jueves. 28.03.2024

La senadora gallega Vanessa Angustia es la candidata de IU a las próximas Elecciones Europeas. Con Venezuela situada en el eje de la agenda política internacional, enfatiza que el marco de la política más internacional tiene que partir del municipalismo. 

-Tenemos el 8 de marzo a la vuelta de la esquina. El pasado año se trató de una jornada histórica, ¿espera que se registren los mismos datos de seguimiento en este 2019?

Va a ser mejor. Hemos tenido una progresión inaudita en cuanto a movimientos sociales. Ahora mismo, las mujeres somos las únicas con capacidad de sostener una movilización permanente desde el punto de vista político y también social. El feminismo ha sido agencia prioritaria en todo el marco estatal, provincial y municipal y además hemos sido capaces en un momento dificilísimo de sostener una movilización pública y de atraer a agentes sociales que de partida no querían implicarse en el proyecto en igualdad con el propio movimiento 8M, como han sido por ejemplo los sindicatos. Hay que conseguir que la movilización sea total, y el paro sea laboral, no solo estudiantil, como se ha anunciado por lo menos por parte de CCOO, pero hemos avanzado muchísimo desde el año pasado y sobre todo se ha avanzado en un modelo de organización horizontal. Decían que el movimiento 8M estaba controlado por partidos, que se iba a politizar y burocratizar y ha sido todo lo contrario. Las asambleas del 8M han vivido una progresión numérica y de contenido. Los documentos políticos son cada vez más serios, se han puesto muchísimos debates sobre la mesa y se ha hecho con honestidad y escuchándonos unas a otras.  No se ha caído en la burocratización del espacio y por tanto esa construcción horizontal en la que todas, tanto asociaciones como individuos, podemos participar, garantiza su continuidad y también la capacidad de ejercer esa presión para el que luego legisla. Este año hemos avanzado mucho. 

-Cada vez son más las jóvenes que salen a la calle, pancarta en mano, a reivindicar sus derechos ¿estamos experimentando un repunte en la concienciación de las adolescentes?

Es normal, porque lo que se están jugando son sus condiciones de vida presentes y futuras. No solo tienen problemas como estudiantes, no solo cada vez se les dificulta más el acceso  a una educación de calidad y se intenta vulnerar más el marco de educación pública,  sino que además su futuro en cuanto a lo que tiene que ver con el trabajo está en peligro. Creo que hay algo muy interesante en cuanto a lo que han hecho las jóvenes, que es vincular esos espacios de movilización que han conseguido en el movimiento feminista para extrapolar esos ‘Viernes sin futuro’ a cuestiones medioambientales y al futuro del planeta. También ellas están evolucionando a ser capaces de gestionar espacios más conjuntos. Pero no es solo esa la capacidad de implicación del 8M ya que además las ha vinculado de una manera muy especial con las mas mayores que era con las que tenían mas distancia, menos contacto, y a priori podían creer que tenían menos cosas en común.  El 8M las ha ayudado a romper esa barrera generacional y ser capaces de trabajar juntas y ser capaces de comprender los puntos en común que tienen.

Manifestación violencia de género

Mensaje en una manifestación a favor de los derechos de las mujeres | Foto: archivo

-Desde su grupo se ha apostado por la idea de "desmontar el amor romántico", ¿en qué consiste este concepto y cómo se puede actuar frente a él?

La idea parte de ese planteamiento que nace desde el 8M. El ser capaces de recuperar espacios de gestión conjunta, de mirarnos a la cara, hablar con tranquilidad, conocernos y reconocernos e ir a las claves sobre cuáles son en realidad los problemas de por qué estamos fuera de la vida pública y siguen existiendo desigualdades a nivel sanitario, laboral y en todo lo que implica el marco de violencia machista, etc. La idea es hilar y politizar esos espacios más privados de la vida. No solo nos enfrentamos a un marco de desigualdad en lo público, también viene  en lo privado. Analizar cómo opera el patriarcado en nuestras vidas, estableciendo ese marco de dominación y sumisión en las relaciones privadas y condicionando por lo tanto las relaciones futuras tanto en la vida pública como a nivel afectivo a través de ese sistema que nos deja como sumisas.  Lo más importante es ser capaces de compartir experiencias personales para reconocernos en vidas distintas y entender que no hay un solo modelo de familia, una sola manera de relacionarse y que todos esos mitos tradicionalmente ligados al amor, que dicen que los celos o la exclusividad son buenos, que el matrimonio hay que consolidarlo a través de una estructura económica, son un modelo, sí, pero hay otras y se puede tender a uno en el que quepamos todas, y ser libres al elegir. 

