sábado. 20.04.2024

8M: ¿99%? ¿55%? o ¿99 del 55%?

En este tema, toda persona que no sea mujer (o que no se declare feminista), a la hora de hablar, debe andar con mucho cuidado con lo que dice, aunque lo diga con la mejor voluntad del mundo. Es la dictadura de las palabras.

99, 55, 1% son números que se han popularizado para hablar del tamaño de los distintos colectivos sociales, de su peso y representatividad. No sé si exactamente fue así, pero creo que su utilización original parte del movimiento "Occupy wall street" de EEUU, en Agosto de 2011, movimiento paralelo al de los indignados del 15M en España. Desde entonces se ha elevado a categoría, expresando el contraste entre mayorías y minorías, en general y, no solo, entre los más ricos (1%) y la mayoría del resto de la población (99%).

Por otra parte, representar al 99% es, sin duda, el objetivo de todo movimiento que pretenda "ganar", en su ansia de transformar la realidad en favor de los más desfavorecidos y del conjunto de la población. Todo movimiento social que no pretenda ganar, a la gran mayoría, perdería, creo yo, su "categoría de movimiento social", quedando reducido a un colectivo particular, legítimo, con las acciones y reivindicaciones que le sean propias. Pero, por movimiento "social" entendemos otra cosa.

De los 13 millones de mujeres que trabajan "en casa", en el ámbito privado, y sin remuneración, ¿cuándo vamos a hablar?

Estamos en vísperas (no sé si cuando pueda ser publicado este artículo se habrá celebrado ya) de un nuevo 8M, Día Internacional de la Mujer Trabajadora (aunque, distintas corrientes se están empeñando en que el día lo sea "de la Mujer", a secas, desvirtuando el sentido original de la conmemoración). Y, por supuesto, en torno a esa conmemoración, y no solo en torno a ella, se articula todo un movimiento, el legítimo y necesario movimiento de las mujeres que luchan por una igualdad efectiva que (acertadamente o no) se engloba dentro del término feminismo.

Digo si, acertadamente o no, el término feminismo, tal como es utilizado, engloba a todas las mujeres, sin atender a la diversidad de su condición social, económica y cultural, sino teniendo en cuenta únicamente el género como condición. Tengo mis dudas al respecto. Y lo digo con toda la humildad del mundo. Y lo digo también con mucha prudencia porque, en este tema, toda persona que no sea mujer (o que no se declare feminista), a la hora de hablar, debe andar con mucho cuidado con lo que dice, aunque lo diga con la mejor voluntad del mundo. Es la dictadura de las palabras. Y lo digo por experiencia. Personalmente, y en esta ocasión, no tendré la "osadía" de opinar, me limitaré a preguntar, dejando bien claro, desde el principio, que mis preguntas pretenden tener un carácter constructivo, aunque haya quienes interpreten lo contrario.

Una pregunta es la siguiente: ¿Pueden dos mujeres, la encargada o empresaria y una trabajadora, irse, después del trabajo, a tomar un café juntas, y contarse sus cuitas personales sobre su casa, su pareja, su familia... con naturalidad y frecuencia... después de que, media hora antes, la encargada o empresaria le haya amenazado a la trabajadora con despedirla si no "fichaba" al ir al baño a mear?

Cuando se habla de la brecha salarial, ¿solo se exige la equiparación con el salario de los hombres, en general, o se tiene en cuenta también a la multitud de hombres que sufren la brecha descomunal que existe entre los salarios de los directivos, hombres y mujeres y los salarios de la mayoría de currantes, mujeres y hombres?

Cuando se habla de "romper el techo de cristal" que impide a muchas mujeres ascender a puestos de mayor responsabilidad, se tiene también en cuenta el "techo de plomo" que oprime a una mayoría de asalariadas y asalariados, mujeres y hombres, que no se plantean ascender sino simplemente sobrevivir?

Según el censo de 2017, había en España 46 millones y medio de ciudadanos, de los cuales, el 50,9% son mujeres, 23,7 millones y, el resto, hombres, 22,8 millones, el 49,04%. Aceptemos, no obstante y sin pretender ser precisos, que la población se distribuye entre 55% de mujeres y 45% de hombres, como vulgarmente se utiliza.

