viernes. 19.04.2024

Y en la urna una ración de langostinos

La política en este país es un chiste de Eugenio, una película de Jim Carrey, un penalti que acaba en el banderín de córner. Casi todo es mentira, menos la pasta que van a apercollarse los ‘mesiés’ y las damas de las Cortes incluso con una nueva legislatura fallida.

Prepárese para circular hasta la urna más cercana el 25 de diciembre y votar en nuevas elecciones si Mariano Rajoy no sale presidente en las sesiones de investidura que se avecinan los dos últimos días del presente mes de agosto. No es una broma, pero sí puede serlo el escrutinio: Votos a favor (de un partido imaginario): 8 millones, más otros tres –millones- de langostinos. Después del desfase de la Nochebuena sólo faltaría que no le dejaran deslizar al personal una ración de crustáceos en la urna como solidaridad con los abnegados ciudadanos que tendrían que hacerse cargo de las mesas electorales en Navidad.

Los diputados que encadenen la legislatura irrisoria emanada del 20D y ésta del 26J tendrán derecho a la ‘supercojonuda’ pensión que marca esa ley ‘boomerang’ que hacen los políticos para sí mismos

La política en este país es un chiste de Eugenio, una película de Jim Carrey, un penalti que acaba en el banderín de córner. Casi todo es mentira, menos la pasta que van a apercollarse los ‘mesiés’ y las damas de las Cortes incluso con una nueva legislatura fallida. Les daré un dato sin anestesia, y luego vayan a cavar la huerta si tienen el cuerpo para ello: según la ley, los diputados que encadenen la legislatura irrisoria emanada del 20D y ésta del 26J –sea cual fuere su duración– tendrán derecho a la ‘supercojonuda’ pensión que marca esa ley ‘boomerang’ que hacen los políticos para sí mismos. No es de extrañar que haya colas, dagas y cosas peores para formar parte de una lista (sólo los listos, por otra parte, pueden formar parte de una lista: el diccionario por lo que vale).

España es diferente por estas estupideces tan caras y por otras, pero sobre todo por la dirección única de los acontecimientos: el ciudadano paga sus impuestos y calla a riesgo de que le endiñen otra ley mordaza. Entretanto, los próceres, individuos de cuello duro y bultos sospechosos con la cara de acero cementado siguen en la parte barriguda de la pirámide para más gloria del sistema y miseria absoluta de quienes lo mantienen con su paso cíclico por las urnas.

Y en la urna una ración de langostinos
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