viernes. 19.04.2024

Parece que nos cuesta hablar de la violencia contra la mujer

Seguimos reivindicando este 25 de noviembre la lucha internacional contra la violencia hacia las mujeres, porque es esencial y porque también salva vidas de muchas mujeres que, o están en riesgo de ser asesinadas, o no pueden llamar vida a lo que están viviendo; una rueda de maltrato psicológico, físico, sexual que también afecta a sus hijas e hijos.

Hoy parece que nos cuesta hablar de la violencia contra la mujer, nos sigue costando tras 21 años, tras aquel 17 de diciembre de 1999 en el que la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 de noviembre como el 'Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer'.

Y nos cuesta porque demasiadas veces esa violencia se “normaliza”. Cada día vemos en las noticias asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas. Vemos violaciones, manadas, vejaciones, agresiones de todo tipo, que se producen por el simple hecho de ser mujer. Nos cuesta porque hay mujeres jóvenes que se suponen empoderadas, libres, independientes, autónomas, que consideran humillante y vergonzoso que las agredan (¡qué pensarán mis amigas!, ¡qué pensará mi familia!), y deciden callar y aguantar hasta que muchas veces no pueden más o no sobreviven más.

Han pasado 21 años y la violencia contra las mujeres no mejora, al contrario: los datos que se desprenden de la última macro encuesta de Violencia contra la Mujer, hecha pública hace unas semanas, nos muestran una violencia que no cesa. De este estudio se desprende que una de cada dos mujeres ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida. Estos datos son tremendos, asustan, y nos deberían avergonzar como sociedad moderna que se nos supone. Nos deberían hacer pensar qué futuro estamos dejando a nuestras hijas, qué futuro estamos creando para nuestros hijos, y en cómo se está educando a la juventud para que sigamos teniendo estas cifras tan escalofriantes.

Creo que la educación, tanto en el entorno familiar como en el social, es fundamental para que se produzcan cambios sustanciales, y es parte de una solución a este gran problema que tenemos como sociedad. Pero está claro que para resolver un problema primero tenemos que aceptar que existe, y lamentablemente una parte de esta sociedad no asume este problema como propio. Es fundamental continuar con políticas públicas de prevención, protección, concienciación y reparación.

Pero hay algo muy preocupante en todo esto y es la juventud, y en especial la adolescencia. Uno de los últimos estudios presentados sobre violencia de género en adolescentes decía algo de lo que apenas se habla: los adolescentes machistas son menos felices, ya que necesitan todas sus energías para obedecer 24 horas al día las exigencias del patriarcado.

Seguimos reivindicando este 25 de noviembre la lucha internacional contra la violencia hacia las mujeres

Con una buena labor educativa orientada a adolescentes, serían más iguales entre si y no tenderían a emular estereotipos de género en muchos casos heredados, sin olvidar los que ven todos los días en las redes sociales, entorno en el que los ataques y desinformación que circula contra conceptos como la igualdad o el feminismo dan miedo. La importancia del cultivar un espíritu crítico ante el machismo, también en entornos digitales, es uno de los frentes vitales en la lucha contra la violencia de género, una labor que es de toda la sociedad, no es una cuestión de las mujeres.

Por todo ello, seguimos reivindicando este 25 de noviembre la lucha internacional contra la violencia hacia las mujeres, porque es esencial y porque también salva vidas de muchas mujeres que, o están en riesgo de ser asesinadas, o no pueden llamar vida a lo que están viviendo; una rueda de maltrato psicológico, físico, sexual que también afecta a sus hijas e hijos.

Por todo ello, ¡seguiremos luchando y peleando por un mundo más libre y más igualitario, libre de violencias contra las mujeres!

Parece que nos cuesta hablar de la violencia contra la mujer
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