De ellas, de las mujeres, 10,3 millones son consideradas activas, o sea, están en disposición de trabajar fuera de casa; y, de éstas, 8,6 millones tienen trabajo, de las que 7,6 millones son asalariadas y 650.000 empresarias. ¿Cuántas de las asalariadas tienen que pedir permiso para ir a mear? De todas las opresiones que sufren las mujeres, ¿no es la de ser asalariadas la más común (el 87,9%), y aquella de la que se derivan la mayoría de las otras opresiones que sufren? ¿Por qué no nos parece oportuno que insistamos en que celebremos el Día-de-la-Mujer-Trabajadora? ¿Será liberación de la mujer aquella que no incluya la liberación de la mujer en tanto que trabajadora y, más en concreto, en tanto que mujer trabajadora asalariada?

El feminismo tiene serias contradicciones en su seno que todos deseamos y necesitamos que supere con políticas integradoras, que incluyan a todos los colectivos

De los 13 millones de mujeres que trabajan "en casa", en el ámbito privado, y sin remuneración, ¿cuándo vamos a hablar? ¿Cuándo vamos a presionar, de verdad, a los gobiernos, para que creen las condiciones en las que estas mujeres puedan ejercer sus derechos, como dice la Constitución, y reciban la remuneración que, en justicia, les corresponde por su trabajo? ¡Son, nada más y nada menos, que trece millones! ¿No está justificado que las pongamos en el centro de las reivindicaciones en tanto que son muchas y, además, mujeres trabajadoras?

¿Se puede hablar de que todas las mujeres tienen los mismos intereses? ¿Qué dirán las inmigrantes sin papeles? ¿Y las mujeres trabajadoras de color? ¿Y las trabajadoras del servicio doméstico? ¿Y las trabajadoras "amas de casa"? ¿Dedica el Movimiento Feminista suficiente espacio a denunciar la situación de estos colectivos? ¿Qué reivindica, en concreto, para ellos?

Utilizo datos reales, no como recurso argumentativo, sino, simplemente, para situar la realidad en sus términos precisos.

Pero, incluso, en otros ámbitos no laborales como el de la prostitución o el de la violencia machista, cuando, en el debate sobre la prostitución, se habla de que "hay que dar la palabra a las prostitutas", ¿nos estamos refiriendo a las prostituidas que tienen voz, o sea, a las jóvenes y con "buen cuerpo" (buena mercancía para vender), para las que su dedicación les pueda ser verdaderamente "rentable", en términos de mercado? ¿O nos estamos refiriendo a las mujeres prostituidas de sesenta años o más, que cada vez tienen  menos "clientela", y no pueden retirarse porque no van a tener una pensión de jubilación? ¿Nos preocupamos de darles la palabra a estas últimas? O, cuando hablamos de violencia de género ¿incluimos esta violencia, sin compararla, pero dentro de todas las manifestaciones de violencia que el actual sistema ejerce sobre las personas? ¿O las demás formas de violencia nos parecen naturales, tolerables o imposibles de erradicar?

Mi pregunta definitiva es la siguiente: ¿Aspira el movimiento feminista a ganarse al 99% de toda la población, que incluya a la mayoría de los hombres? ¿Aspira, solamente (que no es poco) a ganarse a ese 55% que representan las mujeres? ¿O, ni siquiera aspira a ganarse a todas las mujeres?

Mi única y modesta opinión es que el feminismo tiene serias contradicciones en su seno que todos deseamos y necesitamos que supere con políticas integradoras, que incluyan a todos los colectivos. La cuestión está en si debe intentarlo antes de enfrentar las contradicciones con los hombres, o al mismo tiempo, o después,... y si pueden conseguirlo las mujeres solas.

El Movimiento Feminista es fundamental para parar la oleada ultraderechista que avanza descaradamente en Europa y en nuestro país. Pero, frenarlo no se conseguirá solo trazando cordones sanitarios alrededor de las fuerzas políticas de la derecha, sino reforzando los movimientos que se les oponen y, sobre todo, reforzando los mecanismos con los que dichos movimientos se relacionan con el conjunto de la población para convencer a la mayoría, y preguntándose, también, mediante la autocrítica, ¿qué está haciendo, ha hecho o dejado de hacer la izquierda (y el movimiento feminista, entre otros) para que, por ejemplo, voten a VOX 400.000 personas, muchas mujeres, en Andalucía, con el más alto índice de paro del país?

8M: ¿99%? ¿55%? o ¿99 del 55%?
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