viernes. 29.03.2024

Mujercitas

Las admiramos, las queremos, las necesitamos, nos enorgullecemos, pero del barco que se hunde rescataríamos primero a Terelu que a Ana Patricia Botín.

Claro, todas elegiríamos siempre a Jocelyn Bell Burnell, a Virgina Woolf, a María Zambrano, a Simone de Beauvoir o a Phumzile Mlambo-Ngcuka. Como elegiríamos vivir en una casita de ventanas abiertas y cortinas de tul que bailotearan al son de la suave brisa que llega del mar en nuestra isla tropical. O invitaríamos a Betty Friedan o a Meryl Streep a tomar una humeante infusión de hierbas recogidas por nosotras en una solitaria cabaña de madera calentita en las montañas de Utah. Pero vivimos en un 4º sin ascensor en un piso de 60 metros cuadrados, trabajamos de 7 a 3 y hay meses que, con suerte, ahorramos 70 euros.

Sabemos quiénes son las buenas, reconocemos la inteligencia y a las que tienen esa clase y elegancia que poco tiene que ver con el dinero. Las admiramos, las queremos, las necesitamos, nos enorgullecemos, pero del barco que se hunde rescataríamos primero a Terelu que a Ana Patricia Botín. No por envidia o rencor, no. Es por esa inmensidad que se está creando entre las mujeres que sí y las mujeres que no tanto. Y nosotras siempre hemos sido del bando perdedor. Terelu y Ana Patricia son herederas, nada que ver con nosotras, pero preferimos a la que come churros con la boca abierta que a la mujer brillante que dirige un banco pero que nunca llorará en público porque se ve fea y gorda.

Puede que no leamos columnas escritas por mujeres para abrirnos los ojos, pero aquí estamos. Tan incompletas pero luchando

Nos gusta Lydia Lozano. Nos gustan sus aros de metal dorado que te dejan el lóbulo de la oreja manchado, nos gustan los chales que se pone para taparse los brazos colganderos. A nosotras también nos han hecho unas mechas horrorosas muchas veces y somos las primeras en hacer el imbécil por seguir manteniendo un puesto de trabajo de mierda. Por dinero baila el perro, cómo no entender el chuminero.

Nos vale el feminismo de Ylenia y votaríamos antes a Belén Esteban que a Hillary Clinton, échense a llorar.

Son las mujeres de Bershka las que llevan una semana en huelga y a las que ofrecen 10 euros más para que se callen, también las elegimos a ellas. Mujeres exageradas en su maquillaje y en su ropa, que escuchan a Beret y a Maluma y ven cada edición de ‘Gran Hermano’ sin remilgos al llegar a casa por la noche. Y elegimos a la tronista de 19 años de la que se descojonan los cuarentones universitarios en vez de a la hija de El Cordobés que ha conocido a Froilán en The College for International Studies.

Tal vez no pudimos con el libro de Caitlin Moran, nunca encontramos el momento de ponernos a ver alguna de las 15 películas más feministas de la historia y puede que no leamos columnas escritas por mujeres para abrirnos los ojos, pero aquí estamos. Tan incompletas pero luchando, casi sin saber que lo hacemos mejor.

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