jueves. 28.03.2024

Atajar un virus mortal sin material protector para nuestros sanitarios

Reflexiones desde casa. Día 20.

La crisis económica instauró la leyenda cierta de los recortes en todo, mucho más en sanidad, y esta del coronavirus será recordada por la falta de material de protección para el trabajo de combate de nuestros sanitarios, con una palabra clave: mascarillas. No es que las televisiones se excedan en dar imágenes de semejante escasez, pero los ciudadanos, que no somos tontos, hemos retenido ya la foto del sanitario portando como mejor defensa ante el coronavirus una bolsa de basura tamaño extra. España vive la historia internacional de la compra y posible no llegada, al menos a tiempo, de todo tipo de material necesario para luchar en los hospitales contra el Covid-19. Incluso se da la circunstancia de que siendo China la zona cero donde primeramente apareció el bicho, ahora resulta que está haciendo una caja incalculable de beneficios, por vender a todo quisqui mascarillas, tests o respiradores, entre otros pedidos. El comportamiento comercial de determinados países, como Estados Unidos, se parece a tiempos de guerra, donde la escasez hace que sea el más fuerte el que tiene las armas, los alimentos y las medicinas. Hay ocasiones en que Alemania, Francia o España pueden esperar sentadas la llegada de las mascarillas, porque han desaparecido del aeropuerto de salida, se han revendido o convertido en cargamentos fantasmas. Dicen que ya hablaremos de muchas cosas cuando el peligro pase. Desde luego, no soy optimista. Lo que sí tengo meridianamente claro es que metería entre rejas a más de uno, aunque no albergo duda de que el 2020 será también reconocido como el año de las querellas nacionales e internacionales con motivo del coronavirus. De todas formas, lo que pase en suelo chino no debe para nada ser excusa de lo que viven los hospitales y sanitarios españoles. El debate se ha llamado y se sigue llamando falta de previsión. Ahí es donde duele la herida, y si somos de verdad el país tan avanzado y democrático que nos creemos, no deberíamos evadirnos de la verdad. Tampoco pienso apearme de los mensajes de esperanza, de lucha de un pueblo unido, de que saldremos, trabajaremos o volveremos a empezar. Sí a todos ellos. Pero indigna combatir así el coronavirus, y si somos tan agradecidos y solidarios con nuestros sanitarios, del primero al último, deberíamos atajar cuanto antes sus necesidades más básicas para tratar a los pacientes con coronavirus. 
 

Atajar un virus mortal sin material protector para nuestros sanitarios
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