jueves. 28.03.2024

Las tarjetas de crédito son uno de los productos más populares entre los consumidores españoles, pues además de aportan muchas ventajas (descuentos en las compras, seguros gratuitos, etc.), también nos permiten reducir el coste de las cuentas corrientes, de los préstamos y hasta de las hipotecas. No obstante, como apuntan desde el comparador de tarjetas HelpMyCash.com, siempre se debe ser cuidadoso con las bonificaciones que podemos obtener por la contratación de un plástico, pues pueden desaparecer si el cliente no cumple ciertas condiciones ocultas dentro de la “letra pequeña”

Bonificaciones condicionadas a un uso mínimo anual

Esto se ve, por ejemplo, en los préstamos personales y en los hipotecarios, cuyo interés aplicado se puede reducir en muchas ocasiones a cambio de contratar una tarjeta de crédito. Sin embargo, esta bonificación suele estar condicionada al cumplimiento de un requisito adicional: hacer un mínimo de operaciones al año con el plástico o gastarse una cantidad de dinero determinada en un período de tres, seis o doce meses. 

Un ejemplo de estas condiciones ocultas es cuando se contrata un préstamo personal o hipotecario en el que el banco reduce el interés aplicado a cambio de contratar una tarjeta de crédito pero con el condicionante de hacer un mínimo de operaciones al año o gastarse una cantidad de dinero determinada en un período

En estos casos, si el cliente no cumple las condiciones de vinculación de la tarjeta, el banco incrementará el tipo de interés del préstamo o de la hipoteca cuando realice la revisión anual de requisitos, lo que encarecerá el precio de las cuotas y de la financiación. Dicho de otro modo, si se ha otorgado un préstamo al 5 % a cambio de adquirir una tarjeta con un consumo mínimo anual de 2.000 euros y no se alcanza esa cifra, al año siguiente se aplicará un interés más alto. 

Lo mismo suele ocurrir con las condiciones de la cuenta vinculada a la tarjeta de crédito. Muchas cuentas no tienen comisiones de mantenimiento si, a cambio, se domicilian ingresos y recibos y se usa un mínimo de veces una tarjeta de débito o de crédito. Por tanto, si no se cumple cualquiera de estos requisitos, el usuario deberá pagar la correspondiente cuota de mantenimiento de la cuenta asociada a la tarjeta. 

Cuidado con la ‘letra pequeña’ de las tarjetas gratuitas

Además, el precio de la propia tarjeta de crédito también puede encarecerse por culpa de la “letra pequeña” del contrato del plástico. Por ejemplo, en algunas ocasiones es posible que la tarjeta solo sea gratis durante el primer año y que, pasado ese tiempo, el cliente tenga que abonar la cuota de mantenimiento.

Otro ejemplo es cuando el banco oferta una tarjeta de crédito gratuita, pero en la letra pequeña consta que solo es así durante el primer año y pasado ese tiempo el cliente abona la cuota de mantenimiento

Por todo esto, es muy importante que se lea detenidamente las condiciones de la tarjeta de crédito y se asegure, antes de contratarla, de que se podrá cumplir todos los requisitos del contrato. En caso de no ser así, es posible que convenga contratar otros productos como, por ejemplo, la Tarjeta Oro de WiZink o la Tarjeta Platinum de bankintercard, que son gratuitas año tras año y cuyas ventajas no están condicionadas al cumplimiento de ningún requisito oculto.

La ‘letra pequeña’ de tu tarjeta de crédito puede encarecer tus otros productos bancarios