jueves. 25.04.2024

El ojo de Hojas

San Pablo dejó dicho que la verdad nos hará libres. Pablo nos ha dejado miles de fotos que nos hacen más libres.

Ojo clínico, casi nunca cínico. Ojo privilegiado el del inmenso fotógrafo Pablo Hojas, Premio José Estrañi de la Asociación de la Prensa de Cantabria, cuya directiva ha demostrado tener buen ojo al distinguir a Hojas. Hojear y ojear los trabajos de Hojas es ejercicio de buen gusto.

Durante muchos años, este genio firmaba sus fotos en el diario Alerta y en El País como Pablo Hojas Cruz para distinguirse de su padre, Pablo Hojas Llama. El viejo Pablo es desde 1991 historia entrañable de la fotografía de Cantabria, persona esféricamente buena: le mirases por donde la mirases era buena gente. A Pablo padre nadie llegó a importunarle llamándole fotoperiodista. Era fotógrafo por vocación y periodista por devoción. Pareja inseparable, pero sin ese rebuscado maridaje léxico.

Pablo es figura imprescindible de la fotografía figurativa contemporánea

Pablo es figura imprescindible de la fotografía figurativa contemporánea. Siempre ha extraído de cada instantánea esa última gota de jugo periodístico inaccesible a sus colegas. Es el ojo inimitable de Hojas. Ojo ciclópeo, inhumano, inmune a la presbicia. Una foto suya de Pepe Hierro en el año ochenta y pico, plasmado como gigante alopécico y captada de espaldas, supera de largo a cualquier otro de los miles de retratos que  hicieron en vida al Premio Cervantes.

Diríase que Pablito Hojas nunca intentó superar la insuperable velocidad de la luz. Sino que tomó la decisión de esperarla inteligentemente a la vuelta de la esquina de cada noticia. Pablo parecía, según la ocasión, forense de guardia, cirujano plástico, contable de rostros, paisajista de marcos incomparables, francotirador pacifista y reinventor canalla del blanco y negro. Maestro sin pupitre ni tarima, daba clases magistrales en el laboratorio. Allí revelaba lo más positivo de sus negativos y se rebelaba contra la mediocridad. 

Pablo es Manolo Bustamante, Martín Yannarelli, Nacho Romero, Esteban Cobo, Andrés Fernández, Cacho Mazo, Sé Quintana, Gus, Rosa Hojas o Javier Cotera. Porque suma su profesionalidad, resta sus errores, multiplica sus cualidades y divide entre todos ellos el mayor respeto. Ha resultado ser el hechicero de la tribu de los fotógrafos. Y ha sentado cátedra a base de permanecer de pie esperando la llegada, siempre impuntual, de las grandes fotos.

San Pablo dejó dicho que la verdad nos hará libres. Pablo nos ha dejado miles de fotos que nos hacen más libres. Quizás por eso es santo de la devoción de los suyos: los fotoperiodistas de ahora. Los fotógrafos de siempre.

El ojo de Hojas
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