jueves. 25.04.2024

Elecciones, ¿por qué no?

Muchas personas hubieran deseado que se hubiese fraguado un pacto entre los dos partidos de izquierdas, aunque entre los dos no sumasen una mayoría, pero esa hipótesis era posible.

Tras las elecciones generales del 28 de abril todos dábamos por hecho que se gestaría un gobierno socialista que daría lugar a una nueva legislatura. Sin embargo, después de casi 5 meses y de una serie de desencuentros entre los partidos de izquierdas, se convocan unas nuevas elecciones para que, de nuevo, la ciudadanía diga quién debe gobernar. Seguro que es mejor que nos permitan opinar a que nos impongan algo, al menos, podremos decidir.

Bien pensé yo que, llegado el momento de las negociaciones, alguno de los dos partidos cedería y se formaría un nuevo gobierno. Evidentemente eso no sucedió y nos hemos visto abocados a nuevas elecciones y ¿por qué no?

No se puede exigir a los demás lo que uno no predica y, por otro lado, tampoco se debería criticar a quienes se mantienen fieles a sus principios e ideas

Muchas personas hubieran deseado que se hubiese fraguado un pacto entre los dos partidos de izquierdas, aunque entre los dos no sumasen una mayoría, pero esa hipótesis era posible. Pero, ¿pactar por pactar es aceptable? Yo creo que no, lo importante es poner sobre la balanza los pros y los contras y, en función de hacia donde se incline la balanza, tomar la decisión adecuada, para algunos acertada, para otros equivocada.

Hoy en día, se critica a la clase política por no estar a la altura en asuntos de Estado, por pensar solo en mantener el sillón o ser profesionales de la política. Evidentemente, todos deberíamos tener un criterio y mantenerlo siempre, de cara a tomar decisiones que puedan afectar a terceros; sin embargo, esto no es lo habitual ni en la clase política ni en la propia sociedad (de la cual han salido nuestros políticos). Por lo cual, no se puede exigir a los demás lo que uno no predica y, por otro lado, tampoco se debería criticar a quienes se mantienen fieles a sus principios e ideas.

Que los intereses particulares y los egos personales se queden en casa y, sino que se vayan cada uno a gobernar su hogar

Parémonos a pensar un poco, ¿cualquiera de nosotros entregaría el 50% de su negocio a una persona en la que no confiase? Supongo que no, aunque en ello le fuese la supervivencia de ese negocio. A veces, las decisiones tomadas hay que analizarlas con perspectiva, y no en el momento social en que se toman; el paso del tiempo ayuda a ver las cosas de otra manera y, seguramente, el tiempo dé o quite la razón, de la decisión que ahora se ha tomado.

Esperemos que pasado el 10 de noviembre se geste un gobierno fuerte y cohesionado, que mire por el interés general de la sociedad española, de los problemas que la acechan, e independientemente de las luchas entre partidos. Que los intereses particulares y los egos personales se queden en casa y, sino que se vayan cada uno a gobernar su hogar.

Elecciones, ¿por qué no?
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