jueves. 28.03.2024

El arte de ningunear a la Cultura

En nuestra sociedad la Cultura, salvo honrosas excepciones, no está bien tratada ni por muchos dirigentes políticos que consideran que las iniciativas artísticas o culturales son de segunda categoría.

El domingo 26 de noviembre apareció en un medio de comunicación regional una noticia que, de confirmarse, posiblemente constituya un hito, un punto de inflexión en el conocimiento de la Historia de Cantabria. En un lugar céntrico del núcleo urbano de la villa cántabra de Suances, en las inmediaciones de la iglesia parroquial ubicada en el área de influencia del barrio de la Gerra y la calle Quintana, unos restos aparecían durante el transcurso de las obras que se están desarrollando con el fin de construir un aparcamiento. Lo trascendental del suceso es que, si hace algunos años, fueron localizados elementos aislados que demostraban la presencia romana en esta localidad costera tales como restos cerámicos o monedas, en esta ocasión lo aparecido han sido vestigios arqueológicos estructurales que pudieran confirmar que el antiguo `Portus Blendium’ romano estaba localizado en este municipio del norte de la península ibérica, a partir de cuyo puerto el ejército romano logró completar la invasión de este territorio.

Siempre queda la esperanza alimentada por esa ciudadanía deseosa de expresarse, de compartir sus emociones con los demás

Pues bien, después de que durante la excavación se hicieran visibles los mencionados elementos y de que los primeros informes técnicos firmados por el arqueólogo Javier Marcos afirmaran que éstos pudieran constituir los únicos restos existentes de esta clase, el alcalde afirmó: “Prohibir la obra sería un problema ante la demanda de plazas de estacionamiento en la zona” y “el mantenimiento del hallazgo puede ser compatible con la realización de la obra”, así como “de momento la obra está paralizada, a expensas de buscar la mejor solución para todos, un término medio”. El regidor dejó claro, con sus declaraciones, las prioridades que tiene su equipo de Gobierno local, colocando al mismo nivel de importancia una infraestructura de servicios con un tesoro histórico. Es de justicia decir que la Concejalía de Cultura de Suances en concreto, con José Pereda a la cabeza, con mucho interés pone en marcha pequeñas actividades culturales que sirven de entretenimiento pero sorprende que, ante una aparición de este calado, la Alcaldía de este Ayuntamiento no le otorgue la importancia que merece; desconozco si se debe a un despiste o a que interfiere con una obra civil.

Por desgracia este hecho no es un caso aislado. En nuestra sociedad la Cultura, salvo honrosas excepciones, no está bien tratada ni por muchos dirigentes políticos que consideran que las iniciativas artísticas o culturales son de segunda categoría y que las partidas presupuestarias que se tienen que dedicar a ellas han de ser simbólicas para cubrir el expediente, ni por algunos medios de comunicación, ni por gran parte de la población pues en muchas ocasiones, tristemente, deja desiertos muchos actos. 

Aun así siempre queda la esperanza alimentada por esa ciudadanía deseosa de expresarse, de compartir sus emociones con los demás, o de perseguir el ideal de belleza que albergan las cosas más cotidianas. Y siempre habrá publicaciones o personas con responsabilidad pública que mantendrán viva la llama que nos enriquece como seres humanos. En el caso que nos ocupa, parece que un adoquín tiene el mismo peso en la balanza que una herencia milenaria.

El arte de ningunear a la Cultura
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