viernes. 29.03.2024

Siento vergüenza de mis autoridades. Oriente llama, Occidente no recibe

Cuando se apaga esa luz de la tarde se da paso a los sonidos de la noche, los llantos de los niños que piden el pecho, que tienen frío, las voces de los diálogos entre los que conviven dentro de esas tiendas de campaña, que a duras penas soportan la lluvia y el viento.

Son días tristes, grises y lluviosos donde las tardes huyen enseguida dando comienzo a una larga noche que oculta las carpas y tiendas de campaña en un campamento de refugiados cualquiera. Junto a las alambradas de las fronterasentre el oriente que llega y el occidente que se cierra, donde los charcos ordenan la posición de las mismas, allí en unas condiciones inhumanas viven miles de familias hacinadas.

Cuando se apaga esa luz de la tarde se da paso a los sonidos de la noche, los llantos de los niños que piden el pecho, que tienen frío, las voces de los diálogos entre los que conviven dentro de esas tiendas de campaña, que a duras penas soportan la lluvia y el viento. La  humedad hace que el frío penetre hasta los huesos, y que las familias se tengan que acurrucar juntos al fondo de las tiendas para darse calor con sus propios cuerpos; la oscuridad y el silencio avanzan entre los sueños de un mundo mejor, de un paraíso que les han descrito que existe al otro lado de esa valla, custodiada por militares con alambres de espino, cuchillas y concertinas. Esos sueños recurrentes que vuelven al pensamiento de aquellos que han tenido la mala suerte que la guerra les haya destruido sus viviendas, sus hospitales, colegios, haya arruinado lo que era su vida. Esto es la descripción de una situación que está sucediendo hoy mismo, y que los medios de comunicación nos trasladan, a pesar de la oposición de las autoridades de algunos países.

Esto es la descripción de una situación que está sucediendo hoy mismo, y que los medios de comunicación nos trasladan, a pesar de la oposición de las autoridades de algunos países

Ver a vista de pájaro donde vivían estas familias, rodadas con drones, ya que no hay forma de entrar a las mismas,  es ver poblaciones, urbes y pueblos fantasmas, totalmente aniquiladas por los bombardeos rusos, americanos, ingleses, franceses,..., por los morteros rebeldes y las tropas de "oficiales" de Bashar Háfez al-Ásad. Es una estampa sórdida, un cuadro tenebroso que recuerda la parte más destruida de Berlín después de la Segunda Guerra Mundial.  Las casas en Siria son derribadas muchas veces por armamento que los países occidentales les vendemos, les armamos hasta los dientes, así como ninguno de los bandos nos convence, les vendemos material bélico a ambos para que se destruyan o se maten entre ellos. Ahora a esa población civil que huye de este nuevo holocausto o genocidio - de esta gran matanza de personas, por motivos  económicos, de raza, religión o política -  les negamos los derechos más básicos.

Ahora que se cumplen los cinco años de la guerra en Siria y se hace recuento de muertos y refugiados, como si se tratase del balance de resultados de una empresa, es estremecedor saber que han muerto más de  270.000 personas,  que hay más de 4,5 millones de refugiados. Allí donde hay tantos bandos, tantos aliados y enemigos que lo único claro es que entre todos han destrozado un país y a su población, la pregunta que se hace siempre ante una guerra es ¿para qué? en este caso, si cabe, más inexplicable.

Estas personas que huyen con lo puesto para salvar su vida y la de sus hijos, el mayor éxodo migratorio desde la II Guerra Mundial, no se merecen que miremos para otra parte, necesitan nuestra ayuda y apoyo, existen medios y recursos para ello, muchos más de los que había en occidente en 1949. Exijamos que se cumplan las obligaciones básicas que tienen todos los países, que se respeten los derechos humanos, o ¿para qué sirven tan importantes declaraciones si no tiene una aplicación real?

¿Para qué sirven tan importantes declaraciones si no tiene una aplicación real?

Miembros de la ONG Save the Children International describían claramente con estas repuestas de unos niños la situación que están sufriendo:

-"Mis hermanos tienen frío. Mis dos hermanos más pequeños no saben decir muchas palabras todavía, pero saben cuándo tienen frío, y dicen esa palabra: frío. Conocen el frío". Rami, 11 años.

-"Nos ponemos enfermos y mi padre no nos consigue medicina porque no tiene dinero", dice Sarah, de 6 años.

-"Creo que llevo aquí un mes. Hace mucho frío. No tenemos gran cosa. Como ropa de abrigo solo tengo este pijama, y otro más. No tenemos muchas mantas", dice Mira, de 13 años.

Ante estas situaciones sentimos vergüenza de nuestras instituciones, de una sociedad que es tan dura con el débil, sientes que quienes toman esas decisiones no te pueden representar, que tienen que tener el castigo del descrédito y desprecio de los ciudadanos.

Sin embargo no sólo se está dando una respuesta inadecuada por parte de las instituciones europeas, sino que preocupa sobremanera el avance de partidos xenófobos, que tienen como uno de sus fines principales las deportaciones, el impedimento y bloqueo de los refugiados negándoles los más elementales derechos. Ese avance recorre Europa desde Suecia, pasando por Dinamarca, Alemania.. hasta Francia. La posición de los últimos países en entrar en la Unión Europea, que son aquellos que más ayudas están recibiendo de la misma, sorprende por su dureza y falta de solidaridad con estas personas que están en una situación tan lamentable en sus fronteras, llamando a su puerta.

Los últimos acuerdos con Turquía incumplen principios fundamentales del derecho internacional y del propio derecho comunitario, y la expulsión masiva de personas nos trae recuerdos tan negativos que producen repulsión. Sólo la presión social ha sido capaz de modificar un texto tan infame, y ahora se busca como validar estar ignominia.

La historia será muy dura con nosotros, con la actuación que Europa ha tenido con los refugiados, y al igual que hoy hablamos del horror de las atrocidades cometidas en las guerras mundiales, también se hablará de la insolidaridad de nuestra sociedad, de nuestras instituciones con unas personas que sólo pedían poder seguir viviendo. Ni siquiera puede servir de justificación que otros Estados no hayan estado a la altura, como Rusia, EE.UU. y Arabia Saudí, también es preocupante el silencio, o peor, la voz que nunca se oye de la ONU.

Sería mucho más útil buscar medios ayudar a estas familias que palabras que se apagan con la actualidad, que hoy son noticia, y mañana olvido 

La esperanza son los voluntarios, las ONGs, los medios de comunicación que nos enseñan la situación real, la sociedad civil que se manifiesta y ha conseguido cambiar criterios que parecían inamovibles, esas personas que dedican su tiempo y sus esfuerzos en ayudar a los demás, en dar una oportunidad a aquellos que los Estados y las Instituciones se la niegan, las miles de familias de todos los países dispuestos a ayudar, esas personas siempre son las que nos enseñan que hay un futuro.

Sería mucho más útil buscar medios ayudar a estas familias que palabras que se apagan con la actualidad, que hoy son noticia, y mañana olvido. Así en nuestra próxima declaración de la renta que exista una casilla para la ayuda a los refugiados, y que esos recursos, hoy con fines a veces tan sospechosos, vayan para los refugiados, para poder tener a salvo su derecho más fundamental, el derecho a una vida digna. Que además de escritos, y buenas palabras existan los recursos necesarios para ayudar a quien de verdad lo necesita. Es la base de cualquier Estado democrático, social y de derecho.

Siento vergüenza de mis autoridades. Oriente llama, Occidente no recibe
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