-Día a día, vemos como la extrema derecha está experimentado un auge sin precedentes en los últimos años dentro del panorama político nacional, ¿nos estamos tomando lo suficientemente en serio esta amenaza?

Sí que nos lo estamos tomando totalmente en serio. Desde Izquierda Unida hemos entendido que de lo que se trata esto es de garantizar condiciones de vida y enfrentarlo con lo que llamamos tradicionalmente ‘La Batalla de las ideas’. Uno no puede pronunciarse a través de un titular y no perseguir lo que hay detrás de eso. No se pueden dar debates políticos de titular en titular. Uno no puede decir que viene a defender los derechos humanos como lo han hecho en Madrid llamándonos feminazis y diciendo que buscamos empeorar la calidad de vida del 50% de la población que son los hombres. Lo que enfrentamos son ideas y lo que hay que hacer es enfrentar propuestas políticas, sobre todo garantizando condiciones de vida. Debemos enfrentarlo así, primero en el marco europeo, diciendo que se acabó el pasar por encima de los pueblos, entiendo que las alianzas a nivel europeo son mercantiles. Lo que queremos es una Europa para los pueblos, donde podamos sentirnos reflejadas y sobre todo donde se estén garantizando nuestras condiciones de vida, y para eso hay que llevar a cabo tres acciones imprescindibles. 

Primero, mejorar la legislación en materia de derechos humanos. No puede ser que se sigan permitiendo aquella que mantiene la desigualdad, no solo en materia laboral o salarial sino también en nivel de protección de vidas de los colectivos más vulnerables, como mujeres, colectivo LGTBI, infancia o personas migrantes. 

El segundo marco es el de relaciones laborales , que deben estabilizarse desde el punto de vista de trabajadores y trabajadoras. Europa y España tienen la responsabilidad de revisar absolutamente todas sus normativas en materia laboral precisamente para transformarlas en todo lo que ha perjudicado a la clase trabajadora a lo largo de estos procesos de pérdidas de derechos.  

Se trata de revisar de manera conjunta el marco de modelo productivo, que debe integrar en materia de igualdad a esos colectivos más vulnerables y hay que transformarlo en dos sentidos. Primero hay que entender nuestro propio territorio y recuperar la soberanía en su gestión. 

Debemos tirar las barreras que se han puesto en contra de la clase trabajadora, que cada día los empobrecen más y que ha generado esa Europa en dos tiempos de la que ya hablaba Julio Anguita. 

El mayor problema que España está afrontando ahora mismo es la desindustrialización, que ha sucedido por el abandono de políticas en materia industrial por parte de los poderes públicos y porque a lo único que han entrado a regular es a dejar que los intereses privados y las regulaciones empresariales se colasen a nuestros sectores estratégicos.  Debemos tirar las barreras que se han puesto en contra de la clase trabajadora, que cada día los empobrecen más y que ha generado esa Europa en dos tiempos de la que ya hablaba Julio Anguita. 

-La inmigración se ha convertido en el eje del discurso de la derecha durante las elecciones andaluzas, ¿cómo están logrando que este discurso cale en la sociedad? 

