jueves. 28.03.2024

Manchester, el valor de la vida

Que no nos hablen de religiones, no hay ninguna que justifique estos actos. Aquí se han cruzado todos los límites y empieza a ser tan habitual que nuestra sociedad corre el peligro de asumirlo como parte de una realidad.

Cuando uno recibe la noticia de sucesos como los de Manchester, 22 asesinatos, las informaciones hablan de muertos, es cierto que han fallecido, pero por un acto cruel, despiadado, salvaje que produce sentimientos de dolor, rabia y pena, aparece la incomprensión, que haya seres humanos con tanta maldad en el cuerpo. Lamentablemente, sólo nos queda desear que los cerca de 60 heridos se recuperen lo antes posible, y transmitir nuestra cercanía, nuestra solidaridad con esas familias que han sufrido el despiadado ataque de un asesino guisado con mando a distancia.

No hay nada más doloroso que la pérdida de un hijo y en estas circunstancias ese dolor aumenta exponencialmente

Asesinar a niños indiscriminadamente sólo puede estar en la mente de personas que han perdido todos los valores éticos, y todo sentido de la realidad. Qué han hecho esas personas para morir sólo por el capricho de un asesino que, y quizás ahí está el problema, no valora ni su propia vida, se autoinmola en nombre de una causa que nunca podrá tener justificación, simplemente por los medios atroces que usa. Que no nos hablen de religiones, no hay ninguna que justifique estos actos. Aquí se han cruzado todos los límites y empieza a ser tan habitual, que nuestra sociedad corre el peligro de asumirlo como parte de una realidad, como en una guerra se asumen los muertos como daños colaterales. Familias destrozadas por el terror como arma de destrucción de su forma vida. Explicar lo irracional es complicado, entenderlo para algunos es simplemente imposible. No hay nada más doloroso que la pérdida de un hijo y en estas circunstancias ese dolor aumenta exponencialmente, ¿qué consuelo pueden encontrar estas familias?. Cada vez queda más claro la manipulación de las personas, los que controlan a distancia desde desiertos o despachos. Muchas veces la verdad y la realidad están vedadas, porque pueden ser más terribles que nuestra capacidad pueda imaginar.

Sin duda, hemos creado monstruos educados en nuestras propias escuelas que nos devoran. Algo falla en la educación cuando se ha perdido toda racionalidad, y la vida es sencillamente un instrumento, una forma de  destrozar a personas inocentes con la misión de meter el miedo en el cuerpo a toda la sociedad. Vale, ya nos han metido el miedo, ese terror, ¿y ahora qué?, ¿qué objetivo han logrado?, ¿hay alguna causa que merezca la pena, si para ello hay que asesinar a todo lo que se te ponga por delante?, y... cuanto más horrible sea el acto criminal mejor, mayor el éxito para esa causa, que se sirve de los sentimientos más bajos del odio, para cegar los ojos y la razón de quien lo comete.  Sientes una pena inmensa por esas familias que ahora, en la soledad de sus casas, lloran a sus hijos asesinados. ¿Qué pueden sentir unos padres al abrir el cuarto de su hijo que ya nunca verán?. El desgarro de la vida, los sentimientos de zozobra y el dolor se mezclan con el desánimo y la frustración por la falta de eficacia en proteger la vida. La inseguridad se ha instalado en buena parte de Europa y alimenta los instintos más bajos de algunos, que se han quedado en su evolución en la Ley del Talión.

Hemos creado monstruos educados en nuestras propias escuelas que nos devoran

Han pasado unos días y la llamada actualidad también han pasado página, otras noticias han devorado este hecho, cada vez parece como si hubiera más prisa en apagar el llanto, en que nuestro luto dure menos, como si en una guerra mostrar emociones fuera una debilidad. Hoy las familias siguen con su pena, lo hemos visto en Madrid, Londres, París, Berlín, Bruselas, Niza, Manchester... Hay que pedir mayor eficacia en la defensa de los ciudadanos, sin cargar las tintas, sabiendo que el responsable es quien explota la bomba, pero también es necesario aumentar la eficacia.

La esperanza viene de una población solidaria, actos espontáneos; una joven ponía la sensibilidad en un minuto de silencio por las víctimas en Manchester cuando comenzó a cantar el estribillo de Oasis, "Don't Look Back in Anger", se puede traducir por "No mires atrás con ira", seguida por todos los presentes, un sin techo cuidando a los heridos, los taxistas ofreciendo sus vehículos, el City y el United juntos haciendo donativos para las víctimas, la población dejando sus viviendas...  El sentimiento colectivo de grupo, pero no debemos olvidar el daño recibido, y tomar medidas para que no se convierta en parte del paisaje de nuestra vieja y herida Europa, que se desangra por el Mediterráneo y es golpeada en su corazón.

Mientras escribía este artículo me llega la noticia que la banda del terror no descansa, 28 cristianos coptos han sido asesinados en Egipto, toda una limpieza étnica, estos personajes hacen del asesinato su vida, donde hay poca diferencia entre un niño en Manchester o unos fieles en un autobús en Egipto, o eres de los suyos, o eres su enemigo que merece la muerte. El valor de la vida, el respeto a los derechos de los demás, la libertad de expresión, la democracia, el Estado de Derecho todas esas hermosas palabras, se ven borrosas entre las lágrimas de tanto dolor.

Manchester, el valor de la vida
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