miércoles. 24.04.2024

Dales caña, Cayetana...

Cayetana es de las que no da un paso atrás ni para tomar impulso, ni para esquivar un golpe, ella es de las que pide jugárselas todas, como aquello de Belauste "¡a mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!..."

Parece que incluso los más beligerantes, los más agresivos se agotan, o se cansan de ellos. En algún partido empiezan a ser incluso incómodos no sólo para el adversario, sino incluso para los suyos. Quizás el mayor ejemplo de esa lengua bífida, de ese verbo desatado, de usar la palabra como daga contra el rival, es Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos, la señora marquesa de la Casa Fuerte, periodista de artículos demoledores, historiadora de su verdad con doble nacionalidad.

Llegó incluso a culpar a sus propios compañeros del País Vasco, acusándolos de contemporizar, de ser tibios con el nacionalismo

Cargar las tintas sobre Cayetana puede ser injusto, ella es un instrumento del partido, el ariete en el Parlamento, pero a veces tan acostumbrada a su labor de abrir heridas verbales, se le va un poco la pinza. Llegó incluso a culpar a sus propios compañeros del País Vasco, arremetiendo con dureza contra ellos, acusándolos de contemporizar, de ser tibios con el nacionalismo. Olvidando lo sufrido por esos representantes que han visto como morían tantos compañeros, y como ellos tenían que ir con escolta y mirar debajo de su coche cada vez que lo usaban. A veces la realidad te da unas bofetadas innecesarias, como  la respuesta que le brindó Borja Sémper, hoy ya retirado de la política puede que por actitudes como la de la portavoz de su partido. Borja le decía con dolor que "mientras unas caminaban sobre moquetas, otros nos jugábamos la vida defendiendo la Constitución"

La última actuación estelar de la portavoz del Partido Popular que está ahora mismo en el candelero, ha sido llamar al vicepresidente II, Pablo Iglesias "hijo de terrorista". Estos días el padre del vicepresidente presentaba una demanda en defensa de su derecho al honor, que cree ha sido vulnerado por Cayetana Álvarez de Toledo, solicitando una indemnización de 18.000 euros por daños morales.

Cayetana es de las que no da un paso atrás ni para tomar impulso, ni para esquivar un golpe, ella es de las que pide jugárselas todas, como aquello de Belauste "¡a mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!..." Así reiteró que va a llevar al Tribunal Constitucional la decisión de la presidenta del Congreso, de retirar sus palabras del Diario de Sesiones, que pediría a todos los diputados que votaran a favor del suplicatorio. "Estoy dispuesta a ir a cualquier instancia a defender el derecho a la verdad", a ella la van a amedrentar la demanda de un descamisado del FRAP, que diría Guerra.

No es Pablo Iglesias alguien que ponga la otra mejilla, más bien es de los que da cera y pule cera, pero a veces cuando la respuesta es tan desmesurada gana protagonismo propio y tapa lo importante. La propia estrategia de control de su partido que intentaba acorralar a un Ministro de Interior que tenía un grave problema de credibilidad, y al que sus propias palabras habían metido en "un lío de padre muy señor mío", del cual quien más ayudó a salir fueron, sin duda, las palabras de la portavoz del Partido Popular, ironías de la vida.

Los hooligans en la política han existido desde tiempo inmemorial, eso del reparto de papeles, de líder conciliador hombre de estado estadista, y su número dos, que hace el trabajo sucio, que reparte a diestra y siniestra. Tenemos ejemplos desde la Grecia clásica, en el Senado romano..., pero aquí la pareja que entre nosotros marcó la época de la transición, sin duda ese dúo fue el de Felipe González y Alfonso Guerra, aquello de "dales caña Alfonso". Hoy por cierto, los dos caídos en desgracia en su propio partido. Les salieron dos buenos imitadores con José María Aznar y Álvarez Cascos, más recientemente Mariano Rajoy y Rafael Hernando. Puede que Pablo Casado y Cayetana Álvarez de Toledo hayan querido seguir la tradición, de las dos caras y un sólo partido.

La pregunta es si esta forma de hacer política, tirándose a la yugular del adversario es necesaria

La pregunta es si esta forma de hacer política, tirándose a la yugular del adversario es necesaria, si aporta algo o distorsiona la realidad haciendo una caricatura de la misma, donde parece que lo único importante es erosionar al contrario. Mirando a otros parlamentos vemos que esto funciona, que si gusta ver un combate de boxeo, para ver quién derriba a golpes al contrincante, cómo no va a gustar al personal un combate dialéctico donde dejar en la lona al adversario político, y donde muchas veces la inquina de algunos proyecta esos golpes dialécticos al mentón, y si se puede al corazón. 

Puede que sea rentable, no lo sé, pero desde luego no es deseable, hay quien las da con voz muy suave y pausada para que parezcan parte de una obra de teatro, en este arte actualmente la patente la tiene Gabriel Rufián, el portavoz de ERC. Es cierto que lo puedes ver un día de moderado y conciliador, e instantes después se le hincha la vena y por su boca pueden salir sapos y culebras, aunque como suele pasar a la mayoría con los años van templando el nervio. Ahora los hay que usan el arte del tuit para llegar a más personal, y en 140 caracteres hacen trajes a medida, Echenique y Rufián son maestros, pero existe una extrema derecha, que sobrepasa todos los límites imaginables y meterse en ese mundo da miedo.

Esa realidad paralela que se vive en la redes, con una violencia verbal sin precedentes es preocupante, sobre todo el clima de tensión que aporta, por la degradación de las personas, por la mentira, el bulo como arma afilada que traspasa al rival. Al cojo no hace falta llamarle cojo, lo sabe mucho mejor que nosotros, porque buscar la ofensa, el daño como desahogo de limitaciones propias no parece que nos lleve a una sociedad más avanzada.

Ver cómo en lugar de investigar si la primera autoridad del país ha metido la mano en el cajón de todos, qué medias tomar para no naufragar ante la crisis que nos anuncian, o saber simplemente cuántos y sobre todo las causas de los fallecimientos por Covid 19 queda tapado por tanto ruido que no nos interesa es descorazonador.

Si en el seno del Congreso de los Diputados es donde vemos este tipo de comportamientos, donde parece que el más agresivo, el más duro, es quien gana el debate, digo el combate, sin preocuparse de lo importante, de dar soluciones a los graves problemas que tenemos, poco aportan y mucho distraen... eso de "dales caña Cayetana,..." ¡cuánto daño nos ha hecho!
 

Dales caña, Cayetana...
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