Los poderes mediáticos están operando muy a su favor. Hay un dato clave en este marco de precampaña en torno al trifachito. Se les da un espacio de poder que todavía no tienen y las cávalas se hacen con ese espacio consolidado, pero sin embargo, de manera paralela, lees el CIS y lo que nos dice es que el 51% del voto en los  cuatro escenarios electorales que vamos a enfrentar aún no está decidido. Por lo tanto, la batalla está abierta y sí se les está ayudando a consolidar este espacio. El problema es que cuando las políticas sobre migración están basadas en criterios económicos y no en criterios humanos, no en cuestiones que defienden sus derechos, son muy fáciles de manipular. También es fácil generar ese espacio de enfrentamientos, de bloques, de yo no trabajo porque tengo que ocupar trabajo a otro. Eso es muy fácil de cambiar, cambiando el orden establecido. Es importante entender las circunstancias fuera de nuestro propio marco, ¿por qué migran?, todo el mundo tiene derecho al arraigo, también las personas migrantes. Si no lo hacen será porque tienen razones  de peso para no hacerlo, como la guerra, el hambre o el cambio climático y eso lo ha provocado el norte que los rechaza. Somos nosotros los que seguimos entendiendo que África sigue teniendo todos sus recursos a nuestra disposición y que podemos expoliarlos. Financiamos guerras, empresas que les expulsan en el mar. Cabemos todos en el espacio y debemos cambiar los criterios en los que basan las decisiones.  

-La situación en Venezuela se ha convertido en el principal foto de atención de la política internacional en las últimas semanas, ¿qué balance hace de la misma? ¿Cómo valora la actuación del presidente Nicolás Maduro? 

En los últimos cinco años se ha utilizado la situación interna de un país que no es el nuestro, Venezuela, en momentos clave de nuestra política interior precisamente para desviar la atención.  Ahora han ocurrido dos cosas en el marco tanto de América Latina que es el mismo con el que la Unión Europea trabaja con Orienta Próximo y África. En el caso de Venezuela hablamos de un país tremendamente rico en recursos, petróleo, gas, oro, coltán, que se están agotando en otros espacios, y que en su caso cuenta con las mayores reservas. El Gobierno de Venezuela lo que hace en su momento es blindar los recursos naturales,  como deberíamos haber hecho todos, garantizando su soberanía, diciendo que son propiedad del estado y por tanto de los ciudadanos y ciudadanas y que absolutamente cualquier explotación de ellos debe repercutir en la población. A mi esto me parece algo totalmente lógico y es lo que estamos peleando para Europa, recuperar soberanía y capacidad de decisiones para permitir garantizar esas condiciones materiales y cambiar las relaciones en el marco público contra los intereses privados que parece que ahora priman. 

En los últimos cinco años se ha utilizado la situación interna de un país que no es el nuestro, Venezuela, en momentos clave de nuestra política interior precisamente para desviar la atención

Nicolás Maduro es el presidente legítimo del país. Primero porque se ha presentado a procesos electorales y los ha ganado, y en su caso en concreto con bastante más apoyo que el que han tenido Trump o Bolsonaro, ahora aliados en esa guerra en su contra. A nosotros no nos corresponde nombrar un presidente en Venezuela.  Primero porque no es nuestro país y segundo porque estaríamos vulnerando el marco de legislación internacional, ingiriendo en los intereses de un país en contra de su soberanía y de la de su pueblo para tomar decisiones. Ha sido un golpe de Estado con un señor que se autoproclamó presidente en una manifestación, con los Estados Unidos corriendo a apoyarle y reconocerle en media hora. No había una facultad legal para que lo hiciese. No solo no existe ningún marco jurídico de denunciar del proceso electoral que nombró presiente a Maduro, denuncia que si se ha hecho en los medios de comunicación, otro ejemplo de cómo se juega en el poder mediático, pero sin embargo no ha habido ninguna denuncia en ningún organismo competente ni nacional ni internacional de que se hubiese cometido cualquier tipo de vulneración, ilegalidad o de falta de trasparencia en las elecciones. 

