viernes. 19.04.2024

El Servicio Cántabro de Salud (SCS) ha cifrado el sobrecoste que ha tenido que asumir para hacer frente a los efectos del coronavirus en unos 46 millones de euros, 22,1 de ellos gastados de forma directa y otros casi 24 millones de forma indirecta. El grueso de esos 22,1 millones invertidos en actuaciones directas corresponde al gasto en atención hospitalaria (8,5 millones) y en contrataciones 'extra' (3 millones), ya que el SCS ha contratado a 481 personas "por encima" de la plantilla.

Otros 2,5 millones corresponden al gasto farmacéutico y 1,2 se derivan de las facilidades proporcionadas en los accesos a las recetas, tras eliminar la necesidad de ir a recogerlas en papel. El resto de los gastos directos se han invertido en equipamiento "pequeño y mediano" para hacer frente al virus (763.000 euros) y en el traslado de la actividad del SCS a otros centros (542.000 euros). Así lo ha detallado la subdirectora General de Gestión Económica e Infraestructuras del SCS, Ana Belén Rodríguez, que ha comparecido este lunes ante la comisión parlamentaria para el estudio y seguimiento de la situación derivada de la crisis de la COVID-19 junto a la directora del Servicio, Celia Gómez.

Aunque la responsable de la Gestión Económica del SCS ha señalado que en esta crisis "todo son incertidumbres", tras ser preguntada por los grupos parlamentarios ha facilitado esta previsión del sobrecoste afrontado desde el inicio de la pandemia y hasta el 30 de abril, que refleja unos datos que "son muy reales y no se pueden perder de vista", ha dicho.

Por otro lado, con respecto a los Equipos de Protección Individual (EPIs), ha reconocido que al principio hubo situaciones "de vértigo" y fue necesario trasladar material de unos centros a otros, pero ha asegurado que no se llegó "nunca a tocar el fondo" por ausencia de elementos de protección. En este sentido, ha insistido en que las necesidades exigidas "se cumplían" y que ningún sanitario ha tenido que trabajar "en situaciones críticas sin la protección necesaria". "Otra cosa son las expectativas" de los trabajadores de tener "el mejor material", que, por otra parte, también "son comprensibles", ha indicado Rodríguez.

También se ha referido a la calidad de las mascarillas y ha avanzado que se han iniciado los trámites para retirar uno de los lotes cuya acreditación se había puesto en duda, aunque ha destacado que el resto de las que se han proporcionado son "absolutamente válidas y con una filtración muy buena".

DESESCALADA

Por su parte, la directora del SCS ha explicado cómo afrontará la desescalada esta entidad, a través de medidas que ya había avanzado anteriormente el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, en su comparecencia en el Parlamento de Cantabria esta mañana. Gómez ha insistido en la importancia de que la movilidad que se va a producir tras la liberación del confinamiento no provoque un repunte de contagios, para lo que ha apostado por aplicar la tecnología e intercalar consultas presenciales y telemáticas.

También ha señalado que lo "más relevante" en esta fase es reanudar la asistencia habitual de pacientes no-COVID y recuperar la normalidad asistencial. Para ello, ha apuntado a medidas como el refuerzo de la asistencia sanitaria y de la atención primaria, ampliando su capacidad de diagnóstico rápido con disponibilidad de PCR en 24-48 horas, que permitan actuar de forma temprana ante nuevos casos, así como la protección de sus profesionales sanitarios y la insistencia en la higiene y limpieza.

Por último, se ha referido a las indicaciones de algunos expertos, que avanzan que es posible un nuevo repunte de casos en otoño o un nuevo brote del virus, y ha señalado que el SCS tendrá que prepararse por si es necesario activar los mecanismos contra el Covid de nuevo. "Tenemos que estar preparados para que vuelva otra ola y para que sea mayor a la que ha llegado a Cantabria", ha advertido.

La COVID-19 ha costado hasta ahora unos 46 millones de euros al SCS
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