jueves. 28.03.2024

El reconocido politólogo Juan Carlos Monedero (Madrid, 1963), el más veterano de los cinco fundadores de Podemos, ha vuelto a pronunciar un mitin después de tiempo sin hacerlo y lo ha hecho en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Santander, donde ha presentado a los candidatos de Podemos Cantabria al Congreso y al Senado en las generales del próximo 28 de abril. Y allí ha recibido a eldiariocantabria para realizar esta entrevista.

¿El 15M era la única respuesta posible a casi 35 años de turnismo neoliberal?

Te puedo contestar ahora, pero yo no lo sabía el 15M, cuando fui uno de los que estaba allí. La única manera de repolitizar la sociedad española estaba en una gran conversación horizontal que se dio allí, donde nadie bajaba línea, sino que todo el mundo se hacía las preguntas y se respondía colectivamente. Y esa repolitización permitió construir un relato alternativo que tres años después permitió a su vez la existencia de Podemos, que sí es lo que puede cambiar el agotamiento democrático que se experimenta en España.

¿Hasta dónde llega ese agotamiento democrático del régimen del 78?

En la Constitución del 78 hay una parte que está absolutamente inédita

Se ve el agotamiento en un sistema electoral que está inscrito en la Constitución, se ve en el machismo que lo atraviesa, en la falta de compromiso ecológico, en la falta de blindaje de los derechos sociales, en la inexistencia de Europa, en el agotamiento del marco territorial… En la Constitución del 78 hay una parte que ha dado todo lo que podía dar de sí y hay otra parte que está absolutamente inédita, y creo que esa hay que mantenerla, porque es fruto de lo mejor del constitucionalismo europeo de posguerra. Como el artículo 128, que pone toda la riqueza, sea cual fuere su titularidad, al servicio del interés general. Creo que ese tipo de artículos señala una sociedad digna y decente que hay que mantener.

Son esos artículos que llaman “programáticos” porque si se incumplen —como se están incumpliendo—, no pasa nada…

Claro, porque durante la gestión constitucional hubo trampas y esos artículos se colocaron ordenados según el artículo 53, que es el que establece cuál tiene más garantías y cuál tiene menos y al final es el que establece que el artículo 33, que es el que garantiza la propiedad privada, tiene más fuerza que el 128 o el 47, que te reconoce una vivienda digna. Fue una voluntad del constituyente, de la UCD y el PSOE —porque eso está recogido en el debate constitucional—, colocarlo en sitios para que fueran solamente principios rectores y que no fueran exigibles de inmediato con un amparo ante los poderes públicos.

Volvamos a Podemos. Del discurso de vuelta de Pablo Iglesias yo destacaría dos cosas. La primera es que devuelve al centro de la actualidad algo fundamental: que en España hay al menos 20 familias con más poder que los diputados. ¿Por qué, a pesar de esto, crees que importan los partidos, las elecciones, los resultados electorales…?

Durante todo el siglo XIX hay un debate por un lado desde la izquierda para extender el sufragio y por otro desde la derecha para parlamentarizar los conflictos, y esa tensión se mantiene a día de hoy

Durante todo el siglo XIX hay un debate por un lado desde la izquierda para extender el sufragio y por otro desde la derecha para parlamentarizar los conflictos. La izquierda lo que está buscando es entrar en los parlamentos para hacer leyes que transformen las cosas y la derecha lo que está buscando es parlamentarizar los conflictos para anular la calle, desde la perspectiva de que ellos consideran que pueden controlar desde el Parlamento todo el conflicto social. Esa tensión se mantiene a día de hoy. El Parlamento puede servir para hacer leyes que prohíban los desahucios o puede servir para que el Tribunal Supremo gire sobre sí mismo y diga que los impuestos de las hipotecas los tienen que pagar los hipotecados y no los bancos. La lectura de Podemos es que el Parlamento es un espacio de transformación pero que para que sea eficaz tiene que acompañarse de la calle para buscar sobre todo medidas de gobierno. Creo queen estos cinco años Podemos ha aprendido que era muy importante la calle, que era muy importante el Parlamento, y lo último que ha aprendido es que todo eso tiene sentido si gobiernas, porque si no gobiernas, las grandes funciones clásicas del parlamentarismo no se cumplen: el control parlamentario del Gobierno se hace en los medios de comunicación, la representación de la nación la hace el Ejecutivo y la iniciativa legislativa —que correspondía en términos clásicos al Parlamento— la tiene, y es muy evidente con los decretos leyes pero también con la ley de presupuestos, el Ejecutivo. Conclusión: si quieres cambiar España, tienes que gobernar España.

