martes. 19.03.2024

El pasado lunes 12 de agosto saltaba la noticia. El Gobierno en funciones del PSOE estudia la posibilidad de aplicar un pago “simbólico” en las autovías que actualmente son gratuitas. En otras palabras, un peaje. Con esta medida se pretende lograr rebajar el coste de las autopistas de peaje que hay en toda España. Según Fomento, dicho pago simbólico no sería superior al 10% de lo que ahora se paga de media. Desde ese momento, varias han sido las voces que se han elevado en contra, y que han pedido saber el modo en que se aplicaría este nuevo modelo, así como si sería en todas las carreteras. En el caso de Cantabria dos son las autovías que cruzan la comunidad: la Autovía de la Meseta (A-67) y la del Cantábrico (A-8). Y precisamente sobre ellas es la pregunta que el PP ha planteado al Ejecutivo central, planteando los problemas que puede suponer para Cantabria.

El senador de la formación conservadora por la Comunidad, Javier Puente, ha recordado que el Gobierno de Pedro Sánchez busca con esta iniciativa “igualarnos con otras comunidades donde también se paga”, pero asegura que la realidad es que es “un impuesto más” que “en absoluto beneficia” a la región. A su juicio, “nos hará perder competitividad y productividad”. Pero, ¿cómo afectará realmente la medida en caso de implantarse?

Actualmente el coste medio en las autopistas de peaje para todo tipo de vehículos es de 0,1254 euros por kilómetro de media, por lo que, según las palabras del Ministerio, el coste a pagar en las dos autovías en Cantabria estaría entre los 0,01 y 0,02 euros por kilómetro de media, más el 21% de IVA. Esto, para transportistas y particulares que tengan que trasladarse por Cantabria a causa de su trabajo diariamente (ida y vuelta), supondrá un coste mayor a sus gastos diarios. La longitud de la A-67 en su tramo en Cantabria es de casi 83 kilómetros, mientras que la de la A-8 ronda los 135 kilómetros.

La implantación de este peaje supondría un coste añadido a los que ya tiene, por sus características, la propia comunidad, que no cuenta con centros logísticos y cuya industria tiene que repartir de punto a punto. Las principales ciudades de Cantabria, Santander y Torrelavega, se encuentran a una notable distancia no solo de las capitales de las comunidades cercanas, sino de los puntos neurálgicos industriales, por lo que la atracción de grandes empresas que sumen y aporten al tejido industrial de Cantabria podría complicarse. El senador del PP opinaba este jueves que "mejor sería igualarnos en beneficios fiscales o en el AVE, por ejemplo, porque Cantabria no es menos que las demás".

De aplicarse, no solo afectaría a la industria o al sector comercial. Muchos vecinos de Bilbao se trasladan a Cantabria por trabajo, y viceversa. Y lo mismo ocurre con Asturias y la frontera con Castilla y León. Las principales conexiones con estas comunidades son la A-8 y la A-67, por lo que a los costes del trayecto de ida y vuelta que habitualmente se realiza habría que sumar el peaje.

El posible pago “simbólico” en la A-67 y la A-8, una nueva carga para la competitividad...
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