jueves. 28.03.2024

El talón de Aquiles del mundo

A la injusticia solo la frena los valores morales que bien apliquemos los hombres y mujeres del mundo. Los países más pobres tienen los mejores recursos naturales, pero son los ricos los que disfrutamos de los beneficios de la industria y la economía. Así se explican los millones de personas sin comida, sin agua, sin medicinas y con un dólar al día de ganancia. Hablar de objetivos para con ellos es caer en la ingenuidad de que la ONU acabará algún día con el principal problema de la humanidad como es el hambre y la muerte de niños indefensos ante las enfermedades.

Entre los que aparecen, Aquiles era uno de los más grandes guerreros de la Ilíada de Homero. Se le conocía como el de los pies ligeros por ser veloz entre los veloces. También se le consideraba invulnerable, salvo por la debilidad manifiesta que mostraba en sus talones. Así, cuando una flecha envenenada le alcanzó la parte trasera de uno de sus pies, adiós a Aquiles. Si recuerdo a este héroe de la Guerra de Troya es porque en estos días me he topado con los escalofriantes datos que llevan a la conclusión de que la deshumanización que atravesamos es nuestro auténtico talón de Aquiles.  Lo demuestran los 925 millones de personas que pasan hambre. Los 1200 millones que subsisten con un dólar al día. Los 11 millones de niños que mueren anualmente por enfermedades comunes. Y por los 114 millones de criaturas que no acuden a una escuela porque, sencillamente, no la tienen.

Nosotros, los pudientes, estamos a otras cuestiones. Nos lleva el tiempo Internet, las redes sociales y las noticias falsas. Trump prepara el terreno para verse con Kim Jong-un. Rusia no deja de enredar porque añora aquella época de dos bloques enfrentados como eran la OTAN y el Pacto de Varsovia. Europa solo sabe que no sabe nada. Aumenta la construcción de muros para separar aún mas el mundo rico del pobre, aunque la realidad sea que el planeta está hecho unos zorros. Repatea hablar de cifras y datos cuando los tienes que ofrecer de personas, niños, comida, techo, escuela y subsistencia. El fiasco político y económico que fue para la ONU no cumplir en 2015 con los Objetivos del Milenio, se resume en que nos definimos civilizados sin ser capaces de solucionar que cualquier habitante del mundo tenga cada día algo comestible que llevarse a la boca. 

El fiasco de la ONU se resume en no ser capaces de que cualquier habitante del mundo tenga que llevarse a la boca

¿Para qué perder el tiempo hablando de más Objetivos de Desarrollo Sostenible, y con el horizonte puesto en el 2030? Cuanto menos, me parece una falacia, pura demagogia y, por supuesto, hipocresía indecente, auque estas pretensiones vengan de la mismísima Naciones Unidas. Esto es lo que duele realmente: que los países del mundo hablen y acuerden que nadie pueda morir de hambre o por un simple catarro, y no lo cumplan. Puede que las ONGs no estén finas últimamente por determinados comportamientos, pero las necesitamos. Hay organizaciones ejemplares que se dedican a dar de comer, llevar medicinas, aportar médicos y sanitarios, y crear perspectivas de desarrollo para que sean cada día más los que puedan asegurarse una economía básica con la que salir adelante. Si no somos capaces de asegurar cuestiones tan elementales, sobra hablar de otras muchas cosas que nunca se van a cumplir. Pienso por ejemplo en la brecha digital. En el Cuerno de África no hacen falta ordenadores, lo que se necesita es agua potable.

Luxemburgo tiene una renta per cápita de 106.374 dólares mientras que la República Centroafricana, rica en agua, oro y diamantes, de 677

Nos autodefinimos como seres humanos y, entre todos, permitimos catástrofes y calamidades continuadas. De una vez por todas, debemos exigir a organismos, Estados y Gobiernos que cambien su inacción por hechos concretos. Pensemos en lo que ha sido la reciente crisis económica, y ahondemos unos instantes en lo que supone mal vivir para siempre. Las diferencias entre los países más ricos y más pobres no es que sean grandes, es que se pueden ya calificar de abismales. Baste un ejemplo.  Luxemburgo tiene una renta per capita de 106.374 dólares mientras la República Centroafricana de 677. ¿Cómo se puede ser el país más pobre de la tierra cuando posees abundante agua, minas de oro, cobre, hierro y diamantes? Pues por la avaricia, la injusticia y la corrupción. Luego nos extrañan los flujos migratorios, los Refugiados o el imán atrayente que supone vivir en cualquier lugar de Europa en vez de los puntos más pobres de África, Asia o Iberoamérica. Se levantarán muchos muros, pero caerán por el propio peso del talón de Aquiles que tienen las naciones ricas con sus valores elementales tan deteriorados y olvidados.  

El talón de Aquiles del mundo
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