miércoles. 24.04.2024

Pagar y apagar la luz

Resulta mucho más fácil interpretar las profecías de Nostradamus e incluso descifrar a la portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, que entender la factura eléctrica.

Lo del recibo de la luz ya no es de recibo. Se empieza a odiar más al megawatio hora (MWh de esta línea en adelante) que a Quim Torra. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, duda si redenominarse de Transacción Ecológica. El megadepartamento de Ribera (como el vino, no como Albert) está encargado de abaratar el megawatio. Misión imposible.

Los 75 euros por MWh del pasado 5 de septiembre han desplazado en impopularidad a los 77 del barril de petróleo. Resulta mucho más fácil interpretar las profecías de Nostradamus e incluso descifrar a la portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, que entender la factura eléctrica.

La inmensa mayoría de los españoles paga la luz bimestralmente en función del Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC de esta línea en adelante). El PVPC, no confundir con el PVC de las ventanas, es una suerte de mercado al por mayor en el que influyen el viento, las lluvias y otros pormenores que, si van a mayores, encarecen el recibo hasta hacerlo mal recibido.

Se empieza a odiar más al megawatio hora que a Quim Torra

La falta de viento de consideración reduce drásticamente la producción eólica de los aerogeneradores. Malos vientos para la factura. Únase a ello que las compañías han de recurrir a las centrales de gas y carbón para satisfacer la demanda del consumidor. Tanto el gas como el carbón están en precios máximos. Al  mineral se le aplican impuestos por emisión de dióxido de carbono (CO2 de esta línea en adelante) y al gas le afecta mucho la subida del petróleo. Conclusión: pierde gas la posibilidad de abaratar la factura de la luz. Los Reyes del recibo nos traerán más carbón.

En el siglo de las siglas, importan mucho el MWh, el PVPC y el CO2. Aunque lleguemos a entender la repercusión de las tres siglas, siempre que no nos lo explique Celáa, claro, el recibo cotizará tan al alza como un bonito en lonja en pleno septiembre.

Como no pueden prescindir del carbón ni del gas, las eléctricas quitan hierro a la subida. Aseguran que el 60 por ciento de los consumidores domésticos tienen tarifa fija más barata en el mercado variable. Y dejan a oscuras las quejas del ciudadano. Apaga y vámonos.

El último que pague la luz, por favor.

Pagar y apagar la luz
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