La segunda cosa que destacaría del discurso de vuelta de Iglesias es su autocrítica por las disputas internas de Podemos. ¿Por qué se han producido esas disputas internas, por cuestiones ideológicas, estratégicas, tácticas, personales…?

Pues porque nada de lo humano nos es ajeno. Podemos es un partido joven y era casi imposible que no pagase ciertos pecados de adolescencia. Intentamos hacer las cosas diferente a como las había hecho el PP o el PSOE, por ejemplo no echando fuera de la política al que perdía un congreso —que es lo que pasó con Soraya Sáenz de Santamaría o con Eduardo Madina—, e intentamos que esa disensión se solventase encargándole a Íñigo Errejón lo que entendíamos que era una de las más meritorias tareas: la Presidencia de la Comunidad de Madrid, peroal final Errejón entendió que quería poner en marcha un proyecto propio y eso nos ha llevado a dar un espectáculo no siempre edificante. La gente que hace Podemos son seres humanos como todos los demás, es decir que no somos ajenos a los egos, al narcisismo, a los cantos de sirena… y yo creo que durante estos cinco años una de las tareas constantes y permanentes, sobre todo desde que hubo la posibilidad de un gobierno entre el PSOE y Podemos… ha habido una voluntad de romper a la formación morada, y hemos visto que había una parte de los medios de comunicación que ensalzaban al número dos, y el número dos en vez de trabajar para el partido y para de alguna manera reforzar al número uno, estaba trabajando para un proyecto personal. Ya tiene Errejón su propio partido y yo estoy convencido de que en ese frente amplio que hay que formar… ya no van a gobernar partidos individuales en España, pero en ese frente amplio que tiene que configurar la izquierda estará la gente de Errejón, y por tanto creo que acertó Pablo Iglesias señalando que él no es nuestro adversario.

Tú eres el único de los otros cuatro fundadores de Podemos que permanece junto a Pablo Iglesias ¿Por qué —por un lado por qué permaneces tú y por otro lado por qué crees que los otros tres se han alejado del secretario general—?

Esos amigos en un momento determinado no quisieron entender que Pablo Iglesias ya no era solamente su amigo sino que era el secretario general

Creo que porque era el mayor de todos y porque creo que he sido el profesor de casi todos ellos, y eso me curaba de cualquier pecado de ambición. Cuando ponemos en marcha Podemos, yo sabía que ellos, como una generación más joven, tenían la tarea de empujar, y mi tarea era más de supervisar —desde la distancia, desde fuera del día a día de la política de partido— que la formación no se desviara de lo que estábamos intentando construir. Lo que nace como un grupo de amigos tenía la ventaja de la cohesión, pero también el problema de que esos amigos en un momento determinado no quisieron entender que Pablo Iglesias ya no era solamente su amigo sino que era el secretario general que respondía a cinco millones de votos. Las ambiciones, como dicen los griegos, ciegan a los hombres antes de perderlos. Y también a alguna mujer.

