jueves. 28.03.2024

Solo uno de los tres acusados por la muerte del anciano que fue encontrado maniatado y amordazado en su garaje de Santander ha admitido lo sucedido en el juicio contra ellos, y aunque ha asegurado que su hermano también participó en los hechos éste lo ha negado. En lo que sí han coincidido ambos, naturales del País Vasco, ha sido en descartar la implicación del tercer procesado, vecino de la capital cántabra, que ha reconocido que estuvo con ellos en esas fechas, en febrero de 2017, y les llevó al lugar. Al salir se imaginó -según ha dicho- que habrían robado, pero no que hubieran cometido un crimen: "Les vi tranquilos".

"No se mueva de ahí o la mato", ha indicado que la llegaron a amenazar

Los tres han declarado en el juicio por la muerte del hombre, de 81 años, que desde este lunes y hasta el próximo día 19 se celebra con jurado popular en la Audiencia Provincial de Cantabria. Cada uno de ellos se enfrenta a 35 años de cárcel que piden la Fiscalía y la Acusación Particular, ejercida por la viuda de la víctima, por asesinato, dos robos con violencia -al nonagenario y su mujer- y detención ilegal.

Solo uno de los tres acusados, Paulino G.L., vecino de Vitoria, ha reconocido lo ocurrido en el garaje, en la calle Beato de Liébana, y en la vivienda de la esposa, ubicada en Alcázar de Toledo. A preguntas de las partes, se ha mostrado "arrepentido" y ha asegurado que no fue su "intención" que el hombre falleciese asfixiado: "Yo no quería que ese señor muriese, ni mucho menos". Pese a que ha indicado que cometió los hechos junto a su hermano, Ricardo, que residía en Bilbao, éste no los ha reconocido así como tampoco su participación en los mismos, tan solo que estuvo en esas fechas en la ciudad. "Pero yo no he hecho eso", ha zanjado.

Y ambos han descartado en sus respectivos interrogatorios la implicación del tercer acusado, Juan Carlos C.S., vecino de Santander, que ha admitido que les llevó en coche al lugar supuestamente por unas obras. Una vez allí, aunque se "mosqueó" por la actitud de los dos vascos y se imaginó que podrían haber robado, no pensó que habrían cometido un crimen. "Yo les vi tranquilos. De una cosa de esas tienen que salir nerviosos", ha razonado.

Los tres fueron detenidos de manera escalonada entre octubre de 2018 y principios de 2019 y permanecen en prisión provisional desde entonces. El primero, Paulino, fue arrestado después de difundirse una llamada telefónica suya hecha al día siguiente de los hechos desde una cabina de Vitoria y alertando a Cruz Roja de Madrid de que una persona precisaba auxilio en Santander.

VIUDA DE LA VÍCTIMA

En la vista también ha testificado la pareja del nonagenario, a cuya vivienda se desplazaron tras entrar en el garaje y quitarle las llaves al marido. La mujer, que entonces tenía 79 años, ha asegurado que fueron dos los hombres que entraron en su domicilio, vestidos de oscuro y "con pasamontañas y guantes".

"Yo sé que al hombre le dejamos con vida", ha reafirmado uno de los acusados

Según ha relatado, la pidieron que no chillara y preguntaron dónde estaba el dinero, tras lo cual la ataron de pies y manos en un sofá y la amordazaron también metiéndola "un trapo en la boca" y con un pañuelo que llevaba al cuello, a lo que ella les replicó que se ahogaba. Además, le comentaron que a su esposo le habían hecho "algo" porque se había "puesto bravo", aludiendo así a que habría intentado defenderse y por eso le ataron y amordazaron también. "Desde luego quieto no se estaría", se ha imaginado la mujer.

Y agregaron al respecto que si ella era "buena" no le harían "nada". "No se mueva de ahí o la mato", ha indicado que la llegaron a amenazar, para reflejar que con ella también "se pusieron bravos", uno "un poco más" que el otro. La víctima y testigo de los hechos, que ha declarado protegida por un biombo a petición de su abogado, ha corroborado que su marido "casi siempre" hacía la misma rutina y que días antes de lo sucedido, el 4 de febrero de 2017, recibieron varias "llamadas sospechosas" de personas presuntamente interesadas en un local que tenía el hombre.

