viernes. 19.04.2024

El grupo ‘Memoria Democrática’ nos acerca este domingo un nuevo reportaje en memoria de Anita Orejas López, asesinada por franquistas. Para poder leer más información al respecto se puede visitar en Facebook el grupo ‘MEMORIA DEMOCRÁTICA’.

Anita Orejas López era una chica de 23 años que trabajaba como empleada de hogar. No comandó ningún batallón ni practicó el espionaje o la delación. No era maestra ni miliciana. Durante la guerra, Anita trabajó como enfermera en alguno de los numerosos y atestados hospitales de Gijón, y se afilió al Partido Socialista. La detuvieron a los pocos días de la entrada de las tropas franquistas en Gijón y se la llevaron al cuartel de la guardia civil de Los Campos. Anita fue denunciada por llevar pistola al cinto y, al cuello, un pañuelo rojo. Anita negaba lo de la pistola y el pañuelo, pero aunque los hubiera llevado.

La denuncia no cayó en manos de unos “gatilleros” de falange con ganas de darle el “paseo”, siguió el trámite oficial, con sus atestados redactados en lenguaje policial y cumplimentados con las pólizas, sellos y firmas pertinentes. El 8 de Noviembre de 1937, comenzaron a celebrarse los consejos de guerra sumarísimos de urgencia en Gijón, en el salón de actos del Instituto Jovellanos: ¡La obra más importante y más querida del ilustre y benéfico Gaspar Melchor de Jovellanos convertida en albergue de falangistas y policías de asalto, en cárcel y centro de tortura, en escenario de la suprema ignominia y perversión humanas!

Los cristianos caballeros que componían el tribunal militar, impregnados hasta el tuétano del honor y demás virtudes militares, tuvieron a bien dictar ese día 14 condenas a pena de muerte, entre ellas a Anita Orejas. Los piquetes de la guardia civil y de la guardia de asalto se presentaban ante la cárcel de El Coto a reclamar a sus víctimas. Un piquete vigila y el otro fusila. Un día matan unos y otro día, otros. Que todos maten que así todos tendrán por qué callar. Trece hombres y una mujer cruzaron el rastrillo de la cárcel de El Coto aquel 9 de Noviembre. Amarradas las muñecas con alambres, les subieron a las camionetas y la comitiva se puso en marcha: medio kilómetro hasta el paredón del cementerio de Ceares.

No esperaron para ejecutarles ni las 3 o 4 semanas que solía llevar el trámite de la consulta y recepción del correspondiente “enterado” del “cuartel general del generalísimo”: ¡Tenían prisa por derramar sangre de inocentes! No sabemos cómo se las arreglarían para ponerles delante del paredón, si los tendrían que dominar a culatazos y llevarlos a rastras o si marcharían gallardamente dando “vivas” a la República, si escupirían al piquete o implorarían clemencia, si aceptarían al sacerdote o maldecirían a Dios y a toda la corte celestial. No sabemos si los fusilarían de 3 en 3 o de 5 en 5, ni si a Anita la fusilarían sola por ser mujer o no. Nadie de los que de allí regresaba hablaba de ello. Solamente un fraile de los que asistían a los fusilamientos dijo un día a unos presos de El Coto: “2 tiros a la cabeza y 3 al corazón”. Así que ese 9 de Noviembre, 70 disparos dieron los buenos días nazionalistas a la villa de Gijón.

Y allí quedaron los cuerpos formando montón a la espera de que los enterradores los tirasen a la zanja ya abierta: 13 hombres y una mujer: Ana Orejas López, a la que llamaban Anita porque tenía 23 años y no había sido ni Agustina de Aragón ni la Pasionaria, ni miliciana ni nada de nada, pero a la que la Justicia Militar del ejército franquista la hizo acreedora a los 5 plomos reglamentarios que agujerearon su cuerpo y pusieron fin a su corta vida.

Con este artículo se quiere rendir homenaje a las mujeres condenadas a pena de muerte en Gijón por los tribunales militares del ejército franquista. Cuando un sistema político se impone en un país de forma fraudulenta y se desarrolla en un ambiente de oportunismo e hipocresía, necesita reescribir la historia para adaptarla a sus conveniencias presentes. Tarea difícil, porque para que la mentira triunfe se requiere mucha inteligencia y pocos o ningún testigo. Escasea la inteligencia tanto como abunda la propaganda. Testigos, testimonios y pruebas quedan muchos pese al paso del tiempo y a la labor depuradora de los “viejos” censores, ahora al servicio de la monarquía.

Documentos: Asturias Republicana. Imagen de Memoria y República

Fuente: Tulio Riomesta

https://documentalismomemorialistayrepublicano.wordpress.com/2020/12/06/en-homenaje-a-anita-orejas-lopez-socialista-asesinada-por-agentes-franquistas-en-gijon-en-1937/

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