sábado. 20.04.2024

Qué no nos compliquen la vida

Los responsables políticos nos complican la vida, nos crean problemas que ellos se inventan, tensionan nuestra sociedad, nos quieren señalar "o con los míos o en contra", y encima quieren que seamos nosotros los que pasemos angustia y miedo ante un futuro que se dibuja incierto y oscuro.

Estábamos regresando de vacaciones, volviendo a la rutina cuando nos encontramos de frente otra vez con "el procés", otra vez las tertulias televisivas, las portadas de los periódicos, las declaraciones de unos y otros que aburrían de tanto repetir los mismos planteamientos, pero este miércoles en el Parlament saltaron todas las alarmas, no sería porque no estuviera telegrafiado, pero es como aquello que a pesar de saberlo parece que nunca va a suceder.

Los responsables políticos nos complican la vida, nos crean problemas que ellos se inventan, tensionan nuestra sociedad, nos quieren señalar"o con los míos o en contra", y encima quieren que seamos nosotros los que pasemos angustia y miedo ante un futuro que se dibuja incierto y oscuro. La realidad es que en una sociedad donde la convivencia era casi modélica se ha estado permanentemente buscando el enfrentamiento, mirando la parte negativa poniendo la lupa en lo nocivo, en las diferencias, que si el idioma español estaba perseguido, la enseñanza con su adoctrinamiento, incluso las propias normas emanadas de sus instituciones han sido puestas en cuestión, como el Estatut aprobado, votado y con la promesa del Presidente del Gobierno de España de que sería respetado.

Estábamos regresando de vacaciones, volviendo a la rutina cuando nos encontramos de frente otra vez con "el proces"

Quizás alguna culpa viene del pasado, en la historia todos podemos encontrar agravios, el salir de una dictadura, a pesar de los años, todavía en los símbolos y algunas instituciones las reminiscencias de la misma han dejado demasiada huella, sobre todo de este presente, de la  crisis social que a tantos nos ha tocado sufrir, de la corrupción en el poder donde sus responsables debieran sentir "vergüenza democrática" y obrar en consecuencia. Todo ello ha contribuido al caldo de cultivo del victimismo, con el "España nos roba" algo que es fácil de vender y conseguir adeptos para la causa. A todos nos gusta oír que somos los mejores, los más guapos, lo que más trabajamos y por su puesto nuestro pueblo, comunidad y equipo los más grandes, y la culpa de nuestros males las tienen otros, los que están fuera de las fronteras que nos hemos marcado.

Estos motivos, y muchos más, han servido para que el número de personas que no se sienten a gusto en el Estado haya aumentado en Cataluña casi 20 puntos en menos de una década, personas que tienen un fuerte sentimiento de nación y consideran que maltratan a su lengua, su cultura y sobre todo su economía. En tiempos de crisis tener un enemigo externo siempre es una tentación para quien gobierna, con estos mimbres y muchos más, las fuerzas que sienten Cataluña como un Estado han tejido todo un entramado del cual hoy en día ni el propio Gobierno de España sabe como salir, o al menos no nos lo han contado a los ciudadanos.

Ahora bien, que sea comprensible el hartazgo, que se reconozcan errores e incluso la necesidad de cambios profundos para que los ciudadanos puedan decidir, no le da derecho a nadie a cargarse unilateralmente la legalidad vigente. Ser mayoría absoluta en el Parlament aunque se tenga menos del 50% de los votos en la últimas elecciones es legítimo, lo marca la ley electoral, la incongruencia es cargarse un Estatut, que para su reforma se necesitan 2/3 de la cámara. Cuando no se está dispuesto a respetar ni las sentencias del Tribunal Constitucional, ¿por qué se va a respetar el Estatut?. La sociedad catalana es algo mucho más compleja como para dejar una parte sustancial de la misma sin los derechos que tienen actualmente, tensionarla separando artificialmente a los ciudadanos, señalarlos por su condición ideológica, la historia nos ha enseñado que es el mayor de los errores. Lo racional es no imponer un programa de ruptura sin una inequívoca mayoría social. Construir un nuevo Estado sobre columnas tan frágiles pone en riesgo a todos los que están en el edificio, y realmente lo que hemos visto estos días da para pensar. El nacimiento de un nuevo Estado necesita algo más que la voluntad de una parte de su sociedad, agravios y supuestos intereses económicos.