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Nicolás Maduro | Foto: europapress

No podemos ser osadas diciendo que se produjo cuando no se han aportado pruebas ni hay ninguna denuncia al respecto. Se ha mantenido el orden en torno a la Constitución y por lo tanto el nombramiento es ilegítimo. Lo justo es ya decir que nadie se nombro presidente por iniciativa propia, sino que se le estaba apoyando desde Estados Unidos y se sabía previamente del consentimiento de la Unión Europea sobre la cuestión. Entran en esto dos factores. El primero es el control de los recursos naturales. El seguir pensando que América Latina es el patio trasero y que podemos seguir influenciando el marco de crecimiento de los pueblos en torno a eso y el interés geoestratégico. Es muy tradicional, en las políticas republicanas estadounidenses, entender América Latina como un lugar donde se dan golpes de estado, donde se deponen gobiernos y se ponen otros y donde se ejerce control económico desde la dominación política, teniendo socios y decidiendo desde los propios Estados Unidos. 

No es casual que el señor de la guerra, Elliott Abrams, que ha estado detrás de todos los conflictos de América Latina desde 1979, sea ahora el que está detrás de esta operación de guerra de Venezuela. No es casual, se busca recuperar esa política que además necesita Estados Unidos para combatir a lo que ellos entienden como un enemigo económico que es China, cerrando alianzas con los países de América Latina. 

-¿Cómo cree que afectaría a América Latina una intervención militar de Estados Unidos en Venezuela? 

Marcaría un precedente difícil en torno a la nueva guerra, a esa que llamamos de quinta generación en estos momentos.  En ella operan bloqueos económicos por una parte, el imperio mediático tomando el control de toda la estrategia internacional  en torno a qué se comunica, qué no, qué se hace llegar al ámbito internacional sobre lo que está pasando en el país. Por otra, el primer intento de control de recursos y posterior bloqueo económico si no funciona que es lo que ha pasado en este caso. Las perdidas son ya de alrededor de 30.000 millones de dólares por el bloqueo que tanto Estados Unidos como Reino Unido están llevando. Por petróleo los primeros y de reducción de compras del oro en el caso de los segundos. En tercer lugar se amenaza, cuando nada funciona, con la intervención militar. 

Es una vuelta atrás porque lo que intenta provocar es una guerra civil y hace mucho tiempo que en América Latina no se produce una guerra en ese contexto. Además sería preocupante lo que podría suponer para el resto de países, ya no para los del entorno del ALBA sino también lo que pueda pasar con la propia Brasil, donde la población esta absolutamente fracturada, con su Gobierno ejerciendo violencia institucional. 

Bolsonaro tiene brigadas en la calle, asesinando personas impunemente a manos de los grupos y fuerzas de seguridad sin tener que dar cuentas, en un escenario político difícil desde el punto de vista de las relaciones económicas que Bolsonaro está teniendo con el norte. Además, está recortando no solo derechos en materia laboral y hay que analizar como está tratando a la población indígena. Es imprescindible posicionar internacionalmente que Bolsonaro no es el dueño de la Amazonia. Temen una propia guerra civil, como anuncia el propio PTB si su gobierno inicia una intervención armada en otro país como Venezuela. 

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Jair Bolsonaro | Foto. europapress

- Parece que Theresa May sigue encontrando problemas en torno a la fecha del Brexit, ¿qué consecuencias tendría la salida de Reino Unido de la Unión Europea? ¿Cree que finalmente se llevará a cabo?

Corresponde respetar la soberanía de Reino Unido para decidir su propio futuro. Esto afectaría a las relaciones ya que habría que sentar un nuevo marco en torno a ellas. Tenemos un punto de contacto que nos afecta especialmente, como es Gibraltar, y por lo tanto correspondería que se abriesen la puerta  a la negociación entre ambos países. Lo que no hay que generar es miedo en torno a la perdida económica. Debemos aprovechar esta situación para una reconversión de ese modelo compartido en la Unión Europea, para que los recursos sean más equitativos, su reparto sea justo y sobre todo aprovechar esta necesidad de negociación directa con un país para entender las circunstancias territoriales de todos. Hemos intentado ser muy pedagógicas en torno a esto en la redacción de la nueva PAC. Supone relacionarnos de una manera diferente entre nosotras y hemos aprovechado ese marco de política agraria común precisamente para negociar un nuevo reparto, equitativo,  y que entienda las circunstancias territoriales y se negocie en torno a eso, construyendo a partir de ahí un nuevo modelo juntos. A lo que no estamos dispuestos evidentemente es a forzar una ruptura y a que no existan vínculos. Queremos que la salida sea negociada. 