¿Qué nos jugamos en las generales del 28A? Hay quien las está presentando como unas elecciones prácticamente constituyentes…

Nos jugamos muchas cosas. Es verdad que tienen algo de constituyentes, porque Pablo Iglesias dijo algo más el día que regresó: planteó que es muy importante terminar con esa contaminación de la política por parte de los poderosos. Hemos dicho desde el comienzo que en España había gente que votaba todos los días, mientras que nosotros votábamos una vez cada cuatro años. Hemos visto el empuje contra los derechos sociales de los fondos de inversión, de los fondos buitre, del sector financiero… Hemos visto la capacidad de esa nueva hidra, de ese nuevo monstruo que es el sector financiero, de presionar para cambiar nuestra Constitución, lo que hizo el Gobierno de Zapatero, con Sánchez incluido, de reformar el artículo 135… y hemos visto igualmente durante todo este tiempo cómo esta lógica es capaz de devorar las instituciones, es capaz de golpear al Estado de derecho, de vaciar el contenido crítico de los medios de comunicación… y por tanto Pablo Iglesias señaló que regresamos a la lucha contra ese poder que está vaciando nuestras democracias, y uno de los elementos que planteó en esa separación de los medios y los fondos buitre y los bancos va a ser uno de los elementos centrales de nuestra tarea: la división Iglesia/Estado del siglo XIX y del siglo XX es en el siglo XXI la división medios de comunicación/bancos. Dicho esto, creo que en estas elecciones vamos a consolidar el fin del bipartidismo, el cuestionamiento de la monarquía, la necesidad de apuntalar los derechos sociales…Tenemos que firmar tres nuevos contratos sociales en España, y esos contratos para que sean duraderos tienen que ser constitucionales. Tenemos que firmar un contrato ecológico; esencial: el planeta Tierra lo estamos devastando, y a una persona de 14, de 15, de 16, de 18 años no le puedes decir “es que esto va en contra de la economía”, porque la oferta que le estamos dando es quedarse sin mundo en el cual habitar. Al lado de ese contrato ecológico hace falta un contrato feminista, hace falta reconocer toda esa ausencia de derechos de ciudadanía que han tenido las mujeres desde el siglo XIX y donde la propia teoría política reconocía que las mujeres cuando decían “no”, en el fondo estaban diciendo “sí”, por tanto no tenían capacidad de obedecer al mandato político porque no tenían criterio, y esa idea tan liberal del siglo XIX se sigue manteniendo en el siglo XXI; estoy pensando en un presidente como Piñera, que ha dicho recientemente en Chile que cuando una mujer dice “no”, en el fondo está diciendo “sí”… y estamos en el siglo XXI. Ese contrato feminista hay que ponerlo encima de la mesa sobre todo porque tiene connotaciones revolucionarias: en el momento en que asumamos colectivamente la reproducción y los cuidados, se transforma radicalmente nuestra cotidianidad, nuestra economía y creo que incluso también nuestra alegría. Porque cambia, ya digo, desde la cotidianidad hasta la macroeconomía, pasando por el empleo, el ocio y todos los aspectos de nuestra existencia. Y hay un tercer contrato social que tenemos que firmar, que es un contrato laboral que debe garantizar que la gente joven tiene empleo para que la gente mayor tenga pensiones. Esos tres contratos ahora mismo no están, ninguno de los tres, garantizados en nuestra Constitución, y estas elecciones van a definir qué hacemos con estas tres grandes cuestiones. La derecha tiene claro que quiere alargar la edad de jubilación y que quiere hacer planes privados de pensiones —desgraciadamente, el PSOE está en lo mismo—,ni la derecha ni tampoco el PSOE van a asumir las implicaciones revolucionarias que tiene asumir colectivamente los cuidados y la reproducción, es decir que no tienen que ser las mujeres las que paran en solitario sino que tiene que haber un acuerdo social de atender esas tareas de reproducción. Y la derecha no tiene ningún tipo de compromiso con el medio ambiente, ahí lo vemos con las negaciones del cambio climático, que afectan tanto al PP como a Vox como a Ciudadanos, y el PSOE ahí está siempre como con más dudas. Por tanto quien puede garantizar estos tres contratos es Unidas Podemos.