Parece necesario desde todos los puntos de vista poner un mínimo de racionalidad, y dar una salida con garantías a esta situación, cuando cerca del 80% de una Comunidad quiere poder votar si sigue dentro del marco jurídico actual o crean un nuevo Estado, no basta con buenas palabras, habrá que dar cauces para que no se hagan locuras jurídico-políticas, que lo único que llevan es inseguridad e intranquilidad a los ciudadanos. Es cierto que se han tenido muchos años para realizar esto, que los errores han sido de libro, que se han puesto al frente los "hooligans", forofos de nuevo cuño, por una y otra parte a dirigir el proceso, a ello han contribuido la caída y ruptura de CIU presionada por ERC y esa sociedad civil encabezada por la Asamblea Nacional Catalana. El éxito de las Diadas, una demostración tan importante de fuerza con personas tomando las calles y pidiendo la independencia, es para respetar y reflexionar. Las manifestaciones por los recortes sociales pusieron al Govern de Artur Más ante una realidad muy dura, donde prefirieron coger la pancarta que hacer gestión, esto no ha sido ayer, ya ha pasado un tiempo, sin embargo desde el Gobierno de España se ha querido poner a las fuerzas que los representan ante las normas que no les dan salida alguna,  el resultado lo acabamos de ver, ¡simplemente lamentable!.

por el camino tanto el Govern como otras instituciones catalanas han ido perdiendo a las personas más moderadas

Es cierto que por el camino tanto el Govern como otras instituciones catalanas han ido perdiendo a las personas más moderadas, que se han visto desbordadas por el fervor de aquellos que quieren asaltar la independencia en dos días, lo cual no sólo es imposible, sino que puede traer consecuencias negativas para todos, esto puede ser lo que están esperando desde la parte contraria, que queden en evidencia, que ante situaciones de descontrol e improvisación los ciudadanos se lo piensen dos veces antes de nuevas aventuras, un aviso a navegantes. Siempre está la otra cara de la moneda, donde se espera una demostración de fuerza del Estado, la aplicación del ya famoso artículo 155 CE ,"Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, ... podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general" , con la retirada de competencias a la CCAA de Cataluña, o la posible detención de personajes carismáticos, nuevos mártires para la causa, con lo cual se puedan sumar a esa parte los que están dudando, sobre todo en el ámbito "Catalunya Sí Que Es Pot" para desequilibrar la balanza hacia su lado. Pocas palabras han sonado con mayor cordura que la del portavoz de esta fuerza Joan Coscubiela, "Estoy dispuesto a partirme la cara para que ustedes voten sobre la independencia de Cataluña, pero no si pisan los derechos ..."

Desde el marco internacional se puede ver con interés este fenómeno que sucede en nuestro país, en un mundo globalizado, donde las multinacionales armonizan las grandes ciudades, los Estados crean organizaciones supranacionales, el terrorismo no conoce fronteras, y aquí seguimos buscando diferencias, en lugar de legislar para dar cauces apropiados a los sentimientos de los ciudadanos. Que la CUP, en este mundo de despropósitos sean quienes más claro lo tienen, y tengan la llave de lo que está pasando puede servir para reflexionar. Con todos nuestros defectos, que vaya si los tenemos, vivimos en una sociedad que se rige por normas democráticas validadas por la Unión Europea, y al amparo de sus tribunales, no nos iría nada mal la ayuda de este organismo, para salir de ese túnel donde nuestros responsables políticos nos han metido.En un sociedad donde bastante tenemos con nuestros problemas de todos los días no nos merecemos que nos compliquen más la vida.

Qué no nos compliquen la vida
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