sábado. 20.04.2024

Después de hacer más de 25 Km. el cansancio es mucho y evidente reflejado en nuestros rostros, y a veces verbalizado con la amigos con los que habíamos llegado. Ese agotamiento, como es normal, es mayor sobre todo en las personas que peinan canas, pero también había un sentimiento de orgullo, de haber completado la primera etapa de la marcha a Santander. Se realizaban las fotografías de rigor con todo el personal, que había que inmortalizar el momento, y ese esfuerzo realizado. Esas instantáneas al final de este camino, eran como las medallas en las olimpiadas, ahí quedaban para nuestra pequeña historia. Por unos momentos se olvidaban las tristezas y todos juntos sacábamos nuestra mejor sonrisa para quedar bien en esa fotografía colectiva de todo el grupo de  AMA. No han sido pocas las veces que repetimos las mismas para los amigos de la prensa, que llegaban un poco más tarde, unos sentados, otros medios tumbados, y los más fuertes con las banderas y pancartas en ristre.    

Unas palabras de ánimo, donde se recordaba que si somos capaces de llegar hasta aquí conquistaremos el mundo, al menos, o nuestro pequeño espacio donde se haga justicia, aunque nosotros nos conformamos con poco, con que nos den lo que es nuestro por derecho. Después de un breve descanso en las campas y en las playa de Somo, a algunos una ducha en el polideportivo nos dejaba casi como nuevos, luego un corto paseo por la zona, que por cierto es preciosa, totalmente recomendable, y como ya no estábamos para muchos trotes así que esos de los paseos cortos y despacito.

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No puedo olvidar aquel con paseo con unos amigos, hablando de la vicisitudes del camino, que si Txela se ha torcido el tobillo, o que Ramón ha tenido una caída sin consecuencias..., pero fue mirar hacia atrás y verla a ella, su cara no era tan risueña como otros años. Le pregunté qué le pasaba, me contó que las cosas no iban nada bien, que tenía un tremendo disgusto, y que esta marcha ha sido muy dura, que habían dudado mucho en venir a la misma, pero su marido la había convencido, diciendo, mientras que me queden fuerzas yo estoy con los míos, con los que siempre han estado a mi lado.  Con la voz entrecortada le costaba sacar las palabras, le puse la mano sobre su hombro y le dije, “no te preocupes que seguro vienen tiempos mejores”. Ella entonces sacó fuerzas y me contó, que a su marido le habían detectado un cáncer, y el pronóstico era muy duro, no le daban mucho tiempo de vida. “Él no quiere que nadie lo sepa, pero la enfermedad avanza muy rápidamente, y me temo que esta será su última marcha”. La verdad es que esta confesión te hiela el corazón, es difícil sumar a una injusticia, una situación tan dura y cuando personas que tienen la bondad por bandera, las ves en esa situación, la pena es enorme, le salían unas lágrimas que intentaba disimular sin mucho acierto. Una mirada de su marido, que rápidamente se dio cuenta de lo que pasaba, se acercó y me dijo, “no hagas muchos caso, que mi mujer es muy exagerada”. Le acarició la cara, y con una sonrisa le comentó, no te preocupes, que nos quedan muchos buenos momentos.

A veces hay mentiras piadosas que te llegan al alma, desgraciadamente nuestro querido amigo murió seis meses después, Dejando un enorme vacío en su familia y amigos, y a lo largo de este tiempo historias parecidas se han repetido con demasiada frecuencia. Es verdad que la injusticia con nosotros es muy grande, pero la vida transcurre tan rápidamente, que pasarse la misma lamiéndose las heridas, tampoco merece la pena. Eso sí, es tanto lo que hemos aprendido, y el afecto recibido de esos amigos que se nos han ido, que cuando nos concentramos, nos manifestamos seguimos sintiendo que ellos siguen a nuestro lado.

En estos días de finales de julio, los atardeceres en la playa son una hermosura, de esos momentos que te regala la naturaleza, y que son tan efímeros que también parece un mensaje, de aquello que incluso lo más bello, muchas veces dura poco pero no por ello es menos hermoso; conviene aprovechar cada instante, y disfrutar cuando sea posible, que eso de nacer para sufrir no parece lo más acertado.

La vida no es fácil, muchas veces ya se encargan las  propias circunstancias de decírtelo, a veces incluso de la forma más cruel, como hemos visto; por ello, conviene saber disfrutar de lo bueno de la misma, y encajar los golpes, todos tendremos un atardecer, quizás eso nos haga ser más humildes, y más respetuosos con todo, y con todos, lo que nos rodea. Algo que aquellos a los que la corrupción inunda sus comportamientos, quizás nunca comprenderán es el daño que hacen a tantas familias. Para estos personajes de cara dura y bolsillos llenos de lo que no les pertenece, también llegará su ocaso, y posiblemente si tienen un mínimo de conciencia les será difícil vivir con los remordimientos, de quienes amargan las vida a los demás por un puñado de monedas.

