viernes. 19.04.2024

La Asociación AMICA es uno de los grandes activos de Torrelavega. Creada hace 33 años, tiene premios internacionales por ser un laboratorio de ideas y un banco de pruebas que supo, en los años 90, entender el cambio que había que dar en la atención a las personas con discapacidad.

Desde entonces, ayuda a más de 1.500 personas cada año y da trabajo a casi 500 personas mediante sus empresas de lavandería, confección, medio ambiente y servicios de intermediación laboral.

AMICA se ha convertido en la líder en Cantabria en servicio de alquiler de ropa, dentro de su sección de confección. Además, busca empleo a miles de personas en empresas con las que tiene un convenio de colaboración.

Tomás Castillo es el director-gerente de la asociación, quien ha analizado en una entrevista en exclusiva para eldiariotorrelavega.es el papel de AMICA, entre otras cosas.

 

¿Qué es AMICA?

AMICA es una asociación que pusimos en marcha hace 33 años con las familias, profesionales y personas con discapacidad, que tiene como misión descubrir las capacidades que tiene cada persona. Dar la vuelta a lo que tradicionalmente se ha hecho, atender a personas con discapacidad viendo que todos somos personas, tenemos capacidades; que todos somos diferentes. No es que sean personas diferentes a nosotros, sino que todos vamos a conocer la discapacidad en algún momento de nuestra vida y vamos a querer que nos vean como una persona con capacidades, que es lo que somos. AMICA, lo que se ha propuesto, es ser un laboratorio de ideas y un banco de pruebas donde ensayar nuevas formas de trabajo con esta realidad. Trabajamos en toda Cantabria, aunque tenemos una proyección fuera de la región importante. En Cantabria tenemos una treintena de centros de actividad.

Lo que se ha propuesto AMICA es ser un laboratorio de ideas y un banco de pruebas donde ensayar nuevas formas de trabajo

Inicialmente, la asociación fue declarada Bien de Interés Público y ha tenido un gran reconocimiento a nivel nacional. ¿Fue AMICA pionera en la forma de trabajar con discapacitados?

Sí, precisamente es uno de los grandes objetivos que tenemos, que podamos avanzar en cómo podemos abordar el fenómeno de la discapacidad en términos positivos, de capacidades y de participación en la comunidad que les rodea y en que no seamos tratados como personas diferentes. En AMICA tenemos un reconocimiento muy importante en el año 90 de la Unión Europea porque pusimos en marcha un modelo, del que ahora hay centenares, pero que entonces fue el primero. Un modelo que era el Centro de atención de día, el cual llamó muchísimo la atención por cómo habíamos entendido que las personas con discapacidades más importantes no tenían que acabar internas en diversos centros, sino que podían y debían vivir con sus familias. Para ello, debíamos crear algún modelo de centro que sirviese para apoyar a la familia, pero que también fuera un centro de aprendizaje que promoviese la autonomía personal. Algo que hemos trabajado siempre como una clave para hacer más digna a la persona.

Tenemos que acabar con la idea de que las personas tenemos que acudir a centros diferentes

Más de 30 años de trabajo de la asociación, y durante este tiempo la sociedad y las personas que acuden a AMICA han cambiado mucho. ¿La forma de trabajar de AMICA ha cambiado o ha evolucionado?

Sí, seguimos hablando del proyecto AMICA de hace 30 años. Esto es un proyecto inacabado y, actualmente, AMICA se encuentra en una enorme transformación, la cual es necesaria. Tenemos que acabar con la idea de que las personas tenemos que acudir a centros diferentes, lo que hay que conseguir es que existan apoyos para que las personas vivan en comunidad. Hay que romper el esquema de que las personas vienen a centros por el esquema de que nosotros, los centros, salimos donde las personas. El resultado de que las personas puedan desenvolverse como las demás es fruto de que trabajamos con las personas y con el entorno que les rodea. En definitiva, las personas tienen que estar y vivir en el entorno, no en sitios especiales como hacíamos en el siglo XX.

Parece que en estos 30 años la percepción de la sociedad del discapacitado ha cambiado. Pero aún así, ¿la sociedad ha dado los pasos suficientes?

Tenemos un recorrido enorme. Hemos dedicado tanto tiempo a pensar que el problema lo tiene la persona, que nos habíamos olvidado de que todos somos personas. Nos habíamos fijado en lo que no pueden hacer la personas y en su discapacidad, y no nos fijábamos en que la persona es mucho más que lo que no puede hacer. La sociedad del siglo XX veía al cojo, al ciego y al discapacitado mental, pero no a Juan, a María y a Pepe. Y luego, el gran olvido que habíamos tenido es que el entorno tiene mucho que ver para que la discapacidad se manifieste de una forma más o menos aguda.

Hay que trabajar muchísimo en el entorno para eliminar las barreras físicas -2017 es el año que se había marcado como objetivo para eliminar dichas barreras- y para modificar el entorno psicológico, esas barreras que no se ven y que establecemos las personas viendo más al disminuido que a la persona, y tratándole con unos ciertos aires de compasión, no de igual. Para el discapacitado, muchas veces resulta dramático ver cómo la sociedad le da la espalda.

El sufrimiento viene por la comparación con cualquier otra persona, la costumbre que tenemos por hacer comparaciones es muy cruel

Centrándonos en el día a día, ¿cuál es la evolución de una persona cuando entra en contacto con AMICA?