Decías que crees que en estas elecciones va a consolidarse el fin del bipartidismo, pero cuando, a pesar de la ley electoral, Podemos logró distorsionar ese turnismo bipartidista enseguida irrumpió Ciudadanos, cuando Cataluña celebró un referéndum unilateral de autodeterminación enseguida irrumpió Vox… Parece que el régimen del 78 tiene una respuesta para cada…

El aporte mediático absolutamente desmesurado a Ciudadanos después se ha ido trasladando a Vox

Claro. Siempre explicamos, cuando explicamos en la universidad el siglo XX, que el fascismo siempre era el plan B del capitalismo en crisis, y lo identificamos claramente en la crisis del 29 y la emergencia del fascismo, pero también se verificó una emergencia del autoritarismo en la crisis del 73, y era bastante previsible que en la crisis del 2007/2008 viéramos otra vez esta emergencia del autoritarismo. Fue Josep Oliu, el presidente del Sabadell, quien dijo que hacía falta un Podemos de derechas, es decir que hacía falta que un partido de derechas recogiera el descontento ciudadano, porque si lo recogía solamente Podemos, íbamos a impugnar ese sistema, y entonces ellos, que no son idiotas y van aprendiendo, dijeron “necesitamos alguien que haga lo que hizo Hitler en los años treinta” —que por la mañana agitaba la bandera de la humillación del Tratado de Versalles pero por la noche se reunía con los grandes banqueros—, entonces hacía falta —y lo dice Josep Oliu— un insider que parezca un outsider, y ahí encuentran a Ciudadanos. Después no les parece suficiente, de hecho yo creo que ahora estamos viendo cómo al statu quo Ciudadanos ya no les convence, y por eso estamos viendo por vez primera ataques a Ciudadanos en el ABC, en los medios… incluso Aznar, que ayer mismo le retiró de alguna manera el cariño, porque no hay que olvidar que Ciudadanos no nace porque el PP dejara de ser de derechas sino porque por culpa de la corrupción ya no era capaz de ganar votos, lo que no hicieron fue crear a Ciudadanos para debilitar al PP, para robarle candidatos o para debilitar la propia estructura. Bueno, el aporte mediático absolutamente desmesurado a Ciudadanos después se ha ido trasladando a Vox. ¿Por qué? Porque igual que plantearon que hacía falta un Podemos de derechas —es decir alguien que recogiera ese enfado por la crisis neoliberal—, se dieron cuenta de que podían darle una vuelta más de tuerca y no que hiciera falta un Podemos de derechas sino un Podemos de extrema derecha, que es lo que expresa Vox. Ahora yo creo que andan confusos, porque lo que inicialmente veían como una posibilidad de mantener votos, ahora, por el sistema electoral del cual ellos mismos se han beneficiado durante cuarenta años, ven la posibilidad de que eso se traduzca en una pérdida de escaños. Y es el espectáculo que estamos viendo de pelea entre ellos con ese tono tan macarra de “derechita cobarde” y “mírame a los ojos y dímelo” de Aznar, que como dice Evaristo el de La Polla Records —ahora que regresan—, no debe uno fiarse de alguien que cuando habla o cuando ríe no mueve el labio de arriba.

Alguna vez has denunciado que, a diferencia del resto de Europa, en España el antifascismo es poco más que una tribu urbana. ¿Crees que en España la ultraderecha, más que creciendo —como está pasando en el resto de Europa—, se está quitando la careta?

Claro. Estaba en el PP, y el ejemplo más claro es Abascal. Abascal es un tipo que ahora habla en contra de las comunidades autónomas pero estuvo viviendo de la Comunidad Autónoma de Madrid, donde Esperanza Aguirre le montó un chiringuito donde le regaló 92.000 euros a cambio de ninguna tarea reconocida. Hay una cosa de la que no nos damos cuenta y es que la extrema derecha siempre es económica, es decir que detrás de la extrema derecha siempre hay una voluntad de alimentar eso que decía antes: el plan B del capitalismo en crisis, que siempre tiene un elemento nacionalista exclusivo, violento, que busca un enemigo inferior, y esa es la tarea de la extrema derecha. Estaba viviendo cómodamente en el PP; cuando el PP de repente implosiona por la corrupción y pierde espacio —pierde votos—, se modera para intentar frenar eso con Rajoy, es la propia derecha quien le llama a Rajoy “la derechita cobarde” y eso es lo que va a explicar este nacimiento de Vox, pero siempre han estado alimentados del PP, y en este caso concreto de Esperanza Aguirre y de Aznar. Y eso además se verifica, pese a las mentiras iniciales, que querían presentar el crecimiento de Vox como algo más típicamente europeo, es decir nutrido de sectores populares… Es mentira. Vox se nutre de barrios de clase media alta y de votos del PP, y el voto que se recibe de fuerzas de izquierda es mínimo.