El tiempo va pasando, y los más jóvenes nos transmiten su alegría, incluso cuando algunos no podemos con las piernas, nuestros hijos y nietos, allí en el polideportivo, organizaron una pachanga, un partido entre los jóvenes y los que lo fuimos alguna vez,  y claro “nos dieron para el pelo”. A veces nuestra mente funciona a una velocidad que ya nuestras piernas no son capaces, creyendo que llegamos a los balones más lejanos, que regateamos como Messi, pero la realidad es muy puñetera y siempre se acaba imponiendo y recordando, que la juventud se fue para no volver. Eso sí, pese al cansancio disfrutamos como esos enanos que nos hacen caños, y las meten por la escuadra.

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Hubo en algunas marchas en las que se celebraba un acto con la asistencia de autoridades al acabar esta primera etapa; así sucedió aquel año donde estuvimos muy esperanzados por lo que habíamos conseguido introducir en la legalidad vigente. Hasta allí se desplazó la vicepresidenta del Gobierno de Cantabria Rosa Eva Díaz Texanos, el director de Medio Ambiente Miguel Ángel Palacio, el exconsejero que tuvo las competencias de urbanismo y por entonces Senador del Partido Popular Javier Fernández (siendo Consejero Javier Fernández, muchas familias habían firmado los convenios que pretenden que los afectados no pierdan patrimonio, tal y cómo les había instado el Parlamento de Cantabria en numerosas resoluciones), el consejero de Presidencia Rafael de la Sierra… Fue un acto entrañable, donde celebramos haber conquistado un gran avances para todos, que el Senado reconociera importante derechos al tercero de buena fe. Estos es, lo que son las familias afectadas por las sentencias de derribo, terceros de buena fe, familias que no tienen culpa de nada, que ni han participado en los procesos, y que se ven inmersos en una gran injusticia que amenaza con el derribo de sus viviendas, de sus hogares y todo ello por culpa de las propias administraciones públicas.

Allí se oyeron los discursos de esos que te llegan al corazón sobre todo porque es lo que quieres oír, que tus problemas se van a solucionar. Fue muy emotivo, nosotros veíamos al menos cumplido un objetivo de nuestra asociación, y ellos unido a los convenios firmados, hacían un cuerpo legal en la defensa de los derechos de los terceros de buena fe. Nosotros habíamos detectado, sufrido, y seguimos sufriendo, en nuestras propias carnes la injusticia de una justicia que nos decía que no tenía armas legales para aplicar en nuestro caso. Así las nuevas normas llenaban ese vacío de nuestra legislación vigente, y con todas sus límites, que más tarde le pondría el propio Tribunal Supremo, ha sido el mayor avance logrado en este campo del derecho administrativo y penal en muchas décadas en el ámbito de urbanismo y de la protección a los ciudadanos que sobre todo compran una vivienda, que es mayor gasto que un familia suele realizar en su vida.

Allí en aquellas escaleras y en las gradas del polideportivo, todos seguíamos atentos los breves discursos de nuestros representantes, y a fe que parecía, que el problema de los derribos entraba en su recta final, al menos, inocentes nosotros así lo creíamos en ese momento.

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La vicepresidenta, Rosa Eva Díaz Tezanos, nos mostró su apoyo, nos dijo que estaban trabajando mucho para que en esa legislatura hubiera la solución que nos debían, que estaba con nosotros y a nuestra lado, al lado de las familias y que comprendía el duro camino que habíamos realizado, y que merecíamos que cada uno pudiera seguir con sus vidas sin el miedo al derribo de la vivienda de su familia.

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Rafael de la Sierra, consejero de Presidencia, nos trasladó la importancia de lo logrado, lo orgullosos que teníamos que estar de nuestro trabajo, que él llevaba muchos años en política y pocas veces había visto personas, más trabajadoras y respetuosas, “sinceramente os merecéis que esto acabe ya. He estado muchas horas reunidos en las comisiones que hemos tenido en Parlamento, recuerdo que Antonio vuestro presidente me envió un texto, allá por 2010, en el que me ponía que el tercero de buena fe, estaba desnudo en nuestra legislación, y me envió un texto, incluso apuntó en el artículo donde se podía inscribir. La verdad es que me pareció muy interesante, y en poco tiempo teníamos un texto articulado que lo llevamos a hacer ley en Cantabria. Lamentablemente, y contra mi criterio el Tribunal Constitucional creyó que se invadía competencias estatales, hoy al ver que es ley estatal y lo habéis conseguido con la unanimidad del Senado, no puedo más que felicitaros, gran trabajo amigos”

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El Senador, Javier Fernández, nos comentó, sabéis de mi aprecio, si algo me duele es haberme marchado de esa consejería sin daros la solución que os merecéis, me queda el consuelo de los convenios. Lamentablemente creo que nos ha faltado una legislatura para acabar con la situación tan injusta que vivís, yo que os conozco el problema me duele, porque se ha traspasado esa frontera, entre el cargo y los afectados, yo veo en vosotros buena gente, amigos, que nunca se merecen lo que os está pasando. Nosotros las autoridades somos los que tenemos que pedir perdón por no ser capaces de acabar con esta situación. Os deseo lo mejor, y sabéis que me tenéis para ayudaros en todo lo que sea posible, esté donde esté”.