Ese día, mientras estaban en su casa, los sospechosos también recibieron llamadas a las que contestaban diciendo "bien, bien" o "ya, ya", según ha recordado. Y al irse, dejaron la puerta de la vivienda cerrada, pero ella logró quitarse parte de las ataduras, abrirla y pedir ayuda. De todas formas, ha apuntado que uno de los sospechosos la había dicho que iban a llamar a la Policía para que vinieran a desatarla y que iban a solicitar también una ambulancia para su marido.

PEDIR AYUDA

Quien realizó esa llamada fue Paulino, que como avanzó su letrado al inicio de la vista ha reconocido parte de los hechos y ha mostrado su pesar por lo sucedido. "Estoy arrepentido. Jamás pensé que iba a pasar eso. No tenía intención de matar a nadie, nunca en la vida, y menos a unos señores mayores", ha manifestado. De hecho, al día siguiente y "pensando que todavía podían estar así", amordazados y atados, llamó desde una cabina a Cruz Roja para alertar de la situación y pedir que enviaran una ambulancia. "Por eso estoy aquí", ha concluido.

En este sentido, ha asegurado que cuando se fueron del garaje el anciano estaba "respirando" e incluso "gritando". "Nosotros nos marchamos dejándole vivo. Si no, no le digo a su mujer que llame", ha argumentado. Y aunque en un primer momento ha dicho no recordar quién de los dos amordazó y ató al anciano, luego ha precisado que él no le tapó la boca y la cara, sino que se limitó a avisar para pedir ayuda.

"Yo sé que al hombre le dejamos con vida", ha reafirmado, para abundar en que después de los hechos estuvo "muy mal" y de ahí la llamada al día siguiente "a primera hora". "Me levanté muy nervioso. Yo no quiero que muera nadie".

De su hermano Ricardo ha dicho que era toxicómano -como apuntan informes médicos presentados por su abogado al arrancar el juicio- y del tercer acusado, Juan Carlos, al que conoce desde hace años y que fue quien les llevó en coche en Santander, ha manifestado que "no sabía nada de lo que íbamos a hacer" y, además, "en ningún momento le dimos para pensar que estábamos haciendo algo malo".

Acerca de la viuda del fallecido, Paulino ha precisado que él fue quien la ató las manos, "solo", pero no le puso "un trapo en la boca para nada". Finalmente, ha justificado la vestimenta que llevaban porque hacía "mucho frío".

EL HERMANO NO RECONOCE LOS HECHOS

Su hermano Ricardo, en cambio, no ha reconocido los hechos por los que están siendo enjuiciados, tan solo que vino a Santander con Paulino para "hacer un trabajo" y estuvieron "toda la mañana dando vueltas" con Juan Carlos, al que no conocía ni tampoco reconoce ahora, pues iba en el asiento de atrás de su coche y "no le veía la cara", solo "la espalda".

"Estuve en el coche media mañana y media tarde, y dejé colillas por todo Santander", ha apostillado. "Estuve en tantos sitios que no recuerdo", ha remachado. Según ha explicado, le avisó su hermano, al que hacía tiempo que no veía pues había estado en la cárcel y luego tuvo pareja, y que "siempre" -ha dicho- le ha "tratado como un drogadicto asqueroso", ya que le llama "yonqui" y se refiere como "hermano" a amigos y otras personas.

Cuando le llamó para recogerle en Bilbao e ir a Santander, se vistió con ropa de trabajo y una gorra, como "voy todos los días". "Me tomé lo que me tenía que tomar y bajé", ha apostillado, para precisar después que también tomaba metadona y pastillas por diversas dolencias.

Finalmente, Ricardo ha asegurado que no conocía a la víctima pero ha dicho que lo siente "muchísimo por él" y Juan Carlos ha asegurado asimismo que "no habían hablado previamente lo del robo, pero yo me di cuenta en el momento". "Aquí hay algo raro", pensó.

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