jueves. 28.03.2024

A finales de los años 80 un profesor de educación física de Quebec, en Canadá, comenzó a pensar en un deporte que promoviera la cooperación, el trabajo en equipo y la interacción positiva entre sus alumnos. Los deportes convencionales se habían centrado demasiado en la competitividad y el individualismo, y habían dejado atrás muchos de estos valores.

El Kin-Ball, como nombró al nuevo juego el profesor Mario Demmers en 1986, se basa en tres colores: negro, gris y rosa, que representan la integración de las razas, de las culturas y de los sexos respectivamente. Estas ideas se reflejan en las reglas y mecánica del juego. Se trata de un deporte en el que los equipos deben ser mixtos – formados por hombres y mujeres. Además, en cada jugada todos los miembros del equipo deben intervenir, de lo contrario no será válida.

El Kin-Ball, inventado por Mario Demmers en 1986, se basa en tres colores: negro, gris y rosa, que representan la integración de las razas, de las culturas y de los sexos respectivamente

De Canadá al mundo

El propio inventor del deporte fue el encargado de su expansión por el mundo. A España el Kin-Ball llegó a principios del siglo XXI, aterrizando por primera vez en la capital en el año 2000. Interesados por este deporte alternativo, un grupo de alumnos de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte se presentaron al Campeonato de Europa celebrado en Francia, y a la vuelta de la prueba formaron la Asociación Española de Kin-Ball Sport.

En el caso de Cantabria, la primera quedada de jóvenes interesados en conocer el Kin-Ball tuvo lugar en el parque Mesones el 12 de julio de 2012. Dos meses después, se constituye la Asociación Deportiva-Cultural Kin-Ball Cantabria, cuyos miembros serán los encargados de dar a conocer este deporte en la región.

Actualmente la asociación consta de 24 miembros, pero los jugadores asiduos son alrededor de 10 o 12. Pero no es necesario pertenecer a la asociación para acudir a los entrenamientos y comenzar a jugar. Además de entrenar y acudir a los campeonatos, la asociación se dedica a difundir el deporte por la región acudiendo a diferentes colegios e institutos, escuelas de profesores de Educación Física, campamentos urbanos, centros cívicos municipales e iniciativas de ocio alternativo como la Noche es Joven.

Además de la cántabra, existen agrupaciones de Kin-Ball en Logroño, Pamplona, Madrid, Toledo, Valladolid o Jaén, donde parece que un profesor introdujo como asignatura de INEF el Kin-Ball y se ha extendido más que en muchas grandes ciudades. De hecho, son los jienenses quienes están liderando los últimos campeonatos de España.

Pero, ¿en qué consiste el Kin-Ball?

La protagonista indiscutible de este deporte, que llamará la atención de quien sea testigo de juego por primera vez, es la pelota gigante con la que se juega. Denominada Omnikin, tiene 122 centímetros de diámetro y tan sólo un kilo de peso.

En cada partido, juegan tres equipos compuestos por cuatro jugadores en un campo de 20x20 metros. Las diferentes formaciones se distinguen en el campo con petos de los tres colores del Kin-Ball: rosa, gris y negro. El tiempo de juego se divide en siete periodos que acaban cuando uno de los equipos llega a los 13 puntos, y el equipo ganador será el que consiga ganar tres tiempos.

El juego se basa en una estrategia de saque y recepción que involucra a los tres equipos. El balón se pone en juego por uno de ellos mediante un saque especial en el que intervienen siempre los cuatro jugadores integrantes del equipo, de lo contrario la jugada no será válida. Normalmente tres sujetan y el cuarto jugador golpea la pelota.

La paridad en el marcador posibilita que todos los equipos estén implicados en el partido hasta el último minuto

El equipo atacante, antes de lanzar el balón, nombra a uno de los otros equipos con la palabra ‘omnikin’ junto al color del equipo al que quiere atacar. Por ejemplo, "¡Omnikin gris!". El objetivo del equipo atacante es lanzar el balón dificultando al máximo la recepción para conseguir que el balón toque el suelo. El objetivo del equipo receptor (gris en este caso) es evitar que la pelota caiga.

