Ignoro quienes llevan las riendas del "renovado" PP cántabro, he de entender que su nueva Ejecutiva Regional, pero ¡vamos, llevan unas semanas que no dan una políticamente hablando!
Desde el PP, en clara pre-campaña electoral, como el resto de los partidos políticos, se han lanzado ya a una estrategia de desgaste del actual gobierno de Cantabria (PRC-PSOE), centrada principalmente en terminar de hundir a un denostado PSOE que bastante tiene con luchar por su propia supervivencia (los resultados que se auguran no son nada buenos, por mucho que hagamos encuestas por encargo, y que algunos y algunas, se terminen de creer como si de una cuestión de fe se tratara). No hay más ciego que aquel que no quiere ver.
El “renovado" PP de Cantabria ha tenido a bien desempolvar no hace mucho dos asuntos: de un lado, unas supuestas irregularidades en la contratación en el SCS y, de otro, el mal estado de las instalaciones del Parque de Cabárceno.
Tan centrados en dañar al adversario, ante la ausencia de propuestas políticas reales y efectivas propias, han olvidado que estos males procedían de sus orígenes
Y me parece bien, oigan, si las cosas se han hecho y se están haciendo mal, pues se denuncia y se corrige la acción o la mala gestión, mejor dicho! Pero, olvidan los nuevos dirigentes del PP cántabro, lo que en Ciencia Política se conoce como el "efecto boomerang"... Dicho vulgarmente y para que todos me entiendan: "no escupas para arriba, porque te puede caer en la cara".
Y es eso, lo que precisamente ha pasado! Tan centrados en dañar al adversario, ante la ausencia de propuestas políticas reales y efectivas propias, han olvidado que estos males procedían de sus orígenes!!!, perdiendo con ello, la credibilidad de los futuros votantes para gestionar tales asuntos!!
Si esta es la forma de hacer política que tiene el otro gran partido, el PP, que durante más de una década (sumando legislaturas alternativas) ha gobernado España y Cantabria, me van a perdonar ustedes, pero estamos perdidos.
Que el bipartidismo PP- PSOE ha muerto, no solo lo confirman las encuestas, sino también esta forma decadente de hacer política, mirando más a intereses partidistas que a los problemas reales de la ciudadanía.