martes. 19.03.2024

Recopilatorios de historia bélica como la web batallasdeguerra.com incluyen entre las “grandes batallas de la historia” el “conflicto de Reinosa de 1987”, un “episodio único” que acabó con “victoria gubernamental” por la “contundencia de las fuerzas del orden” y que “será recordado para siempre en las páginas de la historia de Cantabria y de la lucha sindical”. Una batalla que también tuvo sus corresponsales de guerra. Treinta años después de la Primavera del 87, los periodistas y fotoperiodistas cántabros que la cubrieron para agencias y medios de comunicación cántabros, vascos o madrileños no han olvidado aquel 12 de marzo ni aquel 16 de abril ni ninguno de todos aquellos días de lucha y de represión y lo que supusieron para Campoo y para Cantabria.

San Martín: “Reinosa hizo entonces lo único que podía hacer: rebelarse”

José Ángel San Martín está convencido de que la Primavera del 87 constituyó una “academia intensiva de periodismo” para quienes la cubrieron. “Y en aquella academia aprendimos cuál fue la verdad –que Gonzalo murió por inhalación de humos en su propio garaje, como confirmaron los doctores Ondiviela Gracia y Val Bernal– y cuál fue la verdad oficial que impusieron la Guardia Civil y aquella forense a la que trajeron a Cantabria en helicóptero”, añade. San Martín cubrió el conflicto para la agencia Europa Press y para el diario ‘Alerta’, y en la primera gozó de “absoluta libertad” para contar todo lo que veía pero en el segundo –“controlado entonces por el PSOE, que gobernaba en España y en Reinosa”– sufrió la “censura previa y a veces incluso posterior”. Treinta años después, se ha sacado aquella “espina” con su columna ‘Hubo un 11-M en Reinosa’, y al volver la vista atrás reconoce que la capital de Campoo hizo entonces “lo único que podía hacer: rebelarse” y recuerda muy especialmente “el esfuerzo, la inteligencia y el comedimiento” del entonces presidente del comité de empresa de Forjas, Fernando Fuente, un “auténtico estratega” que en todo momento supo estar “a la altura del conflicto”.

También para ‘Alerta’ cubrió aquella batalla Miguel del Río. Suyo es el artículo titulado ‘Los trabajadores de Forjas desarman a la Guardia Civil en durísimos enfrentamientos’, que pudo ver la luz después de que el jefe de Economía y él mismo se encargaran de “custodiarlo” hasta altas horas de la madrugada de aquel 13 de marzo. “Yo, que entonces era un crío, llegué muy tarde de Reinosa pero escribí el artículo de una tacada y hoy volvería a escribir exactamente lo mismo: cómo todo un pueblo se vuelca con los obreros, porque aquello no fue una lucha sólo obrera sino de toda una sociedad; de jóvenes, ancianos, amas de casa… que vieron las orejas al lobo de una reconversión brutal y sin miramientos y dijeron ‘ésta es mi tierra’”. El periodista cántabro Jesús Delgado –fallecido en 2003– tituló su artículo de aquel mismo día en ‘El País’ ‘Obreros y guardias civiles luchan cuerpo a cuerpo en Reinosa’. Del Río no olvida que él también utilizó la expresión ‘cuerpo a cuerpo’, tan “vinculada a lo bélico” y que tan bien define “cómo se desarrolló todo aquello”. “Después de los sucesos de Reinosa, yo no volví a ser el mismo periodista”, asegura.

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Collado: “En Reinosa no se pusieron los fondos que se pusieron en otras zonas”

Fernando Collado había vivido la reconversión industrial en Bizkaia –sabía lo que es quedarse “atrapado en el puente de Deusto, entre tornillazos y cohetes de los trabajadores de los Astilleros de Euskalduna y pelotazos de goma y botes de humo de la policía”– cuando volvió a Cantabria medio año después de la Primavera del 87 y encontró la redacción de ‘Alerta’ y la sociedad cántabra “muy sensibilizadas” con lo que acababa de pasar en Reinosa. “Había muerto un trabajador y rápidamente comprendí que la reconversión había cambiado el ‘chip’ a todo el mundo, porque se había tomado conciencia de lo que pueden generar los problemas laborales enfocados de una u otra manera”, explica. Collado asegura que la batalla de la capital de Campoo no fue “un pasaje más en la historia del laboralismo de finales del siglo XX” sino “un punto esencial para entender cómo se hizo la reconversión y cómo se hizo de mal en Reinosa”. “Se estaba jugando con bocas, con gente que comía, y no se pusieron los fondos que se pusieron en otras zonas; en España sirvió de aprendizaje para saber lo que no debe hacerse pero lo pagó un reinosano y todos los reinosanos”, añade.

También Patxi Ibarrondo había vivido y cubierto la batalla de los Astilleros de Euskalduna cuando el diario ‘La Gaceta del Norte’ lo envió a Cantabria para cubrir el conflicto de Reinosa, que describe como una “táctica de demostración de fuerza de elementos ultras que no querían ni asomarse a la Transición y que teledirigieron a guardiaciviles muy jóvenes con la estrategia puesta en algún lugar de Euskal Herria”. Y es que en su opinión el “telón de fondo” de la Primavera del 87 no fue otro que la “guerra contra ETA utilizando a la población civil”. “Fue un ensayo general de un estado de excepción o de sitio, un ensayo de la toma de un pueblo y del posterior sometimiento de su población, aunque les salió el tiro por la culata porque la población civil de Reinosa reaccionó en lugar de acojonarse”, enfatiza. Cinco años después, Ibarrondo también cubrió el juicio a los ocho guardiaciviles acusados de la muerte del obrero Gonzalo Ruiz, y lo recuerda como una “farsa”, una “pamema” en la que hasta el fiscal “hizo las veces de abogado defensor”. “Todo estaba cocinado, masticado y tragado y los acusados salieron por la puerta grande”, denuncia.