Yo admiro la capacidad que tiene el ser humano de conformarse con lo que la vida le aporta en cada momento. Es muy diferente vivir con una discapacidad con la que has nacido, porque tú no conoces otra cosa, que con una discapacidad que viene de repente por cualquier motivo. Ahora el sufrimiento viene por la comparación con cualquier otra persona, la costumbre que tenemos por hacer comparaciones es muy cruel. Tenemos que ir a la individualidad de cada persona, a la singularidad, a la pluralidad de que todas las personas somos diferentes y compararnos es un error dramático. Entender esto es clave para entender la discapacidad, porque el concepto de normalidad que ha habido tradicionalmente es algo que lastra y ha hecho un daño terrible. La división del siglo XX de que unas personas nacíamos normales y otras no, ha hecho un daño terrible.

¿Qué hace AMICA entonces? Acoger a todas las personas. Nosotros acogemos a personas con todo tipo de discapacidades y capacidades, y de diferentes edades. El papel de AMICA es prestar los apoyos que se puedan necesitar en cualquier etapa de la vida.

La acogida en la primera infancia, aquí el trabajo se centra en que las familias entiendan esto, que no han tenido un niño problema ni una desgracia. La aceptación del niño resulta fundamental, y no intentar que evolucione más rápido de lo que la naturaleza le permite. Hay que quererles como son, pero no de forma especial. Hay que vivir con naturalidad, y resulta que a esto nadie nos había enseñado. AMICA intenta enseñar y apoyar a la familia en dicha aceptación, y resulta que la terapia con otras familias que pasan por la misma situación o ya la han pasado es muy efectiva.

A medida que los padres lo viven con naturalidad, el niño tiene muchas oportunidades de crecer como los demás niños porque no hay tristeza a su alrededor, porque se le estimula, se juega y se le lleva a sitios donde van los demás niños. Todo esto empuja al niño a crecer con sus dificultades pero como crecen los demás. A veces, nos preguntamos hasta dónde llega su discapacidad y hasta dónde es lo que hemos añadido. El sobreproteger a esa persona, meterla siempre en casa, estar siempre con sus padres y no tener amigos, empobrece mucho el desarrollo como persona y hace que la persona sea más dependiente. Lo que a veces buscan las familias de que estén en un sitio donde les entiendan, es decir rodeado de gente con discapacidad, es un error porque creamos un mundo burbuja con el que empobrecemos la vida de la persona. Tenemos que buscar el mestizaje y la mezcla para crecer con ese contacto y estimularnos los unos a los otros.

También conocemos a muchas personas, jóvenes y adultos, que nos demandan una formación para el empleo, y aquí nosotros intervenimos para formar a las personas, para que tengan una capacitación laboral y un trabajo.

Quizás uno de los mayores problemas de la sociedad es el dar empleo a los discapacitados, el que el empresario de turno quite el miedo…

Sí, ha sido siempre uno de nuestros grandes retos. Nosotros debemos ser empleadores, emprendedores para demostrar a la sociedad con ejemplos que el empleo de personas con discapacidad o enfermedad mental es posible. Son personas que pueden trabajar y que pueden hacerlo con más gente, no hay que tener ningún miedo, son personas como las demás y pueden aportar a la sociedad.

Nosotros hemos conseguido crear más de 2.000 oportunidades de empleo, de las que 430 están permanentemente en AMICA y el resto en empresas.

Crear oportunidades de empleo nosotros para promocionar que las personas trabajen en otros lugares nos ha parecido fundamental desde el primer momento.

Contratar personas con discapacidad puede ser una gran ventaja

¿Cada vez es más fácil abrir las puertas de las empresas a los discapacitados?

Sí, cada vez es más fácil. Yo creo que hemos abierto las puertas de muchas empresas, que nos llaman cuando están buscando un trabajador. Algunos empresarios nos dicen que prefieren a gente con discapacidad porque cumplen muy bien, son muy respetuosos y están muy preparados, y además si tienen alguna dificultad la asociación la resuelve. En definitiva, estamos tratando de crear un clima de confianza con las empresas de la región y de hacer ver que no son personas con discapacidad, sino con capacidad de hacer bien su trabajo. Es fundamental que el empleador se dé cuenta de que contratar personas con discapacidad puede ser una gran ventaja.

¿Cuáles son los ‘pasitos’ que la sociedad tiene que dar para ayudar al discapacitado a ser más independiente?

Tenemos que entender que va con nosotros. La discapacidad es universal y todos vamos a conocerla, no hablamos de unas personas y de un problema ajeno a nosotros. Lo que ahora hagamos con esas personas es un camino que andamos para el futuro. Si somos capaces de eliminar las barreras arquitectónicas que existen, estamos ayudando al discapacitado pero también nos servirá para cuando seamos mayores y no seamos 100% autónomos. Lo que hacemos nosotros es pedir a la ciudadanía que debemos transformar, no solamente para los que tienen una discapacidad, sino para todos.

La sociedad debe entender que no hay que tratarles de una forma especial porque son personas como nosotros. Es decir, no debemos ser más amables con ellos ni tratarles como si fueran niños, sino un trato acorde a su edad porque es lo normal.

Luego, también es importante que seamos capaces de ponernos en lugar del otro y ser conscientes de todo lo que debemos adaptar, por ejemplo, los baños de las casas y muchos establecimientos. Y esto ocurre porque no solemos pensar en los demás.

“Hemos dedicado tanto tiempo a pensar que el problema lo tiene la persona, que habíamos...
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