jueves. 28.03.2024

Los resultados de un estudio confirman la existencia de una estratigrafía arqueológica que demuestra la ocupación humana en el pasado en la cueva del Copillo 1, en Noja. Este trabajo ha sido realizado por Ana María Cueto Rapado con el permiso de la Consejería de Educación Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria y la financiación del Ayuntamiento de Noja.

La cueva del Copillo 1, una cavidad de pequeñas dimensiones descubierta por un grupo de aficionados, se encuentra en la ladera Sur del Alto del Copillo, en el extremo occidental del monte Mijedo.

La cavidad se abre a unos 70 m. de altitud y en la actualidad su acceso es dificultoso debido a la vegetación cerrada que existe en la ladera del monte. Tal y como revela la memoria del estudio, “lo que hoy está cubierto de eucaliptos fue en época prehistórica un encinar cantábrico compuesto por la encina y acompañado de otras especies más minoritarias como el laurel, el labiérnago o el brusco”.

“La importancia del descubrimiento radica en que es el primer yacimiento arqueológico de cronología prehistórica que se localiza en el monte Mijedo”, afirma. Un tipo de yacimiento habitual en otros montes de la zona, como el Buciero.

Los trabajos que recoge el documento firmado por Cueto Rapado tuvieron lugar entre agosto y noviembre de 2017, cuando se procedió a lavar el sedimento que se excavó en el trabajo de campo del mes de julio del mismo año.

Cueva CopilloEntrada a la cueva

Según explica dicho texto, “se ha demostrado que el lavado con agua permite reconocer y recuperar un número mucho mayor de restos arqueológicos como huesos, instrumentos líticos y de hueso, conchas de moluscos marinos, objetos de adorno, ...”.

Así, durante la excavación se extrajeron un total de 86 cubos de 5 litros, “aunque se llenaron hasta los 6 litros de capacidad”. Entre los materiales extraídos en esta cavidad, se encuentra una punta de bronce con pedúnculo y aletas procedente del material entregado por los descubridores del yacimiento. “Lo que nos permite adscribirla a la Edad de Bronce”, asegura la arqueóloga. También se encontró una mandíbula humana.

Tras el análisis antropológico se ha constatado que, al menos durante uno de los momentos de ocupación de la cueva, ésta se utilizó como lugar de enterramiento. Y es que el uso sepulcral de cuevas durante la Edad de Bronce está ampliamente documentado en el Cantábrico. Se trata -certifica el informe- de pequeñas cavidades utilizadas para albergar inhumaciones colectivas, generalmente sin conexión anatómica y que incluyen ajuares variados.

INTERPRETACIÓN DE LA ESTRATIGRAFÍA

El estudio desprende que “tanto humanos como animales contribuyeron a la formación y modificación del paquete sedimentario” del Copillo y que, aunque la excavación no ha llegado hasta el fondo de la cavidad “y a falta de dataciones concluyentes, algunos resultados apuntan a una ocupación humana prolongada en el tiempo.

A la espera de las dataciones de C14, se parte de la hipótesis de que existe un primer nivel mesolítico (nivel 4) muy rico en conchas e industria lítica. Esta ocupación estaría restringida a la zona de la entrada y posiblemente se extendería al exterior de la cueva, que aún está sin excavar.

Por su parte, en el nivel 3 han aparecido restos humanos, así como moluscos marinos, “aunque en número mucho más reducido”. Además, este nivel, a diferencia de los anteriores, presenta modificaciones posteriores a su depósito en la superficie.

El uso sepulcral de cuevas durante la Edad de Bronce está ampliamente documentado en el Cantábrico

“En la parte más cercana a la boca, los ocupantes que llegaron tras la formación del nivel 3, llevaron a cabo la excavación de una fosa que cortaba completamente el nivel, llegando hasta el nivel 4. Viendo la forma de esa fosa, y dado que justo sobre ella había un gran bloque de dimensiones similares a la fosa, tumbado hacia el exterior de la cavidad, nos inclinamos a pensar que esa fosa fue excavada para hincar dicho bloque”, recoge el texto.

Asimismo, hay otros bloques junto a este y por debajo a él que refuerzan la idea de una fosa delimitada y calzada por piedras. “Tanto la fosa como el nivel 3 estarían rellenos/cubiertos por el nivel 2”, en el que aparecen un elevado número de restos humanos.

De esta manera, y según la hipótesis del equipo de trabajo, el nivel mencionado podría ser un enterramiento, posiblemente de la Edad de Bronce. Esta teoría vendría apoyada por la punta de bronce entregada por los descubridores.

Por su parte, el estudio antropológico de los restos humanos, a cargo del Doctor Edgard Camarós, confirma que se ha hallado un incisivo, un premolar y un molar, y que la morfología de la mandíbula y el estudio biométrico permiten saber que pertenecía a un individuo masculino con una edad comprendida entre los 45 y 55 años. El estudio de los demás restos recuperados será fundamental para saber más acerca de las prácticas funerarias de estos grupos humanos.

Actualmente, recuerda María Ana Cueto Rapado, se están realizando labores de limpieza y catalogación del material procedente del sedimento de la cueva con el fin de obtener un inventario. Además, el análisis del metal ya está en curso.

Esta actuación arqueológica que ha contado con la financiación del Ayuntamiento de Noja se ha realizado bajo la dirección de María Ana Cueto Rapado y ha contado con la participación de Edgard Camarós Pérez, Miriam Cubas Morera, Jesús Tapia Sagarna, Inés López López-Dóriga, Esteban Álvarez Fernández, Pau Sureda Torres, Marián Cueto Rapado y Sara Núñez de la Fuente.

Mandíbula humana de la cueva del CopilloImagen de la mandíbula encontrada

Descubierto un enterramiento de la Edad de Bronce en el monte Mijedo