viernes. 19.04.2024

Muere una mujer, habla un hombre

Si todo está dicho sobre la violencia machista en España, por qué el problema se asienta y crece. Los asesinos de mujeres se sienten demasiado seguros al actuar como lo hacen, porque aún no tenemos leyes absolutamente contundentes que extirpen el problema de raíz. La falta de concreción se sustituye muchas veces por palabras huecas, donde el mensaje ya no cala por inútil a la hora de evitar más asesinatos y el sufrimiento de tantas mujeres que temen por sus vidas. 

A la abundancia de palabras inútiles se le llama palabrería. La revolución de cualquier cosa no tiene que ser perfecta, y menos si se trata de cuestiones de inteligencia y oratoria. Sócrates, Platón y Aristóteles no han tenido en el tiempo continuidad tan extraordinariamente genial. Y la palabra, para bien o para mal, para demostrar que se hace o no se hace, lo dice casi todo. Un senador estadounidense llamado Ted Cruz estuvo hablando 22 horas seguidas, utilizando una técnica parlamentaria denominada allí “filibusterismo”. Consiste en hablar sin parar para retrasar al máximo el horario de votación de una ley e incluso frenarla. Entonces se abordaba en el Senado norteamericano la reforma sanitaria de Obama, que ahora se ha cargado Trump. Vemos así que el discurso puede tener fondo o ser sólo una forma de hablar, rajar u ofrecer un canutazo informativo a las televisiones de turno.

Quizás haya que empezar a plantearse que cada vez que se produce en España el asesinato de una mujer a manos de la violencia machista, mucho del tiempo posterior que se dedica a las declaraciones sobre el suceso en cuestión y el drama sexista se hace en plan Ted Cruz. Una cosa tengo muy clara: al problema del macho alfa que tiene este país desde siempre, y que las nuevas generaciones de jóvenes afianzan e incrementan si cabe con el consentimiento  de sus parejas femeninas, se suma que el asesino sabe que su acción le va a salir “ventajosa” por el tiempo que cumplirá entre rejas. No somos conscientes hasta que punto cala en determinada  gente agresiva el hecho de que robes y mates, y la escasa pena que te cae, más las salvajadas a la hora de cometer sus delitos, en este caso matar a mujeres indefensas. Empieza como a ser un conformismo que, tras un nuevo caso, la declaración oficial más contundente sea que las medidas preventivas han fallado o que la justicia no ha estado acertada en el caso de tal o cual mujer asesinada. Si ocurre una sola vez, pudiera llegar a entenderse, pero cuando son tantas a la vez, no deberíamos perder un solo segundo más en llegar a la conclusión de que no estamos haciendo todo lo que  podemos y debemos, porque el enorme número de mujeres asesinadas cada año habla por sí solo. 

“No somos conscientes hasta que punto cala en determinada gente agresiva el hecho de que robes y mates, y la escasa pena que te cae”

Desde mi punto de vista, son demasiadas las ocasiones en que declaraciones posteriores a un asesinato añaden dolor al dolor. ¿Por qué? Porque hay palabras que denotan cierta comprensión, otras que siguen en la impotencia ante la gravedad del problema, otras que sobran del todo porque son una estupidez, y otras que anuncian nuevas medidas que luego no llegan, porque se las lleva el viento, el olvido o la falta de presupuesto. Y esta lacra, ¡tan terrible, tan terrible, tan terrible!, no merece respuestas solo para un Telediario. El personal machista está crecido y, lo que es peor, aumenta su influencia en las nuevas generaciones. Es algo que está en la esencia de esta sociedad y hay que extirparlo de raíz. Que se ponga en marcha de verdad todo lo que aún se puede hacer, que es mucho, en materia de educación, lenguaje, legislación, seguridad, trabajo, sueldos y sociedad, especialmente a través del repudio total a estos mamarrachos. Que oigan por sus orejas que son basura, que no tienen perdón posible y que van a vivir por el resto de sus días con vigilancia entre rejas o fuera de ellas. Crear una nueva comisión para abordar lo que ya se sabe, se conoce y se padece, sobre todo por las victimas asesinadas y las miles que están señaladas, se me parece a eso de hablar ininterrumpidamente para evitar finalmente que se apruebe una ley que va a beneficiar a las mayorías sociales. 

“El personal machista está crecido y, lo que es peor, aumenta su influencia en las nuevas generaciones”

Sobre las mujeres no está ni mucho menos todo dicho dentro de una Europa que tristemente ha salvaguardado discriminaciones reales hacia ellas, según el país del que se trate. Resulta insultante hablar de ejemplos de igualdad en Suiza, Alemania o Francia, mientras en otros países de la Unión pasa lo que pasa. La Comisión y el Parlamento Europeo tienen también su parte de culpa en semejante desigualdad. Porque si no se toman las medidas debidas en una nación concreta, deben estar muy encima de ello, y exigirlas hasta que finalmente se adopten. Claro que hablar en este tono hoy en día de Europa es decir bien poco, debido al trato que estamos dando a los refugiados y a la inmigración en general. Hombres, mujeres y niños huyen de una muerte segura, y lo que encuentran al llegar a la tierra prometida son muros y alambradas. Igual pasa con los casos de mujeres muertas a manos de machistas. Son asesinatos que esperan de una solución que depende en gran medida de decisiones que toman hombres. 

Muere una mujer, habla un hombre
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