Hojas: “Aquella cobertura fue difícil, incómoda y desagradable”

Pablo Hojas cubrió para la agencia Efe y para los diarios ‘El País’ y ‘Alerta’ prácticamente todas las jornadas del conflicto de Reinosa –“gastaba un rollo o dos de 36 fotos cada día, así que tendré unos mil negativos en total”–, y no duda en calificar de “difícil, incómoda y desagradable” aquella cobertura. “No fue ningún lujo, porque la situación para los fotógrafos en general era mala y para mí peor, y es que tuve muchos problemas con los trabajadores porque ellos veían que ‘Alerta’ estaba a favor de la Guardia Civil, pero que a mí el periódico me publicaba lo que él quería o que yo también trabajaba para Efe y ‘El País’ lo veían menos”, puntualiza. Precisamente de ‘El País’ del 7 de mayo de 1987 fue portada una de las fotos de Hojas: la que muestra circulando en bicicleta a dos mujeres, una de las cuales se lleva una mano a la cabeza mientras justo detrás de ellas arde un vagón de tren incendiado en protesta por la muerte de Gonzalo. “Aunque no es tan agresiva como otras fotos, transmite muchos datos y recoge ese ‘otro momento’ que no es propiamente el de la actuación de los trabajadores o de la Guardia Civil pero que también existía”, explica.

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Para ‘Diario 16’, dirigido entonces por Pedro J. Ramírez, cubrió el conflicto Ángel Colina, que aquel 12 de marzo volvió a Madrid con un pelotazo de goma en una pierna y desperfectos en el coche pero también con la foto más histórica de la Primavera del 87: la que inmortalizó a un grupo de guardiaciviles a punto de rendirse ante el pueblo de Reinosa. Treinta años después sigue sin explicarse “cómo no murió alguien allí”. “Ésta es la foto”, le dijo Ramírez nada más verla. Fue la portada del ‘Diario 16’ del 13 de marzo y ganó la primera edición del Ortega y Gasset de fotoperiodismo. “Todos” sus compañeros creyeron que ganaría también el FotoPres pero no lo hizo, y Colina está seguro de que fue por la situación tan “comprometida” en la que la foto mostraba a aquel grupo de agentes. “Rodeados, desarmados, rindiéndose… fue un golpe muy duro para la Guardia Civil, que hasta entonces era sagrada e intocable; esa foto marcó un antes y un después en la institución”, asegura. La propia Guardia Civil se puso en contacto con él para pedirle “más fotos si las tenía” –supuso que “para identificar a la gente que había estado lanzando piedras”–, pero su respuesta fue que él es “un fotoperiodista” y que su cometido “no es ése”.

‘Reinosa contra el miedo’ no es fruto de una “neutralidad imposible” sino de un “sentimiento solidario”

Floren Enríquez, Marcos Gutiérrez, Pilar Vázquez, Juan Manuel Freire y Rosa Pereda no cubrieron la Primavera del 87 para ninguna agencia ni para ningún medio, pero son los autores del libro ‘Reinosa contra el miedo’ (Editorial Revolución, 1988), la gran obra de referencia sobre el conflicto. Ya en la presentación, los entonces militantes del Movimiento Comunista advierten de que el libro –lleno de testimonios de vecinos de Reinosa y de lo que éstos vivieron en las fábricas, en sus casas y en las calles durante aquellos meses– no es fruto de una “neutralidad imposible” sino de un “sentimiento solidario hacia quienes se levantaron para defender su futuro” respondiendo “de forma unánime a un golpe inesperado y brutal” y sufriendo por ello “toda la ira del poder”.

Treinta años después, Floren Enríquez recuerda que ‘Reinosa contra el miedo’ fue “nuestra muestra de solidaridad y nuestra contribución a que lo sucedido tuviera un testimonio directo y claro para el futuro, más allá de la inmediatez de las hemerotecas y de las manipulaciones o tergiversaciones que publicaron muchos medios”. Al volver la vista atrás, Enríquez recuerda la “represión casi diaria” pero sobre todo la “toma militar” del 16 de abril. “Las tanquetas tomaron Reinosa y Matamorosa, ordenando desde sus altavoces cerrar las persianas y apagar las luces de las casas y disparando sin más aviso a las ventanas de quien no lo hacía, como pasó en la casa de unos amigos míos en la que me refugié”, explica. Recuerda la “decisión del Gobierno de Felipe González de eliminar los puestos de trabajo de Forjas y Aceros”. Recuerda las “tanquetas de la Guardia Civil subiendo y bajando por las Hoces para amedrentar al pueblo que se mantenía firme en la defensa de los trabajadores y del futuro de su comarca”. Recuerda la “determinación de la Dirección General de la Guardia Civil de dar una lección al pueblo de Reinosa por las imágenes, que habían recorrido el mundo, en las que se veía a guardiaciviles desarmados por los propios trabajadores”. Recuerda el “hecho más doloroso” de la Primavera del 87: la “muerte de Gonzalo a manos de la Guardia Civil”. Y recuerda también la “impunidad”. “Se condenó levemente a los dos guardiaciviles que lanzaron los botes de humo que provocaron la muerte de Gonzalo, pero ningún político ni ningún dirigente de la Guardia Civil fue cesado ni por la muerte de Gonzalo ni por la toma militar de la ciudad, que provocó numerosos daños a personas y propiedades, ni por la represión casi diaria llevada a cabo durante semanas para reducir la resistencia de trabajadores y vecinos”.

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Yo cubrí la batalla de Reinosa
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