jueves. 28.03.2024

Arturo Duperier nació en el año 1896 en Ávila, y puede considerarse el discípulo del “padre de la física moderna española’, Blas Cabrera. Primero, estudió la carrera de Química y, poco tiempo después, lo completó con la de Física. Exiliado por la Guerra Civil, expulsado de su cátedra y con un difícil regreso a España, Duperier fue un importante científico español que hoy recordamos.

Para Francisco A. González Redondo, profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad Complutense de Madrid, el tema es saber cuántos españoles merecen pasar a la historia de la ciencia “y dedicarnos a historiarlos”. Por ejemplo, también estudió a Torres Quevedo “porque merecía ser estudiado, porque es el número uno, junto con Cajal, de la Ciencia española”, pero ahora le toca recuperar a Duperier para la historia. Este año, Francisco le dedica parte de su tiempo para que este “mártir y mito” no quede solo un recuerdo lejano en la memoria, e inicia este proyecto con una visión de futuro para conmemorar el sesenta aniversario de la muerte de Duperier. Por su parte, la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid ya ha inaugurado una exposición para recordar a Duperier, su trabajo y su “buena persona”.

Francisco, ¿Cómo describirías a Arturo Duperier?

Personalmente era una buena persona. Tenía un corazón débil fisiológicamente, problema por lo que morirá prematuramente más tarde. Pero, como corazón metafórico, era la bondad en persona, incapaz de hacer el mal y con ánimo de resolver problemas para la humanidad. Luego, en su parte profesional, se benefició de una España en regeneración y con ese optimismo de los españoles en las primeras décadas del siglo XX, donde salíamos de años de decadencia con investigaciones y estudios, partiendo al encuentro de Europa, convenciendo a los europeos de que en España se podía hacer y se hacía ciencia. Por otro lado, Duperier no era de los más jóvenes de esas generaciones que salían al encuentro de Europa y por tanto, le costaría más que a otros compañeros encontrarse cómodo en la Universidad como catedrático, ya que la mayor parte de las plazas estaban ocupadas ya por compañeros que nacieron antes, en 1878, 1883 … y Duperier nació en 1896, por lo que llegaba más tarde.

Exactamente para conocer más a Duperier, ¿Qué estudio realmente?

Duperier cursó primero la carrera de química, y la completó, haciendo un curso y medio más, con el grado de física, por lo que técnicamente era licenciado en química y en física. Con esa base, realizó la tesis bajo la dirección de Blas Cabrera (quien sería considerado el padre de la física moderna española) en un tema frontera entre los dos campos: la magneto-química, es decir, el comportamiento magnético de las distintas sustancias. En suma, terminó su formación con dos licenciaturas y un doctorado al comenzar los años 20 del siglo pasado.

Duperier se benefició de esa España en regeneración que salía de siglos de decadencia mediante el fomento de la investigación y el acercamiento a Europa

Cuentas en el artículo publicado en The Conversation, que Duperier se exilió en Inglaterra debido a la Guerra Civil Española, ¿Qué consecuencias tuvo esto cuando volvió a España?

Duperier estaba comprometido con la República. Al desatarse la contienda permaneció fiel a ella y, como pacifista que era, firmó varios manifiestos denunciado la barbarie de la guerra. En noviembre de 1936, Arturo Duperier se trasladó a la Casa de la Cultura en Valencia, con otros intelectuales de primera fila, protegidos por el Quinto Regimiento. Cabe destacar que en esa Casa también estarían Machado, Alberti, mucha gente importante. Desde allí intentaría continuar con sus investigaciones mientras seguía colaborando con el Gobierno de la República.

1923 EinsteinMadrid

Pero a principios del año 38, cansado de la guerra, consiguió el permiso para irse y se desvinculó de la República. Más bien podría afirmarse que se situó en lo que se conoce como la “Tercera España”, junto con Ortega y Gasset, Américo Castro, Blas Cabrera, Gregorio Marañón… Y ¿qué pasa cuando termina la guerra? Pues que su equidistancia le dejaba en una situación complicada. Aunque no se integró en las instituciones republicanas en el exilio, el Ministro de Educación Nacional del Gobierno de Franco le expulsó de la cátedra (que sería ocupada inmediatamente por otro físico), mientras el Tribunal de Responsabilidades Políticas de la Nueva España le condenaba por su actuación antes y durante la Guerra. En suma, para retornar del exilio tenía que resolver los dos problemas: recuperación de la Cátedra y sobreseimiento de las responsabilidades políticas.

Duperier volvió a España en 1951 para recuperarse de un infarto que tuvo en Londres, pero se ubicó en Mallorca para no tener que pisar la Península. Unos meses después, con la autorización del Gobierno, sí volvería a Madrid invitado por el CSIC a dar un ciclo de conferencias. A finales de 1952 iría de nuevo para intentar recuperar su cátedra y regularizar su situación definitivamente, lo que no se conseguiría hasta 1953, cuando el ministro de Educación Joaquín Ruiz Jiménez, y el rector de la Universidad Central, Pedro Laín Entralgo hicieron gestiones para que el propio Franco diese el visto bueno para su vuelta. Pero al volver definitivamente del exilio no podría recuperar su cátedra de Geofísica, que ya estaba ocupada por otro colega desde hacía años. Se tendría que conformar con una cátedra “genérica” de Física, dando clases en primer curso y algunos seminarios de radiación cósmica en el Doctorado.

EL EXILIO: LAS PÉRDIDAS DE LA CIENCIA Y FÍSICA ESPAÑOLA

Para Francisco A. González Redondo, España perdió muchos conocimientos y personajes científicos debido a todas las Guerras Civiles “porque no solo hubo una en España”, y el caso de Duperier, es uno de otros tantos.

En relación con la historia de Duperier que tuvo que exiliarse por la Guerra Civil, ¿crees que en España se ha perdido mucha cultura?

Nuestra Historia está llena de guerras entre españolas. La de 1936 al 39 fue la última que hemos vivido, pero todo el siglo XIX estuvo lleno de guerras civiles. Cada conflicto suponía la salida de España hacia el exilio de una parte apreciable de nuestros científicos, nos alejaba más de la Ciencia y acrecentaba nuestra decadecadencia. Cuando nos estábamos acercando a Europa en los años treinta, tanto en ciencia como en humanidades, de repente, nos dedicamos a matarnos otra vez.

Cuando nos estábamos acercando a Europa en los años treinta, tanto en ciencia como en humanidades, de repente, nos dedicamos a matarnos otra vez

Eso es lo que explicaba antes, había tres Españas, la de Franco, la republicana, y la que no quería estar con ninguna de las Españas en Guerra. Terminado el conflicto, la Nueva España condenaría al exilio, tanto interior como en el exterior, a los científicos republicanos e indiferentes. En suma, se perdió casi la mitad de primeras figuras de la ciencia más relevante, lo que constituyó un desastre para el país del que costó décadas recuperarse después.

Toda la historia de Duperier que nos cuenta Francisco A. González Redondo, aparece ya esbozada en el libro Arturo Duperier: mártir y mito de la ciencia española, escrito por Francisco González de Posada y Luis Brú en 1996. Ahora, la Facultad de Educación de la UCM abre su exposición para adentrarnos en la vida de este científico exiliado por la Guerra Civil.

Cartel de la exposición de Arturo Duperier en la UCM

Francisco A. González Redondo recuerda la historia de Duperier, un “mártir” que pasó a...
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