la envidia y la insolidaridad. Pensar que se pueda aplicar a todo esto un antídoto como el usado ahora por el fútbol, con sus pros y contras, genera expectativas si tenemos en cuenta que soñar es gratis.

Nuestra forma de convivir necesita aparcar shows y realitys para reordenar relaciones a todos los niveles. Las generaciones surgidas a partir de los años 60 no habíamos conocido tanto desorden mundial como el que percibimos ahora. Ello deriva en un hartazgo generalizado por lo mal que se hacen las cosas en determinadas materias que antes no eran un problema. La lista es larga: nacionalismos, separatismos, pobreza laboral, falta de oportunidades para los jóvenes, sin concreción ni soluciones en nada (paz, crisis, paro, emigración), a lo que se une la falta habitual de entendimiento hacia las decisiones tomadas desde el poder, ya que se adoptan en beneficio de grupos concretos y no de la mayoría.

Hay hartazgo generalizado por lo mal que se hacen las cosas en determinadas materias que antes no eran un problema

Las esperanzas llegan de los cambios, y ahora se barruntan muchos que van a afectar en mayor medida a la cuestión política y económica. Es un hecho que se percibe en la descomposición de los bloques geopolíticos y comerciales entre países que ayer eran aliados y hoy son tan solo amiguetes. Siempre nos quedará el deporte, porque es un hecho que sigue uniendo, y no muestra síntomas de agotamientos como sucede con otros asuntos trascendentales. Así será mientras tengamos Olimpiadas. Al igual que el Mundial de Fútbol está siendo todo un salvavidas para una Rusia muy cuestionada por su injerencia en la política interior de otros países, con fines además muy poco claros que están por investigar. El debate del VAR viene que ni pintado en medio de tantos disgustos en política internacional, nacional, regional y local. ¿En qué y quién creer? Dará más de sí en la medida que vayamos viendo que la moviola de los hechos se incorpora a otros campos diferentes al fútbol, en busca de la verdad que tanto necesitamos para reconstruir todo lo bueno que vamos perdiendo.

A lo que se pueda aplicar el VAR
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