viernes. 29.03.2024

La prensa da caña

El ojo de la prensa puesto sobre todo lo que acontece a nuestro alrededor es la mejor garantía contra abusos e injusticias. Buscar en este quehacer diario culpas sobre el destino final de los personajes de la actualidad sobre los que cuentan cosas es retorcer la realidad. La prensa libre es un soporte básico en la lucha contra la corrupción y en la búsqueda urgente de soluciones a los problemas cotidianos de los ciudadanos. El ser mismo de los medios está en su responsabilidad y en el compromiso con sus lectores, oyentes y televidentes.

En cierta ocasión, zambullido en la lectura diaria de lo que traen los titulares de los mejores periódicos digitales, me encontré este: “El periodismo es un oficio cruel”. Quien hacía semejante afirmación era Eugenio Scalfari, por entonces (2009) director del periódico La Repubblica de Italia. Preguntado en una entrevista por qué lo pensaba contestó: “En una cierta manera nos atrae el hecho de que tenemos que ver a los personajes de la actualidad, de los que nos tenemos que ocupar, poniéndolos al desnudo, intentando saber cómo son más allá de la apariencia. Y esto es cruel porque la gente no ama ser desnudada y luego ser descrita en su desnudez, en su realidad, la que nos parece a nosotros, que no quiere decir que sea una verdadera realidad. Por tanto, hay algo de crueldad en esto que ha llegado a crear un proverbio sobre lo que es una noticia”. “¿Cuál es ese proverbio”, volvieron a interrogar a Scalfari, a lo que respondió: “Que el perro muerda al hombre no es noticia; que el hombre muerda al perro es noticia. Sólo que a los hombres no les gusta verse descritos mientras muerden a un perro, esa es la crueldad”.

Las causas judiciales que afectan a nombres conocidos son actualidad de la que hay que informar

¿Qué parte de responsabilidad tiene la prensa cuando ocurre un  desenlace fatal que afecta a uno de estos conocidos personajes de la actualidad sobre los que se publica tanto de su papel público o las causas penales en que puedan estar inmersos? La pregunta no tiene trampa, pero la respuesta se debe ceñir a separar y evaluar cada caso, y al sentido de responsabilidad que los medios y sus profesionales  deben tener sobre las personas que informan y cómo lo cuentan. Cualquiera de las causas judiciales que se siguen ahora en los tribunales, y que afectan a nombres conocidos, son actualidad de la que hay que hacer información. De este trabajo de informar libremente no se pude desprender la conclusión de que la prensa da mucha caña a tal o cual, sea político, empresario, trabajador, futbolista o torero. Cosa bien distinta es que guste más o menos cómo presentan las cuestiones determinados digitales o programas de televisión y radio, que cuentan además con tertulianos que dan su particular opinión al respecto.

Otra de las excusas habituales proviene de personajes que dicen no leer la prensa, para así no enterarse de las muchas cuestiones que se publican, y que el interesado no duda en calificar como mentiras continuas contra su persona. Me cuesta creer que siempre sea así, y eso que tengo en cuenta el aumento del sensacionalismo que se está dando en España, y señalo directamente a la prensa deportiva. Echar la culpa al empedrado es costumbre asentada cuando ocurre algo, no se reconoce y se explica el hecho con valentía, se va por malos atajos con un lenguaje retorcido, ruedas de prensa sin preguntas,  o mentir directamente para no responder a lo obvio. El papel de los medios es poner de manifiesto estos hechos y maneras de hacer las cosas, porque de otra forma quien está acostumbrado a abusar de su poder lo podría hacer impunemente. Es verdad el lema de que sin libertad de prensa no hay democracia, porque los medios deben apostar ante todo por el interés general de los ciudadanos y sus problemas cotidianos, y no por los poderes establecidos y quienes están a al frente de ellos.

Los medios deben ofrecer pistas para evitar los desahucios, erradicar la pobreza energética, castigar la corrupción y anhelar la sanidad universal

De igual manera, el periodismo debe ser fiel a la presunción de inocencia, a la intimidad personal, y a velar por los grupos sociales más sensibles como pueden ser la infancia y la juventud. Viene bien recordar lo que expresa claramente el Código Deontológico de los periodistas, porque solo con la denuncia y el debate constante podemos llegar a erradicar el maltrato y abuso contra las mujeres. Siguiendo la noticia, los medios han puesto encima de la mesa los serios problemas que nuestros jóvenes tienen con la bebida, lamentando tener que informar recientemente de la muerte etílica de una niña de doce años al tiempo que elevan la pregunta de por qué. Los medios deben sembrar su camino de pistas que busquen salidas a los desahucios, erradicar la pobreza energética, castigar la corrupción con legislaciones más estrictas o anhelar una solidaridad fiscal que garantice la sanidad universal con la que contamos hoy y no recortar tampoco en algo tan imprescindible como es la educación y la cultura. Si se quieren buscar tres pies al gato, alguien podrá decir que la prensa da caña o se ceba con casos y personajes concretos. No dejan de ser tampoco opiniones muy concretas dentro de la gran diversidad de ideas que hay. Pero como yo la entiendo, la información debe ser siempre un compromiso con la verdad, les guste más a unos o menos a otros.

La prensa da caña
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