martes. 23.04.2024

Ciudadanos presume de ser, desde sus inicios, un partido que llegó a la política para regenerar, una formación ‘bisagra’, de centro, capaz de llegar a acuerdos con diferentes partidos por el beneficio los municipios, las comunidades y el Estado. Pero casi desde sus inicios también se ha repetido un patrón en su forma de entender la gestión interna. El pasado miércoles varios medios de comunicación publicaban que el secretario de Organización de Ciudadanos en Asturias y diputado autonómico en el Parlamento regional, Sergio García Rodríguez, asegura en la web del partido que tiene el grado de Ciencias Políticas y Gestión Pública por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) cuando ni siquiera ha llegado a terminar el primer año de los estudios, algo que el propio afectado asegura que es un “error” que se subsanará a la mayor brevedad.

Lo cierto es que no es el primer caso, y de hecho en Cantabria la formación de Inés Arrimadas ya ha protagonizado varios casos de mentiras, 'errores' y medias verdades que siempre se han intentado calificar como errores o casos internos. El que fuera portavoz de Ciudadanos en el Parlamento de Cantabria, Rubén Gómez, protagonizó otro caso de currículum falso, asegurando que tenía la licenciatura en Físicas. De hecho, fue cabeza de lista en las elecciones de 2015 porque, según el que era su compañero de partido en aquella época, Juan Ramón Carrancio, “se consideró que era mejor que el cabeza de lista fuera alguien con titulación superior y por eso se optó por él”.

Precisamente en mayo de 2015, la Dirección estatal de Cs presentó un compromiso de regeneración democrática de nueve puntos que exigía aceptar y firmar a cualquier formación antes de entablar conversaciones para llegar a acuerdos de gobierno tras las autonómicas y municipales, y que en su tercer punto recogía: “Apartar de cualquier cargo público o de partido a todo representante que haya falsificado o engañado en relación a su currículum o su cualificación profesional o académica”.

Por si fuera poco, el código ético de Ciudadanos fue endurecido en febrero de 2019 durante la última presidencia de Albert Rivera, estableciendo que el partido apartará "de cualquier cargo electo o de partido, a todo aquél que haya falsificado o engañado en relación a su currículum o su cualificación profesional o académica".

Aunque el caso más llamativo de mentiras en el seno de Cs Cantabria fue el de su ex portavoz en la comunidad, Félix Álvarez, quien dimitió después de no decir la verdad al Comité Autonómico de Ciudadanos en la comunidad sobre, precisamente, la contratación de Rubén Gómez como  asesor en el Parlamento tras las elecciones generales del 10N, en las que no logró escaño.

Según reveló eldiariocantabria.es en diciembre de 2019, Álvarez y Gómez firmaron el 18 de noviembre de ese año un contrato indefinido y a tiempo completo, pero fue el propio Gómez el que renunció al día siguiente tras “consultar con la almohada”, como el propio exportavoz reconoció a sus compañeros en una carta.

Una semana después, y ante el Comité Autonómico de Cs del 25 de noviembre, Álvarez fue preguntado precisamente sobre si había contratado a Gómez y el portavoz lo negó, respondiendo que tras presentar una oferta al exdiputado, “este la rechazó aludiendo que tiene varias ofertas de trabajo que está valorando”. En el contrato laboral que Álvarez y Gómez habían firmado justo una semana antes consta que Gómez “prestará sus servicios como asesor” del grupo parlamentario “incluido en el grupo profesional de Jefe de Segunda (Grupo II)”.

Tras los hechos del Comité Autonómico hechos públicos por este medio, Álvarez reconocía al día siguiente a los militantes de Ciudadanos Cantabria la contratación de Gómez a través de una comunicación en la que trataba de explicar lo ocurrido, apelando en todo momento a la profesionalidad de Gómez.

Las fuentes consultadas por este diario en aquel momento aseguraron que en dicha comunicación el que fuera diputado nacional por Cs Cantabria reconocía fue él, Félix Álvarez, quien valoró la posibilidad de contratar a su compañero como asesor para el grupo parlamentario, apelando en todo momento a la experiencia que tuvo durante cuatro años en la política autonómica. Una idea que, según estas mismas fuentes, y como publicó eldiariocantabria, fue consultada con la sede central en Madrid, aunque en ningún momento con los órganos de dirección de la formación naranja en Cantabria.

El caso más reciente ha sido el del Instituto Municipal de Deportes (IMD) de Santander, al frente del cual se colocó a dedo a Fortunato Porras en diciembre de 2019. Apenas ocho meses después, dimitía el que fuera número seis en la lista de Cs al Ayuntamiento de Camargo y número ocho en la lista que el partido naranja presentó al Parlamento de Cantabria en los comicios autonómicos de 2019. El motivo no era otro que la contratación de una persona de su entorno familiar por uno de los clubes deportivos que recibe subvenciones municipales.

El pasado 21 de agosto la concejala de Deportes, María Luisa Sanjuán (de la que dependía su cargo), y el portavoz del equipo de gobierno municipal, el líder de Cs en Santander, Javier Ceruti, aseguraban que la dimisión se producía “por responsabilidad” y porque lo ocurrido “no es compatible con el código ético de Cs”, aunque en todo momento han asegurado que “no ha tenido participación alguna en la mencionada contratación”.

Los ‘errores’ en los currículums pierden a Cs
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