viernes. 19.04.2024

Cuando en septiembre comenzó la actividad presencial en los diferentes colegios de Cantabria, fueron muchos los que dijeron que “la vuelta a clase iba a traer la segunda ola de contagios de COVID-19”. Sin embargo, no fue así y, a pesar de la cantidad de positivos que aparecieron en las diferentes aulas de la región, la responsabilidad individual de los más adultos ha sido la verdadera causante de que la Comunidad Autónoma haya entrado en esta segunda ola.

Pese a todos los esfuerzos que ha realizado la sociedad a lo largo de estos meses, Cantabria vuelve a ver peligrar el colapso de la Sanidad en los diferentes hospitales de la región. A ello se suman, además, las medidas implantadas desde el departamento dirigido por Miguel rodríguez que, junto con Marina Lombó, consejera de Educación, decidieron a escasos días de la semana no lectiva impuesta en el calendario escolar y que, más adelante, dos días después de este “retorno exprés” a las aulas, fue tumbado por el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC).

Tras esto, fueron muchas las quejas interpuestas tanto por los padres como por las diferentes organizaciones sindicales de la Comunidad Autónoma. Y al volver a la actividad presencial tras el parón y la incertidumbre en la que se vieron envueltas miles de familias en Cantabria, los casos positivos en los colegios han vuelto a la esfera pública.

Este ha sido el caso de una madre cántabra. “Al final nos tocó. Como no podía ser de otra forma. Como nos va a pasar a todos”. Así comienza explicando que, tras estos días de absoluto desconcierto, la vuelta a las aulas haya provocado que tanto su hija como sus compañeros de clase se hayan visto envueltos en un aislamiento y en una “procesión para hacerse los test PCR”.

En este contexto, son muchas las familias que se han visto obligadas a paralizar su actividad laboral ante el aislamiento de sus hijos. Sin embargo, no todos tienen las facilidades para hacerse cargo de ellos a la par que continúan con su trabajo. Por ello, se ven obligados a dejarlos al cuidado de otros familiares que, en muchas ocasiones, pertenecen a uno de los grupos de riesgo de esta enfermedad. 

“Los padres necesitamos una figura que nos permita faltar los días de confinamiento de nuestros hijos sin tener que recurrir a los días de vacaciones”, reclama ante esta situación en la que se ven involucradas miles de familias cada día. Asimismo, destaca que no pide “una baja médica para cuidar de mi hija”, sino que recalca la necesidad de “alguien que vele por los intereses de las familias y nos permita faltar a nuestro puesto de trabajo sin tener que recurrir a los días de vacaciones”.

IMPLICACIONES PARA EL ENTORNO

Por otro lado, socialmente es una costumbre dejar a los hijos con los abuelos. Pero, ¿ahora es buen momento para hacerlo? Lo cierto es que desde el inicio de curso la mayoría de padres han tenido que recurrir a dejar a sus hijos con sus abuelos y, por ende, exponerles al riesgo de contagio por COVID-19. 

“Nadie se ha dado cuenta de lo que supone el confinamiento de un menor positivo” 

“Los niños se han convertido en paquetes bomba, y los abuelos están esperando a recibir el regalo envenenado. Pero, ¿qué podemos hacer si no tenemos facilidades para cuidar de nuestros hijos mientras estamos trabajando?”, reflexiona.

De esta forma, comenta que “nadie se ha dado cuenta de lo que supone el confinamiento de un menor positivo, de las implicaciones para su entorno”. Además, recalca que “al final todos tenemos que recurrir a los abuelos, y es una hipocresía decir que tenemos que proteger a ambos cuando no hay soluciones”.

“La solución la tienen que buscar los expertos. En eso consiste su trabajo, en articular todas estas situaciones. Para eso están los comités de expertos que ni predican con el ejemplo ni se molestan en pensar en el personal sanitario”, destaca.

A ello se suma el pensamiento de algunos profesores que describen a los colegios como “guarderías donde los padres dejan a sus hijos para ir a trabajar y poder tenerles controlados un par de horas”. 

FAMILIAS MONOPARENTALES

A esta falta de permisos remunerados a la que se enfrentan miles de familias en Cantabria cada día, se le añade los problemas añadidos de las familias monoparentales que tienen que lidiar con “rompecabezas” para poder gestionar el cuidado de sus hijos. “Como familia monoparental me las veo y me las deseo con todas las medidas que implantan en las que no nos dan ningún tipo de ayuda”, explica. 

“Es difícil vivir con esto, y más si no tienes ayuda”

Así, destaca la falta de empatía con este tipo de familias y con aquellas con menos recursos que son, al fin y al cabo, “las más damnificadas de esta crisis”. “Hay mucha gente que no tiene ayudas, que no puede mantener una estabilidad. Hay gente que tiene que salir a trabajar todos los días para sobrevivir, todos los negocios son esenciales si hay alguien que vive de ello”, subraya.

“Desde mi trabajo me han facilitado la posibilidad de quedarme en casa confinada con mi hija, a costa de mis horas, claro”, explica, señalando que, más adelante, tendrá que hacer uso de sus días de vacaciones en caso de “un nuevo aislamiento en casa por positivos en el aula”

“Es difícil vivir con esto, y más si no tienes ayuda. Por suerte puedo recurrir a los abuelos. Pero, ¿hasta qué punto es bueno recurrir a ellos en la situación actual? Es muy complicado, y aún más si no recibimos ningún tipo de ayuda por parte de los expertos”, describe.

Cada día miles de familias ven paralizada su actividad laboral y, por ende, gran parte de su vida se ve trastocada por la imposibilidad de seguir de forma normal. Pero es más difícil aún seguir recomponiendo un rompecabezas cuando faltan piezas, que en este caso son ayudas, que la administración no aporta a las familias que se ven en esta situación.

“Necesitamos una figura que nos permita faltar los días de confinamiento de nuestros...
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