jueves. 28.03.2024

En julio de 2012 Charlie Craig y David Mullins acudieron a una pequeña pastelería de Lakewood (Colorado) para encargar su tarta de bodas.

"Estábamos muy ilusionados, teníamos que solucionar miles de detalles para finalizar la boda, pero ese día en particular era muy especial porque la madre de Charlie estaba en la ciudad, ella no vive en Colorado, y era su forma de participar en la preparación de la boda", contó David en una entrevista.

Así, la pareja acudió al establecimiento, llamado Masterpiece Cakeshop, con una carpeta repleta de ideas para su tarta.

"No tuvimos la oportunidad siquiera de abrir esa carpeta. En cuanto nos sentamos con el dueño, preguntó para quién era la tarta y, al decir que era para nosotros, nos dijo inmediatamente que no iba a hacer una tarta para una pareja gay", narró David.

"Hubo -añadió- un largo silencio, nos quedamos hundidos, nos habían avergonzado y humillado. Rápidamente nos recompusimos y salimos".

Al salir de la tienda, totalmente sorprendidos, la pareja y la madre de Charlie se metieron en el coche.

"Estábamos en el coche -narró la madre-, yo sentada en la parte de atrás, justo detrás de Charlie y, entonces, me di cuenta de que le temblaban los hombros y miré y me di cuenta de que estaba llorando. Como padre, quieres proteger a tu hijo, especialmente durante su boda, y lo último que esperas es ese acto de discriminación".

La situación vivida dentro de la tienda dio lugar a una batalla legal por la lucha de la igualdad de derechos en la que el cocinero, Jack Phillips, argumenta que cocinar para homosexuales va en contra de sus creencias religiosas.

Tras lo sucedido, la pareja demandó al cocinero por discriminación ante la Comisión de los Derecho Civiles de Colorado. Charlie y David ganaron el juicio, pero Phillips siguió recurriendo y el caso llegó en junio al Tribunal Supremo.

En documentos entregados al Tribunal Supremo, Phillips no se describe como un "pastelero", sino como un "artista de tartas" y afirma que sus pasteles son una forma de expresión artística. Así, asegura, este encargo atenta contra su libertad religiosa y su libertad de expresión.

"No se trata de tartas y bodas, se trata del acceso básico a la vida pública. Si perdemos ante el Tribunal Supremo, eso puede abrir la puerta a muchas formas de discriminación que han estado prohibidas durante mucho tiempo en nuestra sociedad, contra los afroamericanos, contra las madres solteras", subrayó David.

Ahora, el Tribunal Supremo de EEUU será el encargado de decidir cuál es el límite entre la libertad religiosa y la discriminación a los homosexuales.

El caso que confirma que sigue existiendo discriminación hacia los homosexuales