jueves. 28.03.2024

El nuevo tiempo

La “2ª Transición” parece claro que empezó con las protestas quincemayistas o de los indignados.

Las elecciones del pasado 20 de diciembre han creado un nuevo “tablero” una nueva sociedad, en resumidas cuentas un nuevo tiempo. Pero un nuevo tiempo que no se ha formado. Quiero decir igual que la Transición comenzó bien el 25 de abril de 1974 o el 20 de noviembre de 1975 –depende de los historiadores- y terminó el 23 de febrero de 1981 o con la mayoría de Felipe González –depende también de los historiadores- la “2ª Transición” parece claro que empezó con las protestas quincemayistas o de los indignados. Pero evidentemente el fin aún no se ha establecido. Todavía quedan muchas cosas por cambiar.

Por lo que se ha abierto un tiempo nuevo, un nuevo escenario, pero que es cambiante, es decir, que aún no es firme el suelo por el que moverse.

Ante este panorama cambiante, los resultados del 20D han sido una parte histórica más de la llamada “2ª Transición”. Unos resultados que abren un tiempo de pactos y diálogo, precisamente todo lo que no hemos tenido hasta ahora. Unos pactos y un diálogo que se antojan muy difíciles, debido a que a nivel estatal rara vez se han dado desde la Transición. No tengo muy claro que ahora mismo se llegue a un acuerdo de gobierno, y quizás veo más cerca unas nuevas elecciones que la formación de un nuevo gobierno.

Y es que esos pactos de gobierno deben incluir reformas históricas. Unas reformas que deben empezar por la ley electoral, continuar por la ley hipotecaria para seguir con la iniciación de un periodo constitucional. Es decir, hemos abierto un tiempo nuevo para cambiar las cosas, y por ello es época de dialogo y de hablar. “Pido la paz y la palabra” decía el poeta Blas de Otero, y en esas líneas que pedía el poeta debemos movernos. Cambiar mucho, pero dialogando y teniendo en cuenta a la ciudadanía.

No debemos romper la ilusión de tanta gente, de tantos jóvenes. Hacía muchos años, seguramente desde 1982, que la ciudadanía, sobre todo los jóvenes no tenían tanta ilusión y tantas ganas de participar y de votar. Por ello debemos aprovechar la oportunidad que se nos brinda para mantener esa ilusión viva con todos los cambios que están por venir. España va a cambiar, pero debe cambiar para que la gente continúe ilusionada y con ganas de participar.

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