-Marea nació en 2015 como una coalición formada por Anova, Podemos, Esquerda Unida, Equo Galicia y Espazo Ecosocialista Galego, además de diferentes agrupaciones ciudadanas, ¿cómo se vive desde dentro el funcionamiento y el crecimiento de una alianza como esta?

El proyecto venía de la experiencia previa del año 2011 en las elecciones autonómicas con el proyecto de AGE  en las que se puso en práctica una experiencia que hasta ahora  no se ha repetido en ningún otro marco territorial, que era la confluencia de una fuerza federal como éramos ‘Esquerra Unida’ con Anova. No solo se sentó este pilar, además entramos con fuerza en el Parlamento con nueve diputados y diputadas, y creíamos, no sólo que se daban las condiciones necesarias en Galicia sino que además existía un equilibrio y necesidad a nivel estatal de impulsar el proyecto a otros niveles.  Entonces decidimos poner en marcha un espacio ensanchado con la llegada de los compañeros y compañeras de Podemos y en 2015  lo hicimos sustentándonos en dos pilares. Primero queríamos superar los espacios pensando que la unidad popular.  Reforzamos el marco de unidad social, sin dejar que fuesen los intereses partidistas los que primasen, pero siendo sujetos políticos que tenían la posibilidad de aportar su modelo en torno a las propuestas políticas e incluso organizativas para generar un espacio de convivencia en igualdad que permitiese gestionar esta apuesta social. Entramos con fuerza en las cortes estatales y seguimos intentando avanzar en el proyecto. 

-La situación de la izquierda cántabra es convulsa en estos momentos, ¿qué análisis hace de los posibles pactos de cara a las elecciones?

Lo que hemos intentado hacer desde el marco estatal es dar las máximas garantías posibles en base a dos principios que eran los mismos que nos servían para la construcción de Marea en su momento. Primero, entender que cuando hablamos de unidad popular lo hacemos desde el marco social. Se trata de hacer políticas para la clase trabajadora. Debíamos ser capaces de llegar a acuerdos porque el marco de unidad es social y no dentro de nuestro espacio y a partir de ahí respetarnos como sujetos políticos. Entender que todos tenemos algo que aportar y que las partes queremos seguir caminando juntas, firmar un acuerdo con garantías. Esto no quiere decir que necesariamente obliguemos a llegar a acuerdos en el marco preelectoral pero lo que sí garantiza es que sea antes o después vamos a ser capaces de elaborar políticas comunes en beneficio de esa mayoría social.

-¿Cómo afronta las próximas Elecciones Europeas?

Debemos demostrar que se puede bajar hasta lo más cercano en la política, que son los municipios, y elevar propuestas hasta la Unión Europea

A nivel personal lo hago evidentemente con muchísima ilusión. Lo que agradezco y me hace sentir orgullosa es que mi organización crea que puedo seguir llevando a cabo esta representación en el marco europeo. Los retos también son ilusionantes a pesar de ser complicados. Es un marco invisible así que debemos acercarlo  un poco más y ser capaces de ser más transparentes con el trabajo que se hace allí,  reconectándolo socialmente. Debemos demostrar que se puede bajar hasta lo más cercano en la política, que son los municipios, y elevar propuestas hasta la Unión Europea. Lo municipal está condicionado por las políticas que se hacen desde allí. Nosotros venimos desde el municipalismo, somos gente joven. En nuestra candidatura parece que nos vamos a enfrentar a Borrell y Margallo, que todo indica que liderarán a PSOE y PP. Es algo muy significativo e indica que estos partidos se sienten cómodos con esa invisibilidad que se ha tenido hasta ahora. 

“Las mujeres somos las únicas con capacidad de sostener una movilización permanente”
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