viernes. 29.03.2024

Las dos Cantabrias

La de Piquío y la de Campoo. La de Castelar y la de Ruiloba. La de Revilla y la De la Serna. La del Rácing y la de la Gimnástica. La de la UIMP y la de la escuela pública de Treceño. Las dos me fascinan porque hacen una Cantabria única.

La de Piquío y la de Campoo. La de Castelar y la de Ruiloba. La de Revilla y la De la Serna. La del Rácing y la de la Gimnástica. La de la UIMP y la de la escuela pública de Treceño. La del papel y la de la tablet. La que teclea y la que ordeña. La amiga de la bahía y la enemiga de la ciudad balneario. La que propone y la que dispone. La que cranea y la que nos lleva de cráneo. La que pisa y la que solo pasea. La que chismorrea y la que crea. La creyente y la descreída. La potente y la impotente. La que madruga y la que trasnocha. La de Pereda, José María, y la de Pombo, Álvaro. La de Munitis y la de Walter. La del mus y la del tute. La del bus y la del taxi. La del Diario y la del Alerta. La virtual y la real. La del vermú y la del café. La lectora y la diletante. La que cava y la que observa. La que se enciende y la que nos apaga. La que tararea y la que murmura. La que toca de oído y la que todo lo oye. La conservadora y la conversadora. La frentista y la que da la espalda. La que reza y la que ruega. La amable y la malvada. La que hace piña y la disolvente. La que da conferencias y la que va de oyente. La que escucha y la que grita. La que se baña y la que nunca se moja. La elegante y la informal. La fumadora y la jugadora. La independiente y la que cobra la dependencia. La que teje y la que todo lo desmadeja. La puritana y la casquivana. La de Ataúlfo Argenta y la de su hijo Fernando. La del Tenis y la de Porrúa. La del queso picón y la del tranchete. La de la gomina y la del corte a navaja. La del adosado y la del pisito. La que siega y la que ve crecer la hierba. La del sobao y la de la anchoa. La del tren de cercanías y la de la bici. La del Corte Inglés y la de de Mercadona. La de Altamira y la del Soplao. La del golf y la del gol. La íntegra y la canalla. La de las dos caras y la cara de ver. La del sur y la del nordeste. La del prójimo y la del próximo. La del Ateneo y la de los dardos. La irónica y la ingenua. La lenguaraz y la callada. La apasionada y la depresiva. La bebedora y la vividora. La suya y la mía.

Las dos me fascinan porque hacen una Cantabria única. Afirmo.

Las dos Cantabrias
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