miércoles. 24.04.2024

Abrazos que se quedaron sin dar, besos que resonaron en el aire esperando a ser escuchados, sonrisas silenciadas por centímetros de tela y despensas que se dejaron de llenar. Así ha caído la Navidad en Cantabria, entre quienes se juntarán alrededor de una gran mesa para devolverse –con distancia- el cariño robado y los que resisten al embiste de una economía que les ha dado la espalda. Todos ellos han formado la simbiosis perfecta para hacer brillar, de nuevo, la luz de la nevera de todos los hogares cántabros. Los bocados de solidaridad se han multiplicado en esta campaña navideña, las filas de familias solicitando ayuda para comer son cada vez más largas y la delgada línea que separa a muchos de caer en ese abismo cada vez más corta. “Muchas familias nos decían que era su primera vez”, afirma Marcela Calle, coordinadora del Banco de Alimentos de Cantabria, donde atienden aproximadamente a 30.000 personas a través de 200 entidades, un número de usuarios que ha aumentado mucho este diciembre en la campaña de Navidad. 

Este año los deseos mudaron sus trajes. Acabar el 2020 sin que el COVID abriera la puerta de sus casas y sus negocios era lo único que importaba y el creer en la magia de estas fechas se cambió por confiar en una vacuna. Sin embargo, miles de cántabros ya solo creen en llevar un plato de comida caliente a sus familias gracias a la inmensa solidaridad que la población ha demostrado en esta campaña. “La Cocina Económica es de la gente de Santander, que se está portando maravillosamente bien. Tenemos un goteo constante de gente que viene con donaciones y para nosotros todo esto es muy valioso”, señala Jesús Castanedo, director de la Cocina Económica. Del mismo modo, “la Gran Recogida de Banco de Alimentos ha sido un gran éxito. Teníamos un poco de incertidumbre porque no sabíamos cómo iba a reaccionar la gente al tener que hacer donativos económicos pero ha tenido muy buena acogida. Hemos recogido hasta que se cerró oficialmente casi 375.000 euros”, afirma Marcela. En el diciembre más triste que se recuerda, las entidades y colaboradores que están contribuyendo a proporcionar más bocados solidarios que nunca dejan así un halo de luz en las personas más vulnerables.

“Estas navidades en la Cocina Económica la comida va a ser especial en Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes"

Colectivos como Cocina Económica, que se han tenido que adaptar entregando las comidas en tupper ante la imposibilidad de entrar al comedor, no renuncian a transmitirles la ilusión de estas fiestas en forma de comida. “Estas navidades a pesar de que tenemos que mantener el protocolo COVID, la comida va a ser especial en Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes. Habrá cordero, marisco, turrón, compota, las comidas que hacemos en nuestras casas”, señala Jesús. Además, nadie se quedará sin un especial regalo que este año han preparado los alumnos de Los Salesianos y Las Esclavas para el día de Reyes, que, unidos a los paquetes de turrones y mazapanes que meterán en los menús el día de Navidad sacarán muchas sonrisas entre las doscientas personas que acuden al día. “Es una cosa muy bonita que están haciendo los niños y, aunque echaremos en falta a la familia queremos que reciban el cariño en forma de comida especial estas Navidades”, cuenta Jesús. Un cariño que se multiplica al tiempo que se doblan las raciones de comida y personas afectadas. “En estos momentos están llegando en torno a las 215 personas cada día cuando lo normal sin pandemia serían unos 130-140”. 

Por su parte, en el Banco de Alimentos también están enriqueciendo la cesta básica que les dan a las familias estas fiestas, introduciéndoles como novedad productos perecederos. “En Navidad siempre damos más y atendemos a más gente porque nos llegan también muchos más alimentos”, afirma Marcela. Su menú de este año contará con productos nuevos, productos de navidad y congelados, que nunca se había repartido antes. Y es que, aunque han aumentado los beneficiarios también lo han hecho, a la par, las donaciones tanto de particulares como de empresas y organismos públicos.

“Tememos que en enero o febrero haya una tercera ola y aumenten las solicitudes"

Pero una tercera ola preocupa. “En esta segunda hemos notado que ha afectado a personas que no había afectado en la primera. Muchas familias nos decían que era su primera vez”, cuenta Marcela. “Tememos que en enero o febrero haya una tercera ola y aumenten las solicitudes, que se sumen a las personas antiguas que repiten”, confiesa. Banco de alimentos llegó a alcanzar su pico más alto en los meses de marzo y abril con 45.000 personas demandando sus servicios después de un año 2019 donde atendieron aproximadamente a 26.000, casi el doble arrastrados por los daños económicos de la COVID. Y fue gracias a las reservas de la recogida del año anterior que pudieron atender a esta gran demanda durante la pandemia. “Los alimentos que repartíamos en casi un año se nos acabaron en prácticamente 3 meses”, afirma.  Por eso, desde la entidad agradecen a todos los cántabros su entrega, porque “siempre cuando pedimos ayuda hay una respuesta positiva y rápida”, pero también recuerdan la importancia de seguir donando porque los alimentos se van muy rápido y “no nos podemos quedar con las arcas vacías”, afirma.

A estas exitosas campañas se contraponen otras iniciativas más difíciles de consolidar esta Navidad. La soledad se multiplica a la vez que lo hacen las dificultades para paliarla. Ayuntamientos como Cartes o Alfoz de Lloredo fueron refugio de sus vecinos las Navidades pasadas, con iniciativas para dar abrigo a las personas mayores a través de cenas los días más señalados para que ninguna persona del municipio se sintiera sola y hacer revivir de nuevo el espíritu navideño en ellos. Este año la pandemia y las medidas de seguridad han imposibilitado paliar esta soledad a la que se enfrentan miles de mayores cada año y, en cambio, incluso se multiplicará. Pero desde Alfoz de Lloredo recuerdan que, aunque no se ha podido llevar a cabo esta iniciativa solidaria, se ha dado orden a los Servicios Sociales municipales para que estén en contacto vía telefónica periódicamente con las personas que lo necesiten. “Desde el Ayuntamiento, somos conscientes de la situación que la COVID ha creado y no vamos a dejar de estar cerca de las personas que necesiten nuestro apoyo”, confirma el alcalde, Enrique Bretones.

Entre mascarillas, medidas de seguridad y, sobre todo, falta de abrazos ha llegado la Navidad ante los ojos de una población cegada por un COVID que se ha llevado un protagonismo inesperado e indeseado durante todo el 2020. Un año en el que un “Feliz Navidad” suena a anhelo del pasado y esperanza del futuro, pero que colectivos sociales y cántabros solidarios lo hacen un poco más presente.
 

Bocados solidarios para más gente que nunca en las Navidades del COVID
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