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Miguel Ángel Palacio, expresidente del Parlamento de Cantabria, fue la primera autoridad que llevó el tema de los derribos al Parlamento, allá por el año 97, cuando algunos ni sabíamos nada de esta situación. Él nos contaba en privado, que entonces se sintió muy solo, incluso incomprendido por todos, pero que era mucho lo que había hecho AMA, para cambiar algo esencial, que la opinión pública nos viera como lo que somos víctimas de las corrupción, y no como algunos nos habían querido presentar, poco menos que unos aprovechados que había comprado por debajo de los precios de mercado, ya que sabíamos que existían las sentencias de derribo. Vuestro trabajo ha sido muy grande, cambiar la opinión pública no es nada fácil, y vosotros lo habéis conseguido, enseñando las heridas que las instituciones os hemos hecho. Ahora nos toca a nosotros y a la justicia, daros lo que en justicia os pertenece. 

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Entre aplausos, y al grito  ¿qué pedimos?, ¿qué pedimos?,.. ¡justicia!, ¡justicia!, y ¡justicia!, terminaba ese acto que quedará para siempre en la memoria de muchos de nosotros.

El tiempo va pasando y llega la noche, hay que preparar, e inflar las colchonetas para dormir, unos a pleno pulmón, otros con el pie, y los más modernos buscando enchufes, todavía quedan los que duermen en las tumbonas, los sacos de dormir por encima adornan el polideportivo de colores… mientras otros sacan cafés de la máquina, y se preparan los bocadillos para cenar

Allí se comparte todo, la tortilla de Maite, con el jamón de Mari Cruz, el chorizo de Karmele, el salchichón de Juan, y el queso de Teo, el fuet de Félix…  Hay apetito y se devoran la viandas en poco tiempo, y eso mientras se comentaba las jugadas del partidillo de futbito: de como las chicas cada vez dominaban más la bola, como Francisco, a sus 70 años, todavía guardaba ese toque, que Ángel regateaba cómo en su juventud, y que Gaizka, Alaín, Julen y Kike jugaban en una categoría superior... 

Una vez de haber cenado, se preparaban las mesas para jugar las grandes partidas de parchís y mus. Otros buscaban los bares de la zona, para tomar una cerveza.

Maribel y Mariluz las campeonas de las 6 horas de deporte solidario de AMA se enfrentaban a Pili y Maite las campeonas de la urbanización, por otra parte Vitori y Juli expertas en la materia, se las veían con Marí y Alicia que se las sabían todas,  las partidas prometían y entorno a las mesas se iban acumulando espectadores, algunos algo bulliciosos, que daban recomendaciones y a los que se manda tener la debida neutralidad, 

Por otra parte, estaban los mejores jugadores del mundo mundial de mus,  verdaderos expertos en mundo de los faroles,  a los que le daban igual a “la pequeña” que a “la grande”, y que hacían “duplex!” con la misma facilidad que ·una pareja” y que parecían tener “la treinta y una” pegada a ese sitio donde la espalda pierde su respetable nombre. Por unos momentos, se olvidaba tanto sufrimiento, tanto cansancio, y se disfrutaba de la amistad, de un rato de ocio con los amigos. Donde se podían escuchar desde las sonrisas, las risas y hasta no pocas carcajadas. Esos momentos son algo más que un divertimento, es hacer grupo, es sentirse parte de esa gran familia que es la asociación AMA, donde se llora, se camina, se ríe juntos…

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Según avanza la noche, damos gracias a la familia que cuida el polideportivo y que han estado siempre tremendamente atentos con nosotros. Vuelven los que se fueron a dar el paseo, y las partidas van acabando. Sobre las 11:30 se apagan las luces y cada cual a su lugar, “cada mochuelo a su saco”.

Pronto se escuchan los ronquidos de algunos, si dormir y en esas condiciones no es fácil aguantar, esa música de fondo, esa sinfonía de resuellos, y las cosas se vuelve casi imposible, pero el cansancio es demasiado grande y, poco a poco, la mayoría vamos cayendo en los brazos de Morfeo… Uno soñamos con que esos hermosos discursos, que nos han regalado los oídos, se hagan realidad, otros…. 

Ahora bien, por muchas cosas que pasen, hay situaciones que nos conmueven y a mi mente vuelven las palabras de mi querida amiga, hablando del estado de su marido, y quizás, en la oscuridad de la noche, se nos escape alguna lágrima furtiva... Mañana será otro día, aunque la noches en esas condiciones se nos puede muy, muy larga… “Los sueños, sueños son”, unos aún despiertos y otros...

Capítulo 9. Una noche en el polideportivo de Latas
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