¿Pero hay riesgo de que la ultraderecha acabe nutriéndose también de barrios obreros?

El ciclo de impugnación neoliberal está abierto, eso significa que el enfado que desencadenó el 15M está abierto

Yo creo que no, porque es la derecha rancia de toda la vida, es decir no son como Marine Le Pen, que son críticos con la globalización, que son republicanos en el sentido de reclamación de esos derechos de las mayorías… Estos son monárquicos, son favorables a la Unión Europea neoliberal, vienen de vivir del Estado… Entonces es una mezcla poco atractiva, porque son ultraliberales en lo económico —con todo lo que implica de cercanía de la corrupción, de las privatizaciones, de los pelotazos, de ese capitalismo global— y al mismo tiempo son conservadores en cuestiones reaccionarias religiosas —respecto de las mujeres, por ejemplo—, una idea de la nación española muy antigua, muy rancia… Claro, hoy todo el mundo está haciendo bromas: Vox se va a la Reconquista y ahora Suárez Illana se va a los neandertales… O sea que hay un regusto hacia un pasado poco identificable. El ciclo de impugnación neoliberal está abierto, eso significa que el enfado que desencadenó el 15M está abierto; la parlamentarización de estos últimos años de Podemos ha dejado ahí un espacio no representado —que es el que ha alimentado el discurso de Vox por órdenes directas de Steve Bannon, es decir que las cosas que hacen ellos es evidente que no se les ocurren a ellos, porque son brutos: tú les escuchas hablar y no tienen inteligencia sino para representar algo—, pero ese espacio se acaba cuando Podemos entra en la campaña electoral. El candidato de Podemos es Pablo Iglesias, y pese a una excelente tarea hecha por las compañeras, especialmente por Irene Montero, en estos meses, no dejaba de ser visto por el grueso de la ciudadanía como una ausencia, que no debe leerse en términos masculinos y femeninos sino que es que el candidato era Pablo Iglesias —si la candidata hubiera sido Irene Montero, desde el primer momento la lógica habría sido otra—, pero sí había como una espera del candidato que había ganado las primarias. Ha sido regresar Pablo Iglesias y toda la organización se ha tensionado y vuelve a estar en la agenda, por tanto ese espacio de impugnación difícilmente lo va a cubrir Vox.

El haberle dejado el espacio de lo políticamente incorrectoa la ultraderecha también…

Claro.

¿Qué relación puede tener eso con el crecimiento de la ultraderecha en España?

Esa es una cosa que viene arrastrando la izquierda desde los años setenta. Cuando en la crisis del 73 el modelo keynesiano implosiona y suben los precios y sube el desempleo y hay que inventar una nueva palabra que es “estanflación”, la izquierda entra en una fase de repliegue, mientras que la derecha es agresiva. Recordemos que es Margaret Thatcher la que va a decir “los revolucionarios somos nosotros”, frente a “los conservadores soviéticos” que querían mantener la Unión Soviética. Entonces, era muy evidente que la pasión era leída como irracional y por tanto un campo de experimentación de la derecha, porque siempre se vinculaba con los fascismos, con la lucha contra el parlamentarismo, con el Blut und Boden alemán —la sangre y el suelo alemán—, el irracionalismo contrario al Estado de derecho. Es la tensión en La montaña mágica de Thomas Mann entre el irracionalismo, que te lleva a la guerra, y el racionalismo, que te lleva al Estado de derecho. La izquierda durante demasiado tiempo solamente se ha apasionado en el fútbol, y en España tuvimos un aviso con Torrente. Torrente siempre me pareció peligroso, porque pese a que la intención de Santiago Segura era hacer un personaje estrafalario, al final hace un personaje reivindicado por esa derecha que ahora vuelve a votar a Vox.

