jueves. 28.03.2024

Al gato y al ratón con la democracia

Quienes a la fuerza impulsan el independentismo en Cataluña se permiten al tiempo dar lecciones de democracia, sin asumir por un momento lo que es legal, ya que su razonamiento democrático consiste solo en  desobedecer. Rostros conocidos aportan su opinión favorable a tanto desatino, sin caer en que su mentira no les saldrá gratis a la hora de hundirse en el descrédito moral y la indiferencia social.

Antes de darles mi valoración sobre lo que pasa en Cataluña, si es un golpe político social a la democracia, o bien hurta la libertad de votar como defiende Guardiola, me voy a refrescar con algunas opiniones sobre lo que es el concepto democrático en boca de gente más lista que yo (y que Guardiola). Prometo pluralidad de ideas porque, a fin de cuentas, libertad - llibertat en catalán - más respeto y tolerancia, son muros de carga para toda democracia, sin dejarme la igualdad ante la ley desde el sometimiento de todos sin excepción a la misma. Empiezo por algo que leí en cierta ocasión de Victoria Camps, la gran filósofa, que me gustó: “La democracia necesita una virtud: la confianza. Sin su construcción, no puede haber una auténtica democracia”. Sigo con Albert Camus, quien murió en el 60, año en que yo nací: “La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas.” Y acabo con el periodista socarrón Albert Guinon, francés, nación a la que debemos tres maravillosas palabras: Liberté, Egalité y Fraternité. Por desgracia, nada tienen que ver estos términos con la cascada de insensatas acciones y coacciones diarias que, más allá de provocar, anhelan confrontar en la calle de mala manera. Pero regreso a algo que dijo Guinon en relación al auténtico yo que hay debajo de muchos lobos con piel de cordero: “El peligro de los representantes del pueblo es que con harta frecuencia se limiten a representarlo en sus defectos”.

“Me invade un gran desasosiego por ver un panorama nacional tan desolador,  alentado por insensatos”

Toda esta música me suena mucho con lo que está pasando en Cataluña y que traspasa aquella autonomía. Puede parecer una obviedad lo que acabo de escribir, pero a lo que realmente me refiero es que el golpe trata de desestabilizar España entera, a sus principales instituciones de gobierno, rompiendo así la conocida Transición del 78, que es tanto como decir acabar con la Constitución que el próximo 6 de diciembre cumplirá 39 años. Hijo de la democracia como soy, tengo que decir que me invade un gran desasosiego por ver un panorama nacional tan desolador, inestabilidad en Europa,  bronca constante en Estados Unidos, alentado todo por personajes insensatos, nacionales y extranjeros, a la cabeza de los cuales un Donald Trump habla de aniquilar completamente a la Corea de Kim Jong Un.

Por eso, en España, con Cataluña, da la sensación de que se está produciendo una tormenta perfecta. Si no gusta esta comparación, lo puedo rebajar a una hoguera peligrosa a la que no se deja de echar leña en forma de sedición, desobediencia, escraches, carteles con fotos, descalificación de jueces y de todas aquellas personas que no piensan como los independentistas. En los años que tengo, pocas veces he sentido tanta vergüenza democrática (el 23- F salí precisamente de Barcelona) con los hechos que se produjeron el 6 de septiembre de 2017 en Cataluña, respecto a la aprobación de las leyes de desconexión, y todo ello sin el necesario legalismo parlamentario, y así acallar y aplastar otras voces y otros votos. A desoir al Estado, al Tribunal Constitucional, a las leyes vigentes que nos obligan por igual a todos, se le llama antidemocrático. A que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, incluidos los Mossos d'Esquadra, hagan cumplir el mandato de los jueces, se le llama antidemocrático. A intervenir las cuentas de un gobierno que se gasta el dinero en actos prohibidos por los tribunales se le llama antidemocrático, al tiempo que con la mayor de las hipocresías y demagogias se pide amparo al Tribunal Supremo de España para que el consejero de economía del gobierno autónomo insumiso pueda volver a firmar los cheques. Nos hemos hecho tanto a dar rodeos a las cosas, que me da la sensación de que no estamos diciendo lo suficientemente alto que asistimos a una tomadura de pelo que conlleva reírse a la cara de la gente, despreciar el sistema de vida que nos hemos dado, desbordante de libertades que empiezan y terminan en una convivencia en paz, que pretenden romper quienes, como insinuaba Guinon, todo lo retuercen, mienten sin pudor ni moral, confunden, manipulan y provocan altercados callejeros.

El daño infringido va más allá de los sucesos en Cataluña, como involucrar a escolares para vergüenza de sus  educadores

A diferencia de las opiniones que se están dando sobre la falta de democracia en España, caso de Guardiola, contamos con un Estado que está haciendo lo que debe. Quienes de verdad creemos en la libertad de expresión (sin libertad de expresión no hay democracia), sin necesidad de cacarearlo tanto, respetamos pero no compartimos los exabruptos de quienes hablan del pasado franquista y llegan incluso a subrayarlo en términos de guerra civil. El daño infringido va más allá de los sucesos que vienen acaeciendo en Cataluña, porque se han tocado muchas fibras, como la de involucrar incluso a escolares para vergüenza que debiera dar a sus educadores y responsables políticos. Incurrir en tanta ofensa es jugar al gato y al ratón con la  democracia. Es también la mayor villanía que nunca pensé ver en mi país, tan agitado como está por quienes demuestran un totalitarismo, que pretenden hacer visible algún día, tras alcanzar una independencia imposible.

Al gato y al ratón con la democracia
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