miércoles. 24.04.2024

El pariente pobre

Ya lo decía un viejo refrán "no hay pariente más lejano que el pariente pobre". 

En nuestro entorno se siente la desigualdad y como ha crecido en estos últimos años, los pozos de pobreza siguen aumentando de tamaño, la pérdida paulatina del empleo de calidad. Así diversos estudios alertan incluso de la mala alimentación de muchos niños, y no es en África o en lejanos países, sino aquí a nuestro lado, hay la necesidad de abrir los comedores escolares para que al menos hagan una comida al día. El crecimiento de los suburbios en el entorno de las grandes ciudades que recuerdan otros continentes, pero vivimos de espaldas a los mismos como si no existieran. La pérdida de una parte de esa llamada clase media, aquellos que añoran el sueño del Estado de bienestar social, y que ahora ya rozan la pobreza.

En un país donde ocurren todas estas situaciones, es difícil entender lo que está sucediendo actualmenteEsa hipocresía donde todos hablan del problema, todos dicen lo mal que nos van las cosas, todos estamos de acuerdo en que hay que tomar medidas de emergencia para solucionar estos graves problemas, pero la realidad es que pasa el tiempo, y seguimos con los mismos tics de antes. Es como aquellos ricos venidos a menos, que no quieren reconocerlo y siguen fingiendo que todo va bien, aunque a su alrededor su mundo se vaya deteriorando y hundiendo, ellos cierran sus ojos a la realidad, esconden sus miserias como si con ello ya no existieran. Quizás somos eso, un país venido a menos que no quiere reconocerlo, que nos negamos a ver la realidad que nos toca vivir.

El crecimiento de los suburbios en el entorno de las grandes ciudades que recuerdan otros continentes, pero vivimos de espaldas a los mismos como si no existieran

Ante estas situaciones cuando observas que los partidos no son capaces de ponerse de acuerdo en lo importante, ni siquiera en ahorrar en el "chocolate del loro" de unos sobres en una campaña electoral, que nunca se tenía que haber producido, donde su fracaso es el nuestro. Ellos si que nos miran como a ese pariente pobre, sólo se acordarán de nosotros estos días que necesitan nuestro voto, para después vivir en mundos diferentes, paralelos, que no se volverán a cruzar hasta las siguientes elecciones. Da la impresión que buscan garantizar sus puestos y poco más. Si es verdad, generalizar es cometer injusticias, pero la que están cometiendo con los ciudadanos es mucho mayor.

Es importante que quienes tienen una visión parecida de nuestra sociedad, quienes tienen coincidencias en las soluciones de los problemas se unan, esos acuerdos son positivos, aunque quede un poso de tristeza cuando desde la lejanía has tenido la impresión que el mayor escollo para ese acuerdo, no era como solucionaban nuestros problemas, sino en el puesto en las listas donde iban algunos. Aunque peor es aquellos que conviven con la corrupción, los que nos meten mano a la cartera, o incluso a nuestra conciencia, y en lugar de marcharse y pedir perdón, se les "escapan" una y otra vez justificaciones, eso sí, sólo para los suyos que a estas alturas, después de lo visto y vivido, dan vergüenza ajena.

Cuando los que institucionalmente tienen una mayor responsabilidad y hacen una total dejación de su funciones dejan un importante vacío, que muchas veces tienen que llenar colectivos sociales, por ello tiene mucho más valor esa parte de la sociedad que dedica su tiempo, su trabajo y esfuerzo a ayudar a los demás. Aquellos que no miran para otra parte, que van donde está el problema real, se arremangan y se ponen manos a la obra, que hay que trabajar. No a hablar, o a contar historias "para dormir conciencias", ellos no buscan escusas de mal pagador, priorizando la necesidad que tienen los que peor lo están pasando en nuestra sociedad. Reparten comida en los comedores sociales, dejan a sus familias y se van con su mochila al foco del problema, sea al lado de su casa, o en África, o con los refugiados, aquellos que cogen la mano del anciano y el enfermo, los que en su mirada se refleja lo dura que es la vida, pero que devuelven una sonrisa.

Es verdad que es más fácil criticar que hacer, decir que dar trigo, es más fácil poner excusas que mojarse en la realidad.

Cuanto tiempo, inútilmente, dedicamos a estos personajes de cartón, que si van dos por Madrid o por tres Almería, Zaragoza o Cantabria, que si se reúnen de incógnito o a la luz de un plato, que si les están haciendo la cama o ellos la cuna, y que poco de aquellos que todos los días nos dan lecciones de solidaridad y de justicia social. Es verdad que es más fácil criticar que hacer, decir que dar trigo, es más fácil poner excusas que mojarse en la realidad. Por todo ello, hay que pedir el foco para esos colectivos, esas personas, que son nuestra esperanza de un mundo mejor, que son anónimos, que no piden nada, ni siquiera el voto, y que muchos han hecho de esa forma de trabajar y ayudar, de la solidaridad una forma de vida.

Estas personas que ayudan tanto al pariente pobre con su pensión, como al desconocido lejano con ese vaso de agua que es un tesoro, nuestro agradecimiento, reconocimiento y nuestra petición de mayores recursos, para que puedan seguir con tan importante labor, de la que todos somos deudores. Se rendían homenajes al soldado desconocido, quizás hoy nuestro ramo de gratitud vaya para ese cooperante anónimo.

El pariente pobre
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