martes. 23.04.2024

El hombre y el pronombre

Ante el revuelo interno, las carcajadas de los rivales y los memes que pueblan las redes, hasta el propio Iglesias ha puesto la marcha atrás temeroso de que dicho cartel impida a Podemos circular en directa ahora que brotan las elecciones.

Hay un mosqueo en Podemos. Un malestar grave desde que el regreso de Pablo Iglesias, previsto para el 23 de marzo tras el permiso de paternidad, se anunció en redes por parte del propio partido con la forma verbal ‘vuelve’. Vuelve él. Porque el pronombre (que siempre ha llevado tilde por serlo) se destaca en la palabra con otro color. La formación se presentará a comicios como Unidas Podemos, pero rehuirá cualquier construcción gramatical que sugiera que por allí pasa, vuelve, habla o lidera un hombre, en este caso Pablo Iglesias, cabeza de un proyecto que, además de las plazas, el verbo, las movilizaciones y la frescura de todo el colectivo, llegó al éxito y a influir de manera importante en la política nacional por el tirón de su líder, sus apariciones en televisión y el carisma que cobijó al grupo. Ante el revuelo interno, las carcajadas de los rivales y los memes que pueblan las redes, hasta el propio Iglesias ha puesto la marcha atrás temeroso de que dicho cartel (para más inri en la primera fila del público está Carmen Lomana) impida a Podemos circular en directa ahora que brotan las elecciones.

De seguir por este camino, en no mucho tiempo, ganará las elecciones cualquier iniciativa que defienda un buen postureo

Antes de que alguien legisle, por ejemplo, contra la colonia para hombre o tiren todas las cintas de ‘Érase una vez el hombre’, requisen ‘El jinete pálido’ e impongan cuotas hasta en las asociaciones de vecinos, cualquiera puede colegir que todas las posiciones, llevadas al extrarradio de lo razonable, resultan extremistas. Podemos tiene todo el derecho de enarbolar la política que considere mejor, puede rectificarse cuanto quiera y cuantas veces desee y defender el tipo de lenguaje en el que crea, aunque ninguna autoridad en la materia lo apoye. Pero da la impresión de que la política es cada vez más imagen y que de seguir por este camino, en no mucho tiempo, ganará las elecciones cualquier iniciativa que defienda un buen postureo.

Si Podemos hizo un cartel en la forma descrita al principio será porque nadie pensó que cometía un ‘delito’ de género, aunque ahora se lo imputen como si fuera la lepra. Y pregunto: ¿qué sucedería si sobre una foto de Irene Montero escriben ‘Vuelve ella’? Así, de manera directa. Nada. No debiera pasar nada.

El hombre y el pronombre
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