miércoles. 24.04.2024

Una Europa sin alambradas

Aunque parezca mentira, hubo un tiempo donde mirábamos a Europa con toda la envidia del mundo. De allí venía todo lo positivo, el mundo soñado por muchos,  la libertad, la democracia, el progreso, la cultura, y la prosperidad. Posiblemente el vivir tantos años en una dictadura nos hizo ver el paraíso al otro lado de los Pirineos.  El tiempo fue pasando y quien no recuerda nuestra entrada en la CEE, sólo nos faltaba declarar ese día como fiesta nacional. Más tarde vinieron poco a poco los debates, las reuniones interminables y la crisis de la Europa llamada de los mercaderes, donde todo tenía una influencia económica, se empezaba a vestir a Europa con el traje de huraña y elitista; la de las dos velocidades, la insolidaria de Margaret Thatcher, donde bajo su paraguas se tapaban muchos, como hoy lo hacen con el de Angela Merkel. 

Como no recordar los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos: Fondo Europeo de Desarrollo Regional, Fondo Social Europeo, Fondo de Cohesión .... que sirvieron para cambiar a España, como dijo algún político "no la reconocería ni la madre que la parió" . Tantas infraestructuras: autopistas, AVE, aeropuertos... que algunos pensaron que era el nuevo "maná", apareciendo el germen de la corrupción que tanto daño nos ha hecho. Vinieron los tratados: Maastricht 1992, sin duda el más importante para la construcción de una Europa unida desde el Tratado de Roma, instaurando la Unión y la Ciudadanía europea... Luego Amsterdam 1997, Niza 2001, y finalmente Lisboa 2009 con su ya famoso artículo 50.1 "Todo Estado miembro podrá decidir, de conformidad con sus normas constitucionales, retirarse de la Unión". Mecanismo para abandonar la Unión, que aunque parecía imposible en aquel momento, se tuvo la prudencia de establecer. Se crea la llamada "iniciativa popular" con un millón de firmas. A pesar de todos los problemas Europa seguía caminando. 

Los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos sirvieron para cambiar España pero algunos pensaron que era el nuevo "maná", apareciendo el germen de la corrupción que tanto daño nos ha hecho

Aprovechando estos mecanismos de participación hace casi 10 años un grupo de ciudadanos en Cantabria que había visto como todas las instituciones culpables y condenadas por las sentencias de derribo miraban para otra parte, con el fin de no asumir sus responsabilidades, y las víctimas de esta situación eran olvidadas e invisibles. Este pequeño grupo descubrió, casi por casualidad, que en las instituciones europeas escuchan a los ciudadanos, que no todo era burocracia como nos lo habían vendido, y allí en la Comisión de Peticiones de la Unión Europea expusieron la injusticia que se estaba cometiendo. El presidente de esta Comisión manifestó "Los ciudadanos no tienen que pagar los errores o ilícitos que han cometido las Administraciones Públicas. Estamos con Uds.". Los más de cien afectados después de 3.000 Km en autobús, de exponer la indefensión y obtener  la compresión e incluso el afecto que no habíamos recibido en nuestro país, veníamos de regreso tan contentos como si hubiéramos ganado la Champions, simplemente por haber encontrado un poco de comprensión, después de llamar a tantas puertas. Europa existía, nosotros nos sentíamos parte de la misma. 

Sin embargo el tratamiento de una crisis provocada por las grandes entidades financieras y pagada por los ciudadanos, a escote, siendo el eslabón más débil el que tenía que soportar el mayor esfuerzo, sufragando lo que otros se habían llevado, robado, o provocado. Ese sentimiento de injusticia por como se trataban, y en algunos casos hasta se humillaba, a los ciudadanos europeos, caso de Grecia, Portugal, España... con la exigencia de recortes y más recortes en temas sociales. A ello hay que añadir el tratamiento a los refugiados, donde hemos sentido rabia y vergüenza. Estos comportamientos han dejado un profunda herida en la conciencia colectiva. 

El tratamiento a los refugiados, la crisis provocado por las grandes entidades financieras y la exigencia de recortes han dejado un profunda herida en la conciencia colectiva

Ahora que por primera vez un país invoca el artículo 50 de Lisboa para irse de este club considerado tan selecto, que nunca se pensó que alguien pudiera abandonarlo por su propia voluntad, sentimos más cerca su fragilidad. Desde la humildad, habría que reflexionar sobre las nuevas situaciones sociales que están naciendo y sin alarmismos, pero con preocupación, mirar hacia "el nuevo huevo de serpiente y las semillas del diablo" que se han ido sembrado en el corazón de Europa donde resurgen movimientos xenófobos, neonazis..., corrientes con un importante déficit de valores éticos y democráticos. Desde Nuevo Amanecer, Alternativa para Alemania, El Frente Nacional Francés y Belga, La Liga Norte, Partido por la Libertad..., hasta ultras de todos los colores que crecen como margaritas en primavera. ¡Europa con tantas luces y sombras!.

Tienen que venir nuevos tiempos que hagan posible la recuperación de ese marco europeo de concordia y mejoras sociales. Se echan de menos líderes, que de verdad transmitan credibilidad en las instituciones.  El mayor elogio y ánimo para la Unión Europa fue la admiración que expresó Barack Obama, "La Unión Europea es uno de los logros más importantes de la historia de la Humanidad". "Una Europa fuerte, próspera y unida no es solamente positiva para los pueblos de Europa, lo es también para el mundo".

Por primera vez un país invoca el artículo 50 de Lisboa para irse de este club considerado tan selecto, que nunca se pensó que alguien pudiera abandonarlo por su propia voluntad

Este tipo de reflexiones nos tiene que  servir para frotarnos los otros ojos y mirar a ese espacio común, recordando que estamos en un lugar donde la historia ha escrito algunos de los mayores crímenes de la humanidad, y donde hace menos de 75 años la cifra de muertos durante la Segunda Guerra Mundial eran superiores a los 20 millones. En los 60 años que han pasado desde el Tratado de Roma hay mucha historia, pero sobretodo un progreso y estabilidad que nunca había conocido nuestro continente.

Es de justicia recordar esa parte tan positiva que nos ha dado el derecho europeo en cuanto a la protección de los ciudadanos, tanta legislación que nos ha homologado en muchas materias, cuantas veces los tribunales europeos han puesto luz a nuestros problemas, hipotecas, cláusulas suelo, desahucios, terceros de buena fe...   Es una pena que nos pase como aquellos que "cuando van por el bosque sólo ven leña para hacer fuego". Goodbye aquellos que voluntariamente han decidido marcharse, es su derecho. Sin embargo algunos nos identificamos con la idea sobre Europa de Jeremy Rifkin "El sueño europeo es un faro en un mundo convulso. Su luz nos señala una nueva era de inclusión, de diversidad, de calidad de vida, de solidaridad, de desarrollo sostenible, de derechos humanos universales, de derechos de la naturaleza y de paz en la Tierra. Los norteamericanos solíamos decir que vale la pena morir por el sueño americano. El nuevo sueño europeo es un sueño por el que vale la pena vivir".  Seguir caminando y trabajando por esa Europea con que algunos soñábamos como Havel "una Europa sin alambradas, ni altos muros; basada en el respeto del hombre y de sus derechos".

Una Europa sin alambradas