Además de que todos y todas tienen la oportunidad de jugar, su sistema de puntuación asegura que todos los equipos consigan puntuar. En cada jugada, dos de los tres equipos obtienen puntos, y siempre hay que atacar al que va ganando. Este sistema de puntuación asegura que todos los equipos puntúen, y la paridad en el marcador posibilita que todos los equipos estén implicados en el partido hasta el último minuto.

La dinámica del Kin-Ball permite mantener un juego dinámico, sin que existan jugadores pasivos. Cualquier persona puede jugar. Quien lo practique por primera vez, no requerirá más que 30 minutos para aprender las reglas fundamentales y comenzar a divertirse.

Hay que destacar que la figura del árbitro es muy importante. Se trata de una persona con la que no se puede hablar – sólo puede hacerlo el capitán - , y en general la actitud hacia él es de mucho respeto, sin que en ningún caso puedan contemplarse escenas como las que estamos acostumbrados a ver en deportes como el fútbol. Son las asociaciones quienes se encargan de la formación de los árbitros, que suelen ser jugadores de Kin-Ball con experiencia previa.

Campeonatos y federación

En España hay cuatro campeonatos nacionales de Kin-Ball que se juegan a lo largo del año. Los nueve mejores equipos van a la final del campeonato de España, que cada año se juega en un sitio distinto. Dentro de las diferentes comunidades, Madrid es la única donde existe una liga con varios equipos que juegan más o menos cada quince días.

En los años sucesivos se siguió con la consolidación de los campeonatos nacionales, y se unieron más puntos de la geografía española. En Cantabria, donde no existen campeonatos regionales, se busca la unión entre distintos equipos de localidades como Valladolid, Bilbao o Logroño para establecer una Liga del Norte”.

Uno de los principales impedimentos para un mayor desarrollo del Kin-Ball en nuestro país, es que el Consejo Superior de Deportes no ha permitido hasta el momento que se constituya como un deporte federado

Uno de los principales impedimentos para un mayor desarrollo del Kin-Ball en nuestro país, es que el Consejo Superior de Deportes no ha permitido hasta el momento que se constituya como un deporte federado. Una inversión en el deporte, por pequeña que fuera, sería de gran ayuda para una actividad que se sustenta en las aportaciones de las distintas asociaciones y en la economía personal de los jugadores, que pagan de su bolsillo en muchos casos los gastos de su afición al Kin Ball. Cubrir al menos los gastos de desplazamiento y el material – por otro lado, muy escaso – sería un paso de gigante para este deporte alternativo.

A nivel internacional, el establecimiento del Kin-Ball como un deporte de competición ha provocado algunos cambios en el reglamento, que suelen ser acordados por las federaciones y que no todos los aficionados y jugadores ven con buenos ojos. Uno de los más destacados, y quizá paradójicos, es el establecimiento de categorías diferenciadas por sexos en las competiciones a nivel internacional. De esta manera, el color rosa pierde algo de su sentido inicial.

El Kin-Ball es un deporte federado reconocido en Canadá, Japón, EEUU, Bélgica y Alemania, que sólo en estos países aglutina a más de tres millones de jugadores. En dos ocasiones ha sido presentado como deporte de exhibición en los Juegos de Quebec y se han iniciado las gestiones para presentarlo como deporte olímpico.

¿Quieres jugar al Kin-Ball en Cantabria?

Los miembros de Kin-Ball Cantabria entrenan todos los viernes del curso escolar a las 18:30 horas en el pabellón polideportivo de la UC, en el campus de Las Llamas, en una sesión abierta a todo el que quiera pasarse a conocer y jugar a este original deporte. Puedes obtener más información sobre el grupo en Cantabria a través de su blog, o sus cuentas en Facebook y Twitter. De todas maneras, enseguida les diferenciarás por su gigante Omnikin.

Kin-Ball, un deporte que marca la diferencia
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