Vínculos con Juan de Castillo
El arquitecto trasmerano, cinco obras patrimonio de la Humanidad, estimula ahora a Arnuero para que le convierta en su faro patrimonial, su particular hombre del Renacimiento, que no abundan mucho.
El arquitecto trasmerano, cinco obras patrimonio de la Humanidad, estimula ahora a Arnuero para que le convierta en su faro patrimonial, su particular hombre del Renacimiento, que no abundan mucho.
Los gérmenes de la bellota de Schuman fueron diálogo, entendimiento y paz. Por este orden. Las primeras plántulas a cultivar fueron cooperación y sistemas democráticos que reemplazaran las dictaduras criminales. La atmósfera a respirar era el respeto a los derechos humanos. La hoja de ruta era la colaboración progresiva a partir de pequeños acuerdos, el ir poco a poco encajando bolillos, la solidaridad y un concepto novedoso, la subsidiariedad
Tuvo la genialidad de intuir, hace más de mil años, que algunas enfermedades se propagan a través de microorganismos y recetó en consecuencia que el método más eficaz para prevenir que un humano contagiara a otro humano, era establecer distancias entre uno y otro, aislarlos.
En esta calle de mediados del siglo XIX años vivían originalmente los pescadores: tenían su Puerto Chico al lado. Cuando se empezó a construir por el otro lado, al Sol le quitaron el sol y le dejaron a la sombra.
Crear conciencia de concordia y explorar posibilidades para la razón es la tarea a la que están llamadas las personas evolucionadas. Pero abundan los que se empeñan en encender las mechas del odio.
Sin ser yo más monárquico que lo estrictamente imprescindible, pienso que el producto final pronunciado por el rey puso las cosas en su punto.
Me sabe mal no, lo siguiente, que otros vendan que pueden levantar maravillas de espaldas a los demás, aislados. Olvidados de que lo bueno que han construido ha sido con otros.
Cuando hace unos meses el rey pidió voluntarios para intentar formar gobierno, solo uno dio un paso al frente. Unos por astucia, otros por miedo a hacer el ridículo, otros porque necesitan que las cosas se les pongan como se las ponían a Felipe II, el caso es que pasaron palabra. Solo uno dijo sí, uno que se llama Pedro y se apellida Sánchez.