viernes. 29.03.2024

El Parlamento de Cantabria ha dado luz verde este lunes a la primera Ley LGTBI de la comunidad, un texto con 58 artículos y varias disposiciones que ha contado con el apoyo de todos los partidos políticos salvo la formación de ultraderecha Vox. El documento ha sido bien visto por la Asociación de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Trans e Intersexuales de Cantabria (ALEGA), que apoya “la aprobación de esta ley”, pero a pesar de eso reconocen que tienen un “sentimiento muy agridulce, más agri que dulce”.

“Mientras las personas trans sigan teniendo que someterse a tratamientos y pruebas para probar su identidad, que no se piden al resto de la población, la igualdad no existe”

Así lo ha explicado Kiara Brambilla, presidenta de la Asociación, que ha calificado el texto como “una ley de mínimos” que al final “corresponde más a la presión activista que a la voluntad política”. La representante de ALEGA ha recordado el complicado proceso que ha vivido esta legislación “tras casi cinco años de preparación”. Brambilla lamenta que “el trabajo realizado en la anterior legislatura” se echó por tierra, y durante la presente legislatura, cuando se ha vuelto a presentar el texto, “han hecho una enmienda a la totalidad a través de enmiendas parciales”.

Esto ha provocado, explica, que “nos hemos encontrado con un texto nuevo y totalmente diferente al anterior”, por lo que desde ALEGA han estado “ojo avizor con los pocos recursos que tenemos” para comparar letra por letra ambos documentos y “ver qué suponían los cambios y cómo podíamos luchar por los derechos del colectivo LGTBI”. Brambilla pone como ejemplo una de las enmiendas que “más nos ha dolido” porque, a su juicio, “se ha hecho obviamente con intencionalidad y ocultismo”.

Según la presidenta de la Asociación, la nueva ley “no contemplaba la utilización de baños y vestuarios por parte de los niños y niñas trans”. “Finalmente esto sí que se pudo aprobar”, ha explicado, pero la Ley “sigue manteniendo la patologización de las personas trans, sigue manteniendo un concepto erróneo y estigmatizante de enfermedad hacia personas trans”.

Como ha explicado, el posicionamiento de ALEGA es que “una sociedad es igualatoria si toda una ciudadanía es igual ante la ley”, y “mientras las personas trans sigan teniendo que someterse a tratamientos y pruebas para probar su identidad, que no se piden al resto de la población, la igualdad no existe”.

En todo caso, ALEGA se muestra partidaria de esta nueva ley “porque estamos hablando de derechos humanos, de prevenir suicidios infantiles, el acoso en las aulas, de impedir delitos de odio, de acercarnos al mundo rural a nuestros mayores, de acabar todo tipo de discriminación que tengan como origen la orientación sexual y o la identidad de género”.

UGT

Por otro lado, UGT ha felicitado a ALEGA por su "constante esfuerzo" para que Cantabria tenga una Ley LGTBI propia. En un comunicado, el sindicato señala que apoya la nueva Ley LGTBI cántabra, aunque sea una normativa legal "de mínimos" y confirme que "aún queda mucho camino por recorrer", ya que, a su juicio, "todo queda en medidas futuribles pero sin compromisos cerrados".

Al respecto, recalca que la nueva normativa "al menos" garantiza unos derechos por ley ante futuras políticas que "no lleven por bandera el respeto a los derechos de los demás", aunque sostiene que "parece que surge más por cubrir el expediente que por una preocupación real en el colectivo LGTBI".

De todos modos, el sindicato celebra que "de una vez por todas, se prohíban las terapias de aversión que se han llevado a cabo en Cantabria y quién sabe si siguen realizando", y advierte de que "el colectivo trans sigue siendo el más vulnerable por la patologización e intención hasta el último momento de que los y las más jóvenes no puedan utilizar el baño o vestuario que merecen".

No obstante, UGT reitera su apoyo a la ley, "pese a que el sentimiento generalizado es que esto es mejor que nada y no hay el grado de satisfacción que esperábamos", e insiste en que hay que dar continuidad "a este primer paso", al tiempo que espera que la clase política "esté a la altura para ello", porque hasta ahora "no lo ha estado".

“Apoyamos la Ley LGTBI, pero tenemos un sentimiento agridulce porque es de mínimos”
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