De monarquía y república habláis más ahora que hace cinco años. ¿Por qué? ¿Tiene que ver con el discurso que Felipe VI pronunció el 3 de…?

Estábamos esperando un rey que cumpliese con su papel de árbitro y moderador y nos encontramos con un ‘hooligan’

Claro. Eso tiene que ver con el 3 de octubre, cuando estábamos esperando un rey que cumpliese con su papel de árbitro y moderador y nos encontramos con un hooligan que le daba un balón de oxígeno al partido más corrupto de la historia de España—que era el PP—, y eso a cualquier demócrata tiene que enfadarle. Yo recuerdo haber escrito que el discurso del rey era muy probable que hiciera las funciones del del 23F para su padre: pese a que el golpe del 23F se fraguó en el entorno de la propia Casa Real, el relato sobre el 23F legitimó a un rey ilegítimo. Yo estaba convencido de que unas palabras de aliento al pueblo catalán, de reconocimiento de la brutalidad policial y de reconocimiento de los derechos de la nación catalana en España iban a implicar que teníamos monarquía para otros treinta años, pero para sorpresa de todos nos vimos con un rey hooligan, más de derechas todavía que su padre y con un comportamiento que a una buena parte de los españoles nos pareció deleznable. Y por tanto ese cuidado que se mantenía de repente se quiebra porque lo quebró él primero.

A otra parte de los españoles no sólo no les pareció deleznable sino que… ¿Crees que por ejemplo la irrupción de Vox tiene algo que ver con aquel discurso? ¿Qué papel desempeña Felipe VI en el régimen del 78 a partir de ese discurso?

Bueno, hemos visto que miembros de la Familia Real van a mítines de Vox y van a convocatorias de Casado, por tanto queda claro quelos Borbones son una fuerza política vinculada a la derecha y a la extrema derecha. Ellos verán lo que hacen.

¿Lo dices porque eso puede acabar perjudicándolos seriamente, como ha pasado otras veces?

Me llena de bochorno que vaya Felipe VI, al que le llaman El Preparao, al Congreso de la Lengua a Buenos Aires y diga “José Luis Borges” en vez de Jorge Luis Borges

Claro, estamos en 2019, y por tanto ya es difícil asumir una Jefatura del Estado hereditaria, como para que encima esa Jefatura del Estado no cumpla con las funciones de moderación y de arbitrio que se le entregan. Yo puedo asumir que se equivoque un jefe de Estado que hemos elegido en una república, pero me llena de bochorno que vaya Felipe VI, al que le llaman El Preparao, al Congreso de la Lengua a Buenos Aires y diga “José Luis Borges” en vez de Jorge Luis Borges, porque dices “encima no está ni siquiera tan preparao”… y al final vamos a tener que pedir perdón además por lo brutos que somos.

Antes me sorprendió que pienses que, tras el 28A, el plan A de las élites es un Gobierno PP/Cs/Vox y el plan B un Gobierno PSOE/Cs. Yo siempre he pensado que sería al revés…

Yo también lo pensaba. Yo también lo pensaba, porque me parece más inteligente, pero nuestra élites económicas no destacan por su inteligencia y están encantadas con Vox. Y el mismo estupor muestro yo. Siempre me pareció más inteligente lograr las mismas políticas con el maquillaje que les presenta el PSOE, pero…

¿Puede ser porque ya no confían como confiaban en el PSOE?

Esa condición poco predecible de Pedro Sánchez hace que el poder económico confíe más en mandados como Abascal

Claro. Bueno, sí confían en el PSOE; no confían en Pedro Sánchez, porque Pedro Sánchez puede ser el más radical liberal del PSOE o lo contrario, entonces esa condición poco predecible de Pedro Sánchez hace que el poder económico confíe más en mandados como Abascal, que no va a protestar de nada y que es claramente predecible.

