viernes. 19.04.2024

Las reacciones a las nuevas restricciones en materia hostelera no se han hecho esperar en el país, pues son muchas las comunidades en las que se han incorporado medidas recientes en aras de evitar más rebrotes. Los cántabros tienen ya impuestas dos obligaciones, llevar un registro de clientes y cerrar antes de las 02:00 horas. Una nueva realidad que puede acabar de hundir a un sector que no pasa ni mucho menos por su mejor momento: Lo siguiente qué va a ser, ¿volver a confinarnos?, se preguntaban los hosteleros de la región. Y es que hay una medida que preocupa especialmente, la obligación del cierre de locales a las 02:00 horas y la prohibición de entrada de clientes a partir de la 01:30 horas, algo que para muchos implica no abrir sus establecimientos pues su horario de máxima actividad empieza a esas horas.

"La culpa no es de los profesionales de nuestro sector, sino del nulo control que ha ejercido la autoridad sanitaria"

El sector hostelero de todo el país está sufriendo un retroceso de su actividad y son ya varias las asociaciones y federaciones que han respondido al nuevo escenario que se les plantea a partir de ahora. Los profesionales murcianos han sido de los primeros en reivindicar su actividad y mostrar su oposición a estas medidas. Esto para los locales "supone un paso atrás que les va a costar su futuro, después de haber hecho frente a las inversiones en mobiliario y seguridad sanitaria", advierte el presidente de la patronal hostelera, Jesús Jiménez, quien afirma que las medidas “desembocarán en la quiebra del sector en la Región de Murcia”. Además, critica la "criminalización del ocio nocturno, la hostelería y el turismo" ante esta situación de rebrotes. "La culpa no es de los profesionales de nuestro sector, sino del nulo control que ha ejercido la autoridad sanitaria competente en la vigilancia de las personas que debían guardar cuarentena domiciliaria", añade, para proseguir recordando que "estas personas no solo salieron de sus casas para ir a bares o discotecas, porque también han ido, por ejemplo, al supermercado, o a la playa, espacios donde también han podido propagar el virus", asegura Jiménez.  Asimismo, el presidente de la patronal asegura que “limitar a toda la hostelería regional la admisión de clientes hasta la 1:30 horas e imponer su cierre total a las 2:00 horas, va a provocar el desplazamiento de turistas a otras zonas y traerá consigo la aparición de botellones y fiestas privadas".“Al apostar por las prohibiciones generalizadas de aquellos sectores más complicados, se están fomentando iniciativas que recordarán a los tiempos de la ley seca", lamenta Jiménez.

Más allá ha ido Cataluña, donde la Federación Catalana de Asociaciones de Actividades de Restauración y Musicales (Fecasarm) recurrirá al Tribunal Superior de Justícia de Cataluña (TSJC) el cierre de las discotecas de Cataluña decidido por la Generalitat ante los rebrotes de coronavirus, al considerarlo ilegal, por lo que pedirá suspender la medida.

Una medida más aplaudida es la adoptada por Asturias, donde quedan prohibidos los 'botellones' ya que “habitualmente conllevan una relajación o ausencia del cumplimiento de las medidas de seguridad y de distanciamiento social", afirman las autoridades. El Ejecutivo autonómico indica que la prohibición no afecta al consumo en terrazas o con ocasión de fiestas, verbenas y otros eventos populares que cuenten con el permiso o la autorización que sea precisa en cada caso.

En Castilla La Mancha celebran la medida del registro de clientes ya que “otras podrían haber sido el recorte de horarios"

Por su parte, en Castilla La Mancha los hosteleros celebran que se les obligue, “solamente” en su caso, a realizar un registro de clientes, ya que según afirma el presidente de la Federación Regional de Hostelería y Turismo de Castilla-La Mancha, José Crespo, “de no haber tomado estas medidas, otras podrían haber sido el recorte de horarios al ocio nocturno o los cierres parciales de aforo", a lo que se enfrentan comunidades como Cantabria. De esta forma, Crespo admite que esta medida deja al sector "mucho más contento". "Además nosotros pensamos que también podemos hacer así nuestra aportación a que la pandemia se controle y no se dañe tanto la imagen de nuestros establecimientos, como a veces parece que somos nosotros los culpables de muchos contagios cuando se está demostrando que los está habiendo más incluso en ámbitos familiares".

La economía está resentida y la de los hosteleros continúa siendo la más afectada. Es más, el sector estima que desaparecerán alrededor de unos 65.000 de bares, cafeterías y restaurantes a lo largo de este año en España, mientras prevé que la pérdida de empleo rondaría entre los 900.000 y 1,1 millones de puestos de trabajo, entre directos e indirectos.

 

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