sábado. 20.04.2024

Resiliencia, uno de los temas que pretendió acaparar atención en la Cumbre del Clima

Dicha Propuesta  vendría a ser como si nos animaran a que una parte importante de nuestros básicos e imprescindibles ahorros para la supervivencia los confiáramos a futuristas financieros poco acreditados.

Ha supuesto una especie de “esperanza encubierta” la noticia puesta sobre la mesa el pasado día 2, por NACIONES UNIDAS – CAMBIO CLIMÁTICO, referente a fomentar “Talleres Resilientes” cara al árido horizonte actual del Planeta.

Un plazo empírico más allá de 2030, demasiado extenso; demasiado quebradizo; demasiado endeble, destinado a contrastar experiencias, sobre quiénes, cuándo y cómo se conocerían y concretarían inversiones, para aunarse al resto de intentos que hacen cola en COP-25, que suponen entelequias.

El plazo más allá del año 2030, próximo las generaciones de nuestros hijos y nietos, es una estimación muy frágil en cuanto a resultados supuestamente verosímiles

En opinión del Autor, dicha Propuesta  vendría a ser como si nos animaran a que una parte importante de nuestros básicos e imprescindibles ahorros para la supervivencia los confiáramos a futuristas financieros poco acreditados, auspiciados por el “establishment” del petróleo en una nueva aventura ideada por las paternidades  del cambio climático y combustibles fósiles, para que mediante inversiones que no deberían corresponderles a los perjudicados, sino más bien a los supuestos causantes, vayamos proporcionando infraestructuras defensivas contra los desastres naturales previstos, y de los cuales venimos resultando testigos.

El plazo más allá del año 2030, próximo las generaciones de nuestros hijos y nietos, es una estimación muy frágil en cuanto a resultados supuestamente verosímiles, tomando en cuenta el ritmo y alcance actual de dichos desastres naturales, y las medidas adoptadas para paliarlos. Viene a ser como aquél: “largo me lo fiais”.

La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-25) incluyó entre sus objetivos en Madrid señalar los impactos devastadores que el cambio climático está causando en el mundo, en un vocabulario tan real como los hechos acaecidos. No hubiera hecho falta ante la contundencia de los hechos.

No resultan válidas las palabras “largo plazo” ante el cúmulo de tanto cambio climático conocido

Un poco desenfocada pues, esta iniciativa basada en el evento inaugural que tuvo lugar en abril de 2019, auspiciada por la ONU, durante LA SEMANA DE LA ADAPTACIÓN MUNDIAL EN COREA, que reunió a cientos de líderes de pensamiento durante cinco días de previsión y reflexión colectiva sobre cómo maximizar la resiliencia a largo plazo ante dicho cambio climático.

Insistimos, no resultan válidas las palabras “largo plazo” ante el cúmulo de tanto cambio climático conocido.

Pero sí puede existir para España, y de paso ¿por qué no como ejemplo?, acciones basadas en conocimientos experimentados y que sirvan para demostrar a través de las mismas qué éxitos iniciales y sencillos son viables, como por ejemplo la limpieza de nuestros propios Mares y Océanos y regeneración de nuestras costas, vertidos, mantenimiento encauzamientos, etc.

Salvemos el Planeta, ¡Claro!, pero comencemos por lo sencillo, y adelantemos ejemplos.

Se trataría de un primer paso que ayudara a creer qué estas acciones son posibles, y cuyos resultados tendrían un corto plazo de cinco años basado en el propio respeto a nuestras Aguas. Repito, un esfuerzo limitado, pero contrastable y palpable, y asumiendo que el sistema del tripartito actual de responsabilidades medio ambientales no ha funcionado.

¿Y si de paso nos libramos de ser por cuarto año consecutivo el Estado Miembro más sancionado en la UE en materias medioambientales?

La idea inicial cara a la Cumbre Mundial de Madrid, trataba de presentar un “Resilience Lab” destinado a experimentaciones técnicas o científicas que pudieran hacer frente a los deshielos de los casquetes polares; aumento de los niveles de los océanos; tormentas; huracanes; sequías, etc. que afectan a millones de personas en cada continente y en definitiva, capacitar a distintos grupos ante futuros tiempos adversos.

Por su parte, la ministra de Transición Ecológica declaró que el objetivo principal de este Panel es pensar en una ciudad más verde, sostenible y habitable. En él se abordará la coordinación entre los distintos niveles de gobierno, y sus estrategias e iniciativas en el desarrollo del marco de la mitigación y adaptación al cambio climático, a fin de lograr objetivos sobre resiliencias. Aromas de proyectos, perdidos en la densa niebla del “establishment del petróleo”.

Han continuado alzándose voces favorables, como la de la alcaldesa de Tenerife, dignas de encomio sus propuestas, de las que este enviado especial fue testigo pero hambrientas de inversiones como tantas otras contempladas en COP-25, pero como muchas, no sobrepasarán por ahora los buenos deseos de su promotora junto a los positivos resultados temporales y parciales de reducción de un 20% de emisiones de dióxido de carbono, cuyos responsables, siempre contarán con el apoyo de este Autor en sus logros.

Mientras tanto, y hasta qué el Sr. Trump, junto a su corte habitual de infractores, no decida lo contrario, si al final toma las de “Villadiego” en el Convenio de París, preparémonos, porque sí comenzaría la auténtica Resiliencia para nosotros.

Resiliencia, uno de los temas que pretendió acaparar atención en la Cumbre del Clima
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