En 2016 la presión sobre Unidos Podemos para que alcanzarais un pacto de Gobierno con PSOE y Cs o para obtener vuestra abstención en el pacto PSOE/Cs fue grande…

Nuestra abstención sin programa y sin…

Para obtener vuestra abstención hubo presión incluso desde dentro de Podemos. El propio Íñigo Errejón fue partidario de esa abstención…

Nosotros no podíamos haber nacido para que el primer acto político fuera dar el gobierno a un PSOE que realmente no se había renovado y a un Ciudadanos que nos parecía una fuerza política de derecha

Sí. Fíjate: lo quería pero no lo defendió, lo defendió a posteriori, lo cual también demuestra cierta cobardía. Él lo defendió en discusiones internas… En discusiones internas, nunca fuera, porque es un modus operandi suyo. Gente de su entorno, de su círculo más íntimo, sí que lo expresó, porque él siempre ha buscado nadar y guardar la ropa. En la votación interna de la unión con IU él sí que hizo declaraciones de que votaba a favor, pese a que existía el relato de los medios de que él estaba en contra. Él sí que en ese caso concreto defendió públicamente la unión con IU; en el otro caso creo recordar que no, que él públicamente no lo apoyó. Pero sí es verdad que a posteriori él se dejó querer por ese discurso de que Iglesias era el radical que había estado en contra del acuerdo con Sánchez y Ciudadanos y que había defendido el acuerdo con IU, mientras que Errejón era el que quería romper con IU —un relato que solamente les gustaba a los militantes del PSOE y a los votantes históricos del PSOE— y que, en nombre de la moderación y con dotes de hombre de Estado, había apoyado el Gobierno de Sánchez con Rivera, lo cual es ridículo, porque hoy ya hemos visto que Rivera está en la derecha, cuando no en la extrema derecha en algunas cosas, y nosotros no podíamos haber nacido para que el primer acto político fuera dar el gobierno a un PSOE que realmente no se había renovado y a un Ciudadanos que nos parecía una fuerza política de derecha. Preguntamos a las bases y el 80% de las bases dijeron que no. Y, bueno, aguantamos el empujón, pero sí es verdad que a partir de ahí los medios empezaron a mimar a Errejón, y hay algo que a mí me dolió, y es que él siempre se dejó querer, incluso cuando nos golpeaban a otros compañeros suyos de Podemos.

En cualquier caso hubo mucha presión para que lo apoyarais, y si se produce un nuevo pacto de PSOE con Ciudadanos, esa presión puede ser mucho mayor, porque entonces se os acusó de que siguiera gobernando Rajoy, pero ahora se os acusaría de que gobierne la ultraderecha. Curiosamente, Cs lo mismo sirve para pediros que lo apoyéis que para…

Claro...

Y esa presión, si se produce, va a ser grande.

Hoy sabemos que en estos cinco años todos hemos sufrido ataques falsos que los medios de comunicación firmaban como “según fuentes de la Seguridad del Estado”

Pero también tenemos más información. Hoy sabemos que una parte importante de aquella presión fue corrupta, dirigida por el PP, que montó una policía política y que con el apoyo de algunos medios corruptos hicieron actos ilícitos, incluso como robar un móvil de una asistente de Iglesias para intentar denigrarle e impedir la formación de gobierno. Hoy sabemos que en estos cinco años todos hemos sufrido ataques falsos que los medios de comunicación firmaban como “según fuentes de la Seguridad del Estado”. Yo mismo tuve que comerme varias portadas de El Mundo donde “según fuentes de la Seguridad del Estado” me habían ingresado millones en cuentas de Venezuela, de Irán y de no sé cuántos sitios más, y siempre el periódico decía “según fuentes de la Seguridad del Estado”. Hoy sabemos que todo eso es mentira, y por tanto estamos más armados intelectualmente para resistir todas esas mentiras. En cualquier caso, Podemos preguntaría a las bases y serían las bases las que tomarían la decisión de si se apoya un Gobierno en esas condiciones o no.

“La extrema derecha siempre es económica”
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