viernes. 29.03.2024

Costó 300 dólares (unos 267 euros) y era capaz de recorrer 0.2 metros por segundo. Se trata del primer ascensor de uso comercial que se instaló en el mundo.

Ocurrió el 23 de marzo de 1857 y tuvo lugar en unos grandes almacenes neoyorquinos. El mecanismo era obra del inventor estadounidense Elisha Graves Otis y el lugar escogido fueron los lujosos grandes almacenes Haughwout and Company, situados en la confluencia de Brodway con la calle Broome de la ciudad.

El ingenio era movido por una máquina de vapor en un edificio de cinco plantas y estaba dotado con un equipo de elevación que podía subir un máximo de 450 kilogramos.
Otis (3 de agosto de 1811-8 de abril de 1861) había creado el primer ascensor varios años antes, en 1852, pero sería gracias a la exhibición pública realizada en el Palacio de Cristal de Nueva York en 1854 cuando las ventas de su invento se dispararían.

En aquella ocasión, Otis demostró que incluso cortando el cable de sujeción del ascensor en que iba subido, éste continuaba siendo seguro. El inventor, nacido en el estado de Vermont, impresionó a una multitud al ordenar que cortasen la única cuerda que sujetaba la plataforma sobre la que se encontraba.

La plataforma cayó solo unos pocos centímetros, parándose enseguida. El nuevo método de seguridad impedía que los ascensores se estrellasen contra el suelo en caso de accidente y supuso una verdadera revolución para la industria.

 La popularidad del ascensor fue así en aumento y los pisos altos comenzaron a convertirse en algo deseable, de forma que para la década de 1870 Otis, ingeniero pionero en la construcción de ascensores mecánicos, que fundó una pequeña empresa que todavía hoy sigue dominando el sector de los elevadores, ya había instalado unos 2.000 ascensores.

Obras de arte

Desde entonces, hasta ahora, los elevadores han sufrido grandes transformaciones llegando a convertirse algunos de ellos en verdaderas obras de arte.

Es el caso del AquaDom, situado en Berlín, un acuario cilíndrico de acrílico y que tiene una altura de 25 metros con la cabina del ascensor en su interior. Costó 113 millones de euros, y sus usuarios pueden disfrutar de una gran variedad de peces.

Una verdadera obra de ingeniería la constituye el Globen Skyview, (Suecia), una telecabina en forma de esfera que fue construida en la ladera sur del Ericsson Globe, en la ciudad de Estocolmo. Es considerado como el edificio hemisférico más grande del mundo con un diámetro de 110 metros y una altura interior de 85 metros. El ascensor recorre una distancia de 100 metros y desde su cabina se pueden contemplar unas increíbles vistas gracias a sus ventanas acristaladas.

Otros ascensores tienen el 'honor' de batir récords, como el Hammetschwand, considerado el ascensor exterior más alto de Europa y que se encuentra en Suiza. Este elevador se encarga de conectar un camino de piedra con el mirador de Hammetschwand en la meseta de Bürgenstock ofreciendo unas impresionantes vistas del lago de Lucerna, según refiere la web arquitecturaideal.com.

En la península Ibérica, el elevador de Santa Justa (Portugal), conocido con el nombre de Ascensor Carmo, se ha convertido en una gran atracción turística para Lisboa. Construido en el año 1901, se encarga de conectar las calles bajas de la Baixa con el más alto Largo do Carmo.

Finalmente, el elevador de Shin Umeda City, en Osaka (Japón) es un ascensor exterior que da la impresión de estar flotando en el aire por encima de la ciudad. Por él y a través de una pasarela, se accede al Umeda Sky Building, una obra del arquitecto Hiroshi Hara, el séptimo edificio más alto de Osaka, con 173 metros de altura.

Consiste en dos torres iguales de 40 pisos conectadas en su parte más alta con puentes y una escalera móvil cruzando el ancho atrio central. Corona el edificio una plataforma de 54 por 54 metros, perforada en su centro por un anillo acristalado. El edificio ofrece un observatorio en el tejado, 'The Floating Garden Observatory', así como un mercado a nivel de la calle que pretende recrear la atmósfera de Osaka a principios del siglo XX.
 

159 años del primer ascensor de uso comercial
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