viernes. 29.03.2024

"Niego la mayor"

No fue un acierto sostener que los sueldos de los 120 profesionales que trabajan en el IH no conllevan gasto para el erario público, pues según el consejero se abonan con cargo a los ingresos obtenidos por la adjudicación de contratos y proyectos en el libre mercado.

Se quejaba el portavoz de Podemos, de no entender la enrevesada respuesta del consejero de Industria a una pregunta sencilla: la intención del Gobierno de privatizar el Instituto de Hidráulica. Razón no le falta.

“Niego la mayor”, espetó el consejero nada más subir a la tribuna. Es lo único que quedó claro en una intervención en la que, lejos de despejar las dudas planteadas por Podemos, desgranó un galimatías de ambigüedades, imprecisiones técnicas y medias verdades que no convencieron a nadie.

No le salió bien la jugada al consejero, aunque es justo reconocer que no era tarea fácil dar satisfacción a las aspiraciones de estabilidad laboral de los trabajadores del IH y conservar, a la par, el apoyo de Podemos, imprescindible para el gobierno en minoría PRC-PSOE.

Podemos sabe que para estabilizar las plantillas hay que dar entrada al capital privado y, no pasa por las viejas políticas de “privatizar, fragmentar, o lo que sea” que pretenda hacer el Gobierno. Así lo dijo, sin vacilaciones, su Portavoz.

No es de extrañar su rechazo al discurso del Consejero, ceñido al milímetro a la vieja escuela.

Estuvo feo su intento inicial de eludir la respuesta aferrándose a la dicción literal de la pregunta de Podemos, que versaba sobre la privatización del Instituto de Hidráulica Ambiental (IH Cantabria) y no sobre la Fundación Hidráulica Ambiental, de quien depende.

Ponerse de perfil, mantener que el IH es un laboratorio que como tal carece de personalidad jurídica y que por lo tanto, no es público ni privado y por ende no se puede privatizar, es un posicionamiento difícil digerir: todas las instalaciones en las que el IH desarrolla la investigación se han financiado con fondos públicos aportados por el Gobierno regional, el Ministerio de Economía y Competitividad y por la Unión Europea.

No fue un acierto sostener que los sueldos de los 120 profesionales que trabajan en el IH no conllevan gasto para el erario público, pues según el consejero se abonan con cargo a los ingresos obtenidos por la adjudicación de contratos y proyectos en el libre mercado.

Y más desafortunado fue, si cabe, indicar que estos trabajadores, molestos por la falta de estabilización de las plantillas, podrían llegar a abandonar el Instituto y constituir su propia empresa.

Nadie cuestiona que el talento de  estos profesionales ha propiciado la adjudicación de contratos y proyectos, tanto en el sector público como en el privado. Pero tampoco debería cuestionarse, que tiene mayor peso su integración en un laboratorio tecnológicamente avanzado. Formar parte de un Instituto a la vanguardia en el ciclo integral del agua, que ocupa el 6º lugar del mundo en el ranking “Top Ocean Engineering Institutions”, no es cosa que pueda despreciarse en la valoración de las ofertas. Pertenecer a un laboratorio que forma parte de la elite internacional es una ventaja competitiva evidente.

Ese privilegiado posicionamiento obedece al Gran Tanque de Ingeniería Marítima, que no se financió con proyectos de investigación adjudicados en Omán, Tailandia, Vietnam o Costa Rica, sino con aportes de dinero público al 50% entre la Comunidad de Cantabria y el Ministerio de Economía y Competitividad.

Crear y mantener unas instalaciones como las que ocupa el Instituto de Hidráulica no está al alcance de un puñado de trabajadores, ni tampoco de 120, aunque decidieran abandonarlo todos ellos.

Bien sabe el consejero, funcionario del IH, que los recursos obtenidos por éste no alcanzan para garantizar el mantenimiento de su labor investigadora. Precisamente  por ello, el Gobierno acaba de inyectarle 12.755.265 euros de fondos públicos: 3.950.000 euros el 31 de Diciembre a través de SODERCAN y el resto, mediante consignaciones plurianuales en los propios Presupuestos Generales de la Comunidad. Una liquidez que cubrirá sus necesidades de financiación hasta el año 2025.

Es comprensible la impotencia reflejada en la cara del Consejero, al preguntarse, una y otra vez, si tendrá que decir a los trabajadores del IH, “su casa”, que no hay solución. Su inquietud es lógica, no en vano declaró en la prensa “habrá que hacer lo que haya que hacer para que el IH no vea limitada sus capacidades de empleo y conocimiento por el hecho de pertenecer a la función pública”  – Noticias Universidad de Cantabria, 1 de Septiembre 2015 –.

Pero que no haya una solución inmediata que permita  al IH crecer bajo el paraguas de lo público,  no justifica sus declaraciones. Este mismo problema, derivado de la Ley de Estabilidad Presupuestaria, es común  a otros organismos, también públicos, como la Universidad, el Instituto de Biomedicina, CANTUR, SODERCAN, SICAN... y nadie se cuestiona su privatización.

"Niego la mayor"
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