martes. 19.03.2024

Política a la altura; ¿política de altura?

Las personas, los ciudadanos, siempre van por delante de los políticos. Por eso, éstos debieran mirarse más en el espejo de ellos y menos en el de sus intereses.

En este país es noticia la unidad política. Los presentadores y locutores destacan esa unidad tras los atentados de Barcelona. Y lo hacen hasta con sorpresa (sólo faltaría, reaccionan algunos políticos tras ser cuestionados a propósito). Lo cierto es que dan tantas razones a diario para no creer en nada que venga desde las alturas del ‘procerío’ (de prócer) que no me extraña tal reflexión periodística.

La política, efectivamente, ha estado a la altura tras las acciones terroristas de Las Ramblas de Barcelona y Cambrils. Hemos visto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con el líder de la Generalitat, Carles Puigdemont, ambos con el máximo secretario del PSOE, Pedro Sánchez. Allí estaban también Pablo Iglesias, la alcaldesa de Barcelona y representantes del conjunto de los partidos que habitualmente andan a la gresca por distintos motivos, todos ellos presididos de alguna manera por el rey Felipe VI.

En política el día después es casi más importante que el presente. ¿Qué pasará en una semana con el resto de asuntos –al margen del terrorismo- que necesitan de unidad?

Esto, en cualquier sitio, sería lo normal. Aquí ha sorprendido y se ha puesto en valor como ejemplo para el futuro. La verdad es que los políticos sí han estado a la altura, pero la cosa no acaba aquí. En política el día después es casi más importante que el presente. ¿Qué pasará en una semana con el resto de asuntos –al margen del terrorismo- que necesitan de unidad?

España no precisa política a la altura de manera coyuntural (pan para hoy y hambre para mañana), sino política de altura en el magma de los asuntos de mayor urgencia para los ciudadanos. Desde luego que el terrorismo lo es y los representantes del pueblo se han situado en el lugar que les corresponde y donde deben estar. Ahora hace falta replicar esa filosofía y manera de proceder en todos y cada uno de los temas que afectan a la gente para que se sienta más representada por sus políticos de lo que a menudo se siente.

“No tenemos miedo, no tenemos miedo”, gritaban miles de personas en la Plaza de Catalunya tras el minuto de silencio en el que también participaron miembros de todas las formaciones políticas, el jefe del Estado, el presidente del Gobierno y el de la Generalitat. Las personas, los ciudadanos, siempre van por delante de los políticos. Por eso, éstos debieran mirarse más en el espejo de ellos y menos en el de sus intereses.

Política a la altura